viernes, 11 de noviembre de 2011

Presión treinteañera


Cuando tenía veinte y siempre (no hace tanto, ojo jajajaja), pensé que quienes aseguraban estar en crisis por cumplir 30 años, exageraban. Lo mismo pensé cuando decían que había presión externa por tener ciertas facetas de la vida zanjadas y sacramentadas a las tres décadas.

Pero les digo, es la pura y santa verdad. A los 30 años el mundo (conformado principalmente por la familia) espera que tengas la súper pega (tirando ya para una jefatura), tengas una relación súper estable (da lo mismo si eres feliz en ella o no o si estás lateada como ostra) , que ganes dinero (ojalá mucho), que ya estés pensando en tener hijos (el reloj hace tic tac) y que tengas tu hogar propio.

Supongo que hay gente que les resulta así y llegan a los 30 con todo eso a cuestas. Pero están los de mi grupo, quienes hemos hechos las cosas un poquito diferente, a veces al revés, a veces a “destiempo”, según esta reglamentación mormona.

Y así mientras vemos al resto, zambullirse en relaciones súper formales y estables, embarazarse, embarcarse en mega proyectos profesionales., uno tiende a sentirse ajeno, como un marciano en un mundo extraño donde nadie habla el mismo idioma que uno, por lo que nadie entiende lo que dices o piensas.

Así me siento yo a veces. Como extranjera dentro de mi propio núcleo y siempre a prueba. Pasando distintos test de felicidad, porque nadie puede entender que si no tengo todo lo mencionado anteriormente puedo ser igual o más de feliz. Y no es que no lo quiera, yo sí quiero tener mucho dinero y una súper pega ajajaaja, pero a veces la vida pide a gritos atender otras materias antes de embarcarte en otras cosas. Y ojo, que creo que este es uno de los pocos fenómenos sociales que afectan tanto a las mujeres como a hombres.

Porque digámoslo. Cuando vemos a un hombre treintón que aún vive con los papás, que no pololea o no ha estado ni cerca de casarse o convivir con una mujer, altiro pensamos “o es gay, o está cagao de la cabeza”.

Bueno volviendo al tema central, una vez me pasó que fui a una entrevista de trabajo donde una señora loca me sermoneó de lo “atró” de que hoy las personas prefirieran tener mascotas en vez de hijos, suponiendo de antemano y sin preguntarme, de que si tenía un perro era por eso. Y luego, con una cara de nalga impresionante disfrazado de un (es que yo soy directa) me lanzó “bueno, es que si yo viviera SOLA (acento en el sola) también tendría una mascota”.

Ese “sola” tuvo una entonación de “abandonada”, “fracasada” y no de independiente. Me dio risa la vieja loca, pero igual me fui puteándola en mi mente camino a casa. Porque claro, imagínense la osadía de una mujer que vive “SOLA” , que no está casada ni está pariendo hijos como vaca y que en cambio es feliz con una mascota. ¡inaceptable! Ese es el Chile en que aún vivimos, por mucho que digamos que estamos más liberales, eso es sólo de la boca para afuera.

Yo, en cambio, hice las cosas al revés. Me casé joven, a los 24 años. Y viví la vida loca de los 25 a los 28 años, siendo que la mayoría lo hace en la universidad. Bueno, como mis papás eran tan estrictos esa parte de mi vida se retrasó un poco, y siento que aún mi reloj sigue funcionado más retrasado. Por eso, como me separé a los 27 (aún tramito mi puto divorcio, hay otros que seguramente estarán en las mismas a los 40 jajja yo ya a esa edad seguramente estaré casándome de nuevo jo jo jo.

Si bien he hecho las cosas a mi pinta, igual hoy, a mis 31 años, me cuesta abstraerme de lo que “debo” estar haciendo. Y genera angustia, era que no, porque no es como que todo dependiera absolutamente de mí. No puedo inventarme a un nuevo esposo, ni obligar a alguien que me dé el súper trabajo. Hay cosas en que también está metido el destino. Pero la gente no entiende eso. Sólo ven resultados.

A veces me pregunto qué habría sido de mi vida si no me hubiese separado. Estoy muy segura que sería todo mucho más cómodo. Con un hombre “proveedor”, con una pantalla de felicidad. Capaz que hasta hubiese terminado teniendo críos y tal vez no estaría buscando la súper pega ni los fajos de dinero. Ante el mundo mi vida sin duda habría sido un éxito, pura felicidad. “Bien casada”, cuidada, con un hombre al lado… nada podría pasarme. No tendría que estar pasando por ninguna angustia ni económica ni emocional, los 30 años habrían llegado como cualquier edad, puesto que ya habría cumplido con la expectativa chilena de los mandamientos.

Sin embargo, estoy segura, muy segura, que de haber sido así, hoy sería una mujer muy triste. Viviendo una mentira. Sería una gran actriz. Claro, nadie estaría cuestionándome, nadie excepto yo. Y creo que eso es peor que tener a 100 personas preguntándose qué te pasó en el camino.

Por lo mismo si estás leyendo esta entrada y tienes más de 30 años y te pasa lo mismo, desde acá te mando un gran abrazo cibernético y un recordatorio que no eres él o la única. Que hay más como tú!!! Jajajajaa. ¡Vivan los 30 en libertad! He dicho.

5 comentarios:

Real Fenix dijo...

gracias recojo esos saludos y feliz por estar en los 30 igual...podría estar mejor...creo que siempre...estemos donde estemos lo podremos estar pero ocmo dice la frase lo importante es el recorrido de como llegar ....esperando los 40tas ufff

Alos30 dijo...

jajajaja exacto! Saludos!

Alos30 dijo...

Tal cual dices Luna... ¡a la cresta! :)

Anónimo dijo...

buenísimo tu blog y como dices es bueno no sentirse "el único bicho raro" aunque no dejan de presionarme esos comentarios dela gente, sobretodo por no tener pareja :(

Alos30 dijo...

Hola gracias! sí, efectivamente es difícil abstraerse de tanta imbecilidad... no sé si eres hombre o mujer.. pero ya a los 30, si eres mujer y no tienes hijos..... empieza esta cosa de que poco menos, es mejor que te apures y te preñez... si tienes 30 y no tienes un trabajo estable... todo mal... y así, sucesivamente. Y si tienes 30 y estás sin pareja jaajaaj es como ¡apúrate! Te entiendo bien, pero... todo llega cuando tiene que llegar :)