sábado, 17 de diciembre de 2011

El 2011 ya se va….



Y viene ese recuento inevitable y a veces hasta medio odioso de lo que ha sido mi 2011 hasta hoy. Si bien este ritual es un cliché, siento que igual sirve. Sirve en el sentido de recopilar las cosas que he aprendido y desechar aquello que me haya hecho daño para afrontar un 2012 un poquito más clara de mente, espíritu y corazón.

Vamos por parte.

El 2011 fue un año sumamente movido para mí, mucho más que el 2010. Gané y perdí creo que en la misma medida, porque he aprendido que, me guste o no me guste, la vida da, quita y da y así sucesivamente.
Gané un trabajo que me gustó mucho, donde la pasé tan bien, conocí gente realmente buena y me reí como nunca. No era el trabajo perfecto, porque aprendí que no hay pega perfecta, pero ahora sé por lo menos que existen por ahí cosas laborales que me pueden hacer feliz sin tener que volverme esclava.

Pasé eso sí meses posteriores difíciles de semi cesantía. Lo pasé mal. Lloré bastante. Pero de tener casi nada, casi de un día para otro, me encontré con tres trabajos distintos que hoy si bien me estresan a veces en cierta medida, me hacen bien feliz. Me gusta lo que hago y todo, por pequeño que parezca, lo hago con el mismo profesionalismo y cariño que si escribiera la nota más importante de mi vida. Gané experiencia en este terreno, me desilusioné de algunos mandamientos de este país (relacionados con lo importante que es ser rubia, flaca y tener un apellido anglosajón) pero también aprendí muchas lecciones. Gané sueños y ambiciones.

Entre medio perdí a algunas amistades, algunas más importantes que otras, por razones muy ajenas a enojos o peleas. Supongo que pasa por lo que siempre he pesando, y esto es que hay personas que están de paso en nuestras vidas, que nos vienen a enseñar y a apoyar en ciertos momentos de nuestras y vidas y listo… nada dura para siempre. Hay que aceptar esto y atesorar los lindos recuerdos. Hay que soltar… y quién sabe, quizás sea solo un stand by.

Sin embargo, gané amigos también, personas que quizás nunca pensé que estarían conmigo, lo estuvieron y en mis peores momentos. A ellos que me dieron la mano o que me devolvieron la mano…. Les debo toda la lealtad del mundo.
Me encontré este 2011 con gente también derechamente mala leche. Gente que pensé que sería más leal, pero que no lo fueron. Yo perdono, siempre perdono, pero ¡no olvido! Jajajaja, ya me volveré a encontrar con estas personas. Así es la vida.

Este año me uní un poquito más a mi hermana. Hablamos más aún desde la distancia. Nos vimos y todo estuve Ok. Quizás nunca podamos ser las hermanas más cercanas del mundo, pero es un paso. Un paso importante.

El 2011 fue un año de acercarme también más a Paris, hecho inesperado para mí. Hoy tengo un lazo mucho más fuerte con ella y me ha impactado su apoyo y fe en mí. Los milagros pasan y este es uno importante del 2011. Sin embargo, desenterré por las circunstancias rollos añejos pero nunca resueltos con Frank. Vamos a ver qué pasa el 2012 con eso.

Y en materias del corazón ¡uf! Jajaja fue un año de muchos altos y bajos. De muchos cambios, alegría inmensas, pero de llorar mucho también. Pero al final, la balanza se inclina más por lo bueno, por lo lindo que es el amor, aún con todas sus complejidades, por la bendición de sentir cosas tremendas por alguien.
Ha sido un año de mucha pasión, lujuria, fantasías. De encontrarme conmigo misma, de conocerme bien, de saber qué me gusta y no, de experimentar, vivir y por qué no decirlo, de gozar.

Las actividades amorosas se resumen así: gané un amigo con ventaja, luego lo perdí, gané un pololo y luego lo perdí, gané a un “veamos que pasa” y luego lo perdí y hoy…. Mmm ¿? No sé qué tengo, y espero saberlo el 2012 (para los mal pensados, no es que me crea Vale Roth, es con el mismo personaje en cada una de las facetas).

Igual….. reflexionando acerca de todo este embrollo, siento que estas “pérdidas” han sido ganancias a la larga. Ha sido todo un camino en cosas del corazón, aún hay cien mil cosas que no entiendo o aún no veo con claridad, pero tiempo al tiempo. No estoy apurada en resolver nada, esta vez quiero saber con claridad qué es lo que quiero, ir tanteando el terreno. Porque yo sé, tal como una vez leí en un sueño “en cosas del corazón, no hay nada escrito”. Y esta historia….. está lejos, pero lejos, de escribirse su último capítulo. Y no sé aún si asustarme o sentir un gran alivio jajajaa.

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