miércoles, 29 de septiembre de 2010

El presente


Es como dice la canción de Julieta Venegas “El presente es lo único que tengo, el presente es lo que único que hay”. Supongo que he ido aprendiendo a vivir el hoy y a esquivar esas típicas angustias por cosas que aún no suceden y que quizás nunca sucederán.

Me gusta mi hoy, no es perfecto, tiene baches, obvio, pero me gusta mi vida, la disfruto en realidad incluso sus pequeños detalles.

Trato de evitar hacer tantos planes a futuro, e intento remitir a lo más cercano al hoy. Supongo que intento imponer el lema "cuando pase, ahí veo lo que hago".

Tampoco lloro por todo aquello que no tengo ni por lo que tal vez nunca tendré.

Me aburrí de estar anclada al pasado, por eso ya no lloro de rabia por cómo resultaron algunas cosas en mi vida, y me dejé de soñar con poder cambiar algunos pasajes. Como se diría en buen chileno “es lo que hay”.

Por lo mismo quise hacer un listado de todo lo que adoro de mi actual hoy.

Amo mi departamento, siento que es como yo: tiene defectos, no es para nada perfecto, pero tiene potencial y digamos que se puede mejorar en todo aspecto. Además, cuando entras a mi casa, todos los rincones gritan que es mi casa, los colores, la decoración...

Amo a mi hermoso Marley, leal, inteligente y tan generoso, todos los días me enseña algo. Llámenme exagerada o loca, pero siento un vínculo tan fuerte con ese canino.

Y creo que él también lo siente. El otro día J partió con él a un asado de una amigo suyo y me contó que estaba medio triste, como que se notaba me extrañaba y cuando llegó… nunca he visto perro tan feliz.

Me encanta mi actual trabajo como periodista freelance, me entretiene, me desafía, me obliga a ser creativa y lo mejor es que me deja tiempo para mí y para los que quiero. Supongo que mi antiguo trabajo asesinaba mi imaginación y por cierto, también me quitaba la opción de estar más tiempo con la gente que quería estar.

Ojalá esto no suene vanidoso o muy egocéntrico, pero me gusta como soy hoy, tanto en lo físico como en lo más mental. Antes tenía todo este rollo porque ya no tenía la misma talla que tenía cuando tenía 16 años, pero estuve viendo fotos y ¡menos mal! Cero curvas jajaja, me gusto más así.

Además, me siento en paz, algo que me permite ver con claridad muchas cosas que antes estaban en una nebulosa atroz.

Amo los amigos que hoy me rodean, son de verdad, de carne y hueso y sé que están, aun cuando no nos veamos o hablemos tan seguido.

Me gusta mi actual relación con Paris y Frank, siento que es más horizontal, guardando las proporciones, claro. Yo ya no soy la niñita que no sabía para donde iba la micro y ellos se dan cuenta también.

Hoy me gusta hasta Santiago, a pesar de todo su ruido, polución y gente al borde de un ataque de histeria. Porque a pesar de esto, hay tantas cosas por hacer y hay rincones llenos de cosas lindas y gente buena. Como muestra, la imagen que ilustra esta entrada, un arbolito que se encuentra a pasos de mi depto……

viernes, 24 de septiembre de 2010

Liz: Mi nueva anti heroína favorita


Confieso que soy media groupie del canal MTV, me veo casi todas su series y realities, pero la que me más me ha agarrado es un programa que se llama “My life as Liz”.

La temática es simple, se trata de una joven media nerd – o que por lo menos en el mundo de los teen lo es – que si bien vive en Texas, está en contra de la caza de animales, se niega a bailar rancheras y mantiene un odio parido con Corie, la típica mina rubia, tonta, pero popular de la escuela.

Lo interesante es que no sólo el odio es recíproco, sino que ambas alguna vez fueron amigas, ya que Liz antes de ser colorina fue una rucia, bien rucia.

En fin. A Liz le pasan una serie de cosas y está perdidamente enamorada de su amigo Bryson. Pero lo que me gusta de ella, es que ella mantiene sus banderas de lucha sin importar que eso la deje como una desadaptada o como un bicho raro.

A veces me pregunto por qué nunca a ningún guionista chileno de la tele se le ocurre hacer programas así de simples. O sea, cada vez que aparece un programa juvenil, las chicas protagonistas son todas ABC1, súper cool y la llevan, para colmos suelen tener un grupo musical ¿qué onda con eso de que los teen top tienen que cantar?

Ejemplos sobran: “BKN”, “Karkú”, “El blog de la Feña”, “Amango”, etcétera, etcétera. No sé, igual me han contado por ahí gente metida en esto de hacer guiones en la tele, que en realidad sí hay mentes creativas, el problema es que los capos de la tele no se arriesgan con propuestas muy distintas.

Me desvié del tema, la cosa es que Liz, la lleva.

jueves, 23 de septiembre de 2010

¡¡¡¡¡¡¡Hasta cuándo!!!!!!!!!!!!!!!


Iba a escribir hoy de otra cosa, pero el tema del rodeo lo tengo atravesado en la garganta hace varios días.

Ayer cuando vi la noticia de los huasos que “lacearon” a una joven que protestaba en pleno rodea en contra de este “deporte” o “tradición” bestial o como quieran llamarlo, me dieron ganas de salir gritando.

Claro, ellos se defienden diciendo que se vieron en la obligación de llegar a esos extremos, porque creyeron que era la mejor forma de sacar a la joven de la medialuna. Pero yo tengo otra teoría, una que vengo cultivando respecto a todas aquellas personas que agreden, abusan y matan animales sólo por el gusto de hacerlo.

Pienso que quien es capaz de hacer esto con un ser indefenso, como lo es un animal, fácilmente lo puede hacer con su propia especie. Estoy segura que a esos huasos no les dio ni nervio lacear a una mujer, tal cual lo hacen con los novillos.

Y más rabia me da aún cuando lamentablemente me toca escuchar en la tele a los que defienden esta “tradición” argumentando que si esos animales no estuvieran ahí para el rodeo, lo más probable es que terminarían en el matadero.

¿Debo entender que ellos están haciendo un acto de caridad al torturarlos? Porque, hey, yo he visto rodeos en vivo y en directo, y créanme que no les hacen precisamente cariño a los animales y estos no salen felices, sino que magullados, heridos y a veces hasta de manera mortal, el resto, probablemente igual llega molido al matadero.

Siento la misma rabia cuando escucho a los españoles defender con uñas y dientes sus famosas corridas de toros. Me parece vomitivo que gente vaya a mirar cómo un ser humano tortura y asesina un animal que no tiene ninguna chance de sobrevivir.

A la pelea de gallos también le denominaban “tradición”, gracias a Dios que por lo menos esa ya está prohibida, por lo que no pierdo las esperanzas que un día todos nos demos cuenta que los animales, desde el más pequeño hasta el más grande y feroz son seres vivientes, no son sillas ni muebles. Ellos sufren, pasan hambre, y fíjense que cuando se les pega una patada ¡les duele!!!!

Me da la misma impotencia con los circos que tienen a animales haciendo piruetas o bailecitos raros. Bien ya sabemos que los dueños de estos espectáculos sólo lucran con ellos, y algunos más despreciables, les pegan y no les dan de comer. Y nadie hace nada...

Sé que en otras partes del mundo hay harta conciencia de esto, pero en Chile, no mucha. Y voy a denunciar acá, algo que ya denuncié hace unos días. En pleno 18 fui a la Fonda Inés de Suárez, esa bien pitutiquita y por cierto, latera.

Estaba haciendo una fila para sacar un “tiquet” para comprar anticuchos, porque así se estila ahí, cuando de pronto, veo cómo un guardia de seguridad, de esos con chaqueta amarilla fosforescente comienza a corretear a un perro vagabundo para que se vaya del parque.

El perro enfurecido le muestró los dientes, obvio, y el sujeto, ante mi estupor y del resto de los que estaban ahí, va, sacó una especie de luma con electricidad y se lo colocó al perro que lanzó un grito desgarrador de dolor y salió arrancando.

Yo, le grité “¡oye, cómo se te ocurre hacer eso!”, y él me salió con que ese perro había mordido una niña, curiosamente el mismo sujeto hacía una hora antes me había dicho lo mismo de otro perro vago cuando J le dio un pedazo de pan “No le des porque mordió a una niña”, nos retó el sujeto.

Y ahí me quedé magullando improperios en contra del sujeto, con tanta impotencia, que lo denuncié a una persona que estaba ahí preguntando nuestra opinión sobre la fonda.

Pero pensé algo que mantengo para todos nuestros amigos animales. “Estoy segura que el perro va a volver a entrar porque es más inteligente que este tipo”. Horas más tarde vi al mismo can, moviendo la cola en el parque, sentí hasta alegría.

Cuando sé de casos como este o del rodea, me da vergüenza saber que soy de la especie humana. Y creo que no estoy sola en esto. De hecho la foto que coloqué para ilustrar esta entrada es de una usuaria furibunda llamada Viviana Torres que escribió a una página especializada en reclamos argumentando sobre la bestialidad del rodeo. Una imagen, vale más que mil palabras.

miércoles, 22 de septiembre de 2010

Como una virgen…


Pensé que eran casos aislados, pero con el tiempo he sabido de varias mujeres (chilenas) de entre 25 y 30 y algo que han decidido permanecer vírgenes hasta que el curita les dice “hasta que la muerte los separe”, es decir, hasta estar súper casadas.
Y ojo que sólo algunas lo hacen por una religión extrema, las otras lo hacen por un tema que ellas consideran valórico.

Confieso que si bien, respeto posturas como esas, me cuesta bastante entenderlas. Como le comentaba a mi amiga P, es tan ilógico, para mí como que yo un día anunciara que no voy a tomar agua hasta los 40 años por una decisión personal.

Hasta donde yo sé el sexo es algo tan natural y vital, como comer, beber agua, ir al baño. Si lo sacamos del espectro de las necesidades físicas, también es tan natural como amar y querer sentirse amado.

Creo que lo mismo pasa con el deseo sexual que nos acompaña durante toda la vida. Supongo que estas mujeres que han determinado guardar su “flor” hasta el día que lleguen al altar, seguramente deben hacer cosas increíbles para reprimir el deseo, porque de lo contrario no podrían permanecer vírgenes en todo el esplendor de la palabra.

Porque estas mujeres sólo toleran besitos y tomaditas de manos de sus parejas ¡nada más! Y vuelvo a pensar en detalles que quizás no dejan de ser importantes: más de alguna se podría llevar sorpresas desagradables en la noche de bodas, como que la pareja tiene algún mal olor, que es impotente, que es eyaculador precoz o que no existe química sexual

No puedo dejar de pensar en la parte física, porque no es mito, eso que cuando se dice que todos los músculos se atrofian si no son usados, estamos hablando de TODOS, incluso el vaginal. Y mientras más tiempo pasa… ¡auch!

Me pongo a pensar también en toda la presión y la idealización del sexo que tendrá esa mujer virgen al llegar a la noche de bodas, lo peor es que casi siempre “la primera vez” resulta ser un desastre.

Aún recuerdo la mía. Fue ya media viejita (21) ya que si bien no esperé a casarme, sí esperé que fuera con un hombre me gustara mucho. Éramos compañeros de la U y en ese entonces también amigos. Nunca me voy a olvidar la imagen de mí, subiendo unas escaleras de caracol muy angostas iluminadas por unas luces de neón roja.

Recuerdo habernos instalado en una pieza y si bien yo había sido la de la iniciativa, me sentía como chancho que va al matadero. En mi mente, aún de niña, me imaginaba el acto sexual como una cosa más romántica, pero estuvo lejos de eso. Cómo habrá sido que cuando terminó (me rehúso a decir terminamos), me dieron ganas de gritar ¡devuélvame la plata! Un fiasco y eso que me gustaba mucho el personaje y me sentía sumamente enamorada.

Y pienso. Si yo me hubiese casado con ese personaje nefasto de mi pasado, creo que hubiese enloquecido. A eso voy. Si no se trata de andar tirando como loca, pero mínimo tener una que otra experiencia antes de comprometerte de esa forma.

martes, 21 de septiembre de 2010

La vida como un 18 de septiembre eterno


Confirmado: el 18 es una de mis festividades favoritas, incluso creo que le gana a la Navidad. Pura alegría…. Decidí que voy a intentar vivir todos mis días como si fueran vísperas de 18 de septiembre, claro que quitándole tanto copete y comida!

A todo esto, en medio de fondas, cuecas empanadas, choripanes, asados, anticuchos y chicha, descubrí casi por casualidad el nuevo disco de Julieta Venegas: “Otra cosa”. Quedé para adentro, o sea, si mi vida tuviera que tener en estos momentos un soundtrack, sería ese disco.

Si bien ya tenía un álbum de Julieta (Sí) nunca me había detenido a escuchar bien las letras. Increíbles. Así es que eso es lo que ando cantando últimamente y ese es el ánimo también que ando trayendo.

Hay dos temas (Otra cosa y Revolución) que me parecen notables. Acá van los links para quienes no los conocen. Muy buenos!!

http://www.youtube.com/watch?v=OrZuGFneF8w

http://www.youtube.com/watch?v=klqRWP-73B0&feature=related

martes, 14 de septiembre de 2010

Pura chochera...



Nada más egocéntrico que tener un blog sobre experiencias personales, es publicar en él el trabajo. Bueno, como sea, el otro dia salió mi primera portada de la nueva revista en que escribo. La entrevista es a Viviana Nunes.. tan regia ella!

Acá va el link!
Tiquitiquití!

http://issuu.com/lascondvita/docs/201037?viewMode=magazine&mode=embed

lunes, 13 de septiembre de 2010

Las “minas” de las revistas femeninas


Existe este estereotipo – con bastante fundamento por cierto – que rodea a las “minas” que trabajan en revistas para mujeres, ustedes saben, esas que escriben extensos artículos sobre la dieta que sigue Jennifer Aniston o la mejor postura triple X para compartir en pareja, o sobre el último grito de la moda en bolsos o en zapatos.

Cualquiera que se pone a pensar en cómo sería una de estas “minas” seguramente se imaginaría a la doble de Anne Hathaway en “El diablo viste a la moda”, una chica ultra delgada, chic, muy preocupada de su aspecto ABC1, con un profundo y exquisito conocimiento de lo que se lleva en Europa y por supuesto, a dieta los 365 días del año.

Bueno, les cuento que sí, que curiosamente, este tipo de personajes femeninos abundan en las revistas de mujeres, y son las que irónicamente prefieren comer sólo un apio por días antes que verse más “rollizas”, mientras que escriben sendas columnas acerca de los nefasto que es la anorexia. Cosas de la vida.

Hablo con conocimiento de causa, ya que yo trabajé en una sección femenina. De hecho, el otro día morí de la risa, cuando J me contó que sin querer queriendo llegó hasta la sección femenina de una conocida revista pituca para pedir una fotografía.

Según me contó todas se alertaron ante la presencia de un hombre que no sólo era desconocido sino que además ¡qué horror! Estaba mal vestido ¡hello! Otra anécdota que no puedo dejar de compartir es que estas mismas “minas” son las únicas del casino que consumen sólo ensaladas y que de postre fuman hasta olvidar que mueren de hambre.

Bueno, no todas las que trabajamos en revistas o secciones femeninas somos iguales. Yo, por ejemplo, odio las dietas, de hecho, cuando me hablan de una, me da hambre. Si sé de moda o de diseñadores fue porque era parte de mi pega, pero antes de ser parte de este curioso “girlie world”, con suerte me sonaban los nombres de Vuitton y Dolce y Gabanna.

De hecho, jamás me voy a olvidar cuando una jefa me miró con horror porque al hacer una encuesta se dio cuenta que nadie sabía quién era Alexander Mcqueen (QEPD). Me preguntó a mí y respondí que era un diseñador. Ella respiró aliviada, pero debo confesar que sólo supe la respuesta correcta porque justo hacía un par de días había hecho una nota que hablaba que él era el creador de esos locos zapatos de Lady Gaga. Sólo por eso.

También me carga andar contando calorías, supongo que la vida pasa muy rápido para que yo ande contando cuánto como al día o peor aún, para que me sienta triste y mal por haberme comido un pedazo de chocolate.

En temas de belleza, puedo decir que me encanta embetunarme de crema con olores y que amo todo lo que tenga buenas fragancias como shampoos, jabones, perfumes, ya, pero eso es una cosa y otra muy distinta a que yo salga como loca a comprarme esa novedad que vi en la tele o en una de estas revistas.

Tampoco vivo pendiente de cuánta celulitis y estrías me aparecen por año, por día, por semana o minuto.

Ah y esto sí que es importante. Durante mucho tiempo, me tocó escribir artículos sobre sexualidad. Onda, la postura más hot, el tip, el dato, qué hacer para volverlo loco, qué hay que decir, bla bla bla. Esas son tonteras, y está bien leerlas mientras no lo tomes como verdades absolutas.

En fin, ahora que lo pienso, no sé cómo no me echaron a patadas con mi cabello rojizo – teñido en casa y no en una súper peluquería – crespo natural y sin alisado japonés, con mis zapatos de tienda china y en oferta, con mi ropa del gran y único Patronato y con mis accesorios de feria Santa Lucía.

Quiero que quede claro que no estoy diciendo que soy mejor que el resto que sí se fija en todo estas cosas, sólo que soy distinta. En todo caso ¡a mucha honra!

viernes, 10 de septiembre de 2010

La otra


J, tiene una amiga que hace años es la amante de un vocalista de un grupo musical chileno cuyo nombre no puedo revelar, pero que es más o menos conocido en el ambiente.

Ella es guapísima, inteligente, vive sola, gana bien, pero está en medio de esta relación de la que parece no poder salir. Él es un pastel, tiene pareja, un hijo. Incluso varias canciones que se han transformado en un hit han sido inspiradas en ella a pesar que su pareja jura que él las hizo pensando en ella. Dios.

El último episodio que supe y que no dejó de parecerme folclórico, fue que en un concierto – aniversario de la banda ella fue la encargada de sacar las fotos, no pudo disfrutar nada del recital la pobre, y para colmos tuvo que pagar la entrada, ¿no será mucho?

Porque yo pensaba, si yo fuera la amante de un cantante, mínimo que me pague él la entrada en primera fila, si es que más encima me pide una paleteada, Pero bueno.

Ahora que recuerdo, si bien, he enganchado en mi pasado con tipos que han estado emparejados, nunca he sido la amante incondicional, esa que espera y espera, esa que se conforma con los días que él puede o con sus llamadas encubiertas.

Quizás no he tenido la mala suerte de enamorarme de un tipo ya ocupado, o tal vez no me lo he permitido tampoco, porque nunca he sido de sufrir como china. Pero testimonios de “la otra” abundan.

Una amiga mía estuvo por lo menos cinco años esperando a que el perla se separara de su mujer. Primero le dijo que no lo hacía porque su mujer le daba pena, después porque sus hijos estaban muy pequeños y después porque ¡ups! su mujer quedó embarazada. Hasta que mi amiga se cansó de la clandestinidad y de paso, se metió a la mala a su correo y descubrió que ese supuesto viaje de trabajo a Punta de Canas era en realidad una segunda luna de miel. ¡Cuek!

Ahora, que lo pienso mejor, sinceramente debo tener una tranca con que te pongan el gorro. Frank le puse los cuernos a Paris, varias veces y como fui testigo de esto, creo que le agarré alergia a los infieles, me conozco esas mentiras de memoria, porque cuando Paris le dijo que se fuera de la casa, Frank con cara de circunstancia, le dijo que ni ca, porque la quería a ella. En fin.

Supongo que esto de ser la otra es entretenido y lujurioso siempre y cuando no te enamores ni esperes más que eso y esa es la letra chica que hay que leer bien antes que llegar a la cama de un tipo casado o comprometido.

Yo, soy la otra cara de la moneda en realidad. He sido la infiel, la casada, la comprometida con amante y por eso digo, las mentiras me las conozco de memoria. Aunque debo aclarar que yo nunca mentí, siempre dije sólo quería un affaire, pero no había caso, más de alguno terminaba fantaseando con la posibilidad de tenerme al lado de manera oficial.

Bueno, fue así hasta que conocí a J, él me rompió los esquemas y lo que se inició quizás como un polvo más terminó por convertirse en una relación intensa de tres años. Él era el otro, en ese caso, pero rememorando ese tiempo, lo que lo convirtió en algo más fue una conversación eterna en MSN de más o menos ocho horas una tarde de sábado donde nos contamos la vida entera…. Lo que cambió fue esa intimidad fuera de la cama que logró conectarnos.

Vaya, cómo cambian las cosas, pero sigo no arrepintiéndome de nada, porque siento que todo pasó tal cual debía suceder. Incluso lo malo.

jueves, 9 de septiembre de 2010

Como una rock star


Ayer a la hora del happy hour me junté con mi amigo N. Nos conocemos desde hace varios años y por asuntos del destino enganchamos en esta cosa de la amistad y de la buena onda.

Con varias copas de más, lo escuché maravillada hablar acerca de sus múltiples viajes que ha podido solventar gracias a sus variopintos pitutos periodísticos.

Me contó sobre su viaje a lo divo a Nueva York, a Miami. O la vez que se fue a Cartagena de Indias. Y me dijo “un día podríamos viajar juntos, sería entretenido”. Ahí, como que se abrió una caja de Pandora.

Tengo 30 años y nunca he viajado con amigos. O sea, tengo algunas millas en mi cuerpo, pero siempre que he viajado o fue con Paris y Frank, o fue con mi pareja de turno. Y de pronto, en sólo segundos me lo imaginé, yo, guatita al sol, caipiriña en mano, soltera ¡qué rico!

Así es que una de mis próximas metas cuando tenga un sueldo digno, será viajar. Por lo pronto, y por esas cosas absurdas de la vida, nunca me había enterado que a mi amigo de los viajes amaba bailar, así es que pusimos una fecha a nuestra cita de dancing.

Mi amigo N, vive la vida como un divo, como un rock star. El no aguanta trabajar por dos pesos, porque sabe que es bueno en lo que hace, se va de los lugares que le aburren y no duda en negarse en trabajar en lo que podría considerarse un mega medio de comunicación, por menos plata de lo que se hace como freelance. ¡Idolo!

Supongo que en eso nos parecemos bastante.

miércoles, 8 de septiembre de 2010

Conviviendo con mi ex


Em, hay algo que no les he contado. Por lo demás sólo tres amigos muy queridos están al tanto mi actual, y por lo bajo, curiosa situación.

Yo, convivo con mi ex. Sí, vivo en la misma casa, dormimos en la misma cama (tamaño king, para que quede claro), pagamos las cuentas a medias, a la noche nos contamos cómo estuvo nuestro día, a veces nos reímos, a veces nos enojamos y eso sería, hasta el día siguiente.

Supongo que las circunstancias han hecho que el asunto haya resultado así, puesto que cuando volvimos a convivir – hace tres años lo intentamos por 11 meses, pero con desastrosos resultados – aún éramos, o, por lo menos así lo pensábamos, pareja.

En medio del camino, y tras darme el último golpe contra esa maldita pared que generalmente separa a las personas, decidí dar por terminada la relación. Sin embargo, por cuestiones monetarias temporales, aún no nos hemos podido separar en cuanto a convivencia, pero eso cambiará cuando… ¡na! No voy a decir cuando para que no se fune.

Ya sé que muchos ya estarán pensando que es lo más extraño que hayan escuchado/ leído o que es poco saludable. A decir verdad, creo que son ambas cosas, pero por otro lado no me extraña ¡para nada! De hecho, siempre he hecho las cosas a mi pinta, con mis propias reglas y lo más importante, con mis tiempos. A veces he acertado y otras, me he equivocado, ese es el riesgo y yo los tomo, feliz.

Sé que al final del día somos muy buenos amigos. Y claro, hay días en que no lo puedo ni ver, y otros en que me da la nostalgia, que dicho sea de paso, es sacudida de manera rápida al recordar por qué terminé la relación.

Y no estoy para nada alargando o estirando el tan llamado chicle, ya que ¡sorpresa! Hace rato que ya lo estiré y no pasó nada. Tan “terminados” estamos que incluso, con mucha madurez, hemos hablado que cada uno puede hacer de su vida lo que se le antoje. En todo caso, por mi parte, voy a esperar a que nos separemos físicamente antes de si quiera pensar en tener algo con alguien, es por una cosa de respeto a lo que alguna vez fuimos.

No puedo dejar de acordarme de esta película ultra melosa “Tienes un e- mail” con Tom Hanks y Meg Ryan. Hay una escena en que ésta última le dice a su novio- con quien convivía y se llevaba la raja, pero que no amaba – que la relación con él debía terminar. Su novio le pregunta si es que hay alguien más en su vida y ella le responde: “No, pero está el sueño de alguien más”.

Cuando saboreé esa maravillosa frase en mi mente, me di cuenta que nuestra historia como pareja había concluido. Y lo que pondré a continuación sí que es freak. Sé que él aún me ama, pero como diría mi amiga P “a su manera” y es curioso que yo lo diga, pero su “manera” de amarme hoy ya no me es suficiente, hoy ¡lo quiero todo! Y… quizás un poquito más.

lunes, 6 de septiembre de 2010

Sexo sentido



Hace unos días mi amiga P me recomendó la película “Amante a domicilio”, por el sólo hecho que en ella se podía ver al guapo Ashton Kutcher (ahora odio un poco a Demi Moore) tirando de todas las formas imaginables y con sus tonificados glúteos casi en primer plano.

Y yo, como soy obediente, la arrendé ayer para ver si era tanta la maravilla y la verdad es que sí, lo era. A mí no me gustan mucho los veinteañeros – suelen tener gusto a leche – pero es tan sensual Ashton que a una se le olvida la edad del lolo.

En fin. Tanta escena hot me hizo pensar acerca del nuevo apronte que tendrá mi vida sexual ahora que soy soltera y que no tengo compromisos, bueno, por lo menos en la teoría.

Pensando en cómo quiero que sea hoy mi vida sexual, casi como respuesta reflejo, digo que quiero a un hombre al estilo Ashton, ganoso, insaciable, incansable y bien dotado. Pero de pronto, no sé si será la edad o la experiencia o qué, me veo forzada a agregar una serie de requisitos mucho más profundos al tema, porque lo otro ya no me es suficiente.

Quizás varios me encuentren una latera, pero con la mano en el corazón, me da una lata feroz tirar por tirar con algún fulanito que quizás nunca más vuelva a ver. Tengo cero interés de llenarme de polvos sin alma y sin sentimiento. Y bueno, quienes conocen mi historia personal, entienden que esto viene después de un largo tiempo ocultándome en la sensación de “no sentir”. Pero ya no quiero esconderme más.

Por el contrario, ahora sí quiero sentir y no estoy hablando de orgasmos o de buen sexo, estoy hablando de sentir que uno está haciendo el amor, aunque suene cliché, sentir que estoy compenetrada con una persona más allá de lo físico y de lo obvio. Sentir complicidad, y sentir verdadera intimidad. Sí, esa intimidad que tanto me ha aterrado.

Siendo brutalmente sincera, me daría una risa incontenible encontrarme de nuevo con personajes que disfrutaban del estilo “azótame”. Ja, como una dama no tiene memoria, no voy a dar nombres, pero jamás se me ha va a olvidar uno que le gustaba, en medio del acto, dar anuncios del tipo “aquí viene el cocodrilo”.

Supongo que lo quiero decir es que me gustaría en un futuro toparme con un hombre que no tenga problemas de intimidad, que no lo piense dos veces antes de dar un abrazo o un beso bien dado, que no dude al momento de entregar tanto fuera como dentro de la cama, que sea generoso y que escuche ¿Será mucho pedir?

viernes, 3 de septiembre de 2010

Mi vida en posición “zen”


Reconozco que hace un tiempo me di un lujo que seguramente pocos se pueden dar. Un día, luego de mucho pensar y despotricar, decidí darle un giro inesperado a mi vida que comenzó a transformarse en una verdadera lata y lo peor de todo, en una existencia sin sentido.

Trabajaba como periodista en un medio, con contrato, con un horario más o menos decente y con un sueldo que estaba lejos de ser millonario, pero que me permitía pagar las cuentas y darme uno que otro gustito.

A pesar del estrés y de la toxicidad que había en mi entorno, se podría decir que estaba cómoda, pero un día tanta comodidad comenzó a incomodarme. Ahí estaba, anclada y estancada, no había para dónde ir, ni para arriba ni para abajo, ni para el lado. Me imaginé en ese lugar durante muchos años más, haciendo más o menos lo mismo, escuchando a la misma gente y lo que es peor, sintiéndome igual. Entré en pánico.

Por eso, un día, abrazada a un sueño – que tuvo que quedar stand by por cosas del destino – decidí respirar hondo y decir una palabra maravillosa, liberadora que recomiendo pronunciar: ¡renuncio!

Ahora, mirando hacia atrás me di cuenta que no sólo renuncié a un trabajo, renuncié a un estilo de vida, lleno de tragos amargos, lleno de soledad, lleno de injusticia y de impotencia. Lleno de pensamientos aterradores como “si sigo acá no me alcanza ni el tiempo ni la plata si es que quiero ser mamá, si sigo acá voy a terminar por enfermarme, si sigo acá nunca voy saber qué hubiese pasado si yo hubiese elegido otra cosa”.

Y me fui, aferrada a la idea de una vida más saludable y principalmente más feliz y con sentido.

La mayoría no entendió, creo que muchos aún no entienden, pero lejos de importarme, eso me dio más fuerza para seguir, para demostrarme a mí misma que uno sí tiene opción para elegir un camino propio.

Ahí comenzó mi vida en posición zen. Reconocí nuevamente las mañanas soleadas, los días fríos y también los cálidos. Recordé lo maravilloso que es caminar lento por la calle, detenerme a mirar algo bonito y andar sin apuros por el parque con mi Marley.

Recordé lo que es reírme a carcajadas sola y acompañada, lo que es escuchar lo que otros te dicen, y reconocí lo que realmente importa en esta vida y que jamás encontraré en una oficina.

Conocí lugares que siempre estuvieron cerca, pero que por andar tan apurada, nunca vi, aprendí a tejer y me enteré que me encanta, aprendí a entender a gente que antes no quería ni escuchar, y lo más importante, pude escucharme y saber qué es lo que quiero y para dónde quiero ir.

En el camino tuve sinsabores, sin duda alguna. Me perdí a ratos, pero siempre con la certeza de que había hecho lo correcto. Dejé de tenerle pánico a la vida, a hacer cambios radicales y a aprendí a fracasar, pero con la cabeza en alto.

Y un día cualquiera, casi sin queriendo, apareció una nueva oportunidad, cargada de novedad y de energía. La tomé sin pensarlo dos veces y hoy estoy feliz, haciendo entrevistas y sintiéndome libre.

No tengo ninguna certeza respecto a dónde me llevará este nuevo camino, pero siento un profundo alivio de verme feliz. Pase lo que pase, ese estado no cambiará en mí, porque también aprendí a soltar, a dejarme llevar por la vida. Lo recomiendo ¡todo el rato!

jueves, 2 de septiembre de 2010

¿De qué estamos hablando?


El otro día me quedé pegada escuchando una noticia farandulera sobre la sufrida Luli. Lleva meses sometida a una dieta demencial que sólo le permite consumir ¡500 calorías diarias! Lo que equivale a comerse en todo el día un sándwich con jamón y queso.

Ahora ella está bien flaca, era que no. Y lo peor es que paralelo a su régimen se inyectaba hormonas para acelerar el proceso, algo que es peligroso, pero de lo cual, ella asegura no sentirse arrepentida.

Y todo, porque en un programa de baile le dijeron que estaba media gruesecita. Heavy. Eso me hace recordar cientos de casos parecidos, como el de una conocida actriz chilena que una vez confesó que había subido 10 kilos durante sus vacaciones, así es que, cual drogadicta, se internó en algún lugar especializado para bajarlos sólo consumiendo jugos naturales.

También no puedo dejar de acordarme de ese diseñador imbécil, Karl Lagerfeld que declaró que “todos esos que critican a las modelos por aparecer huesudas o anoréxicas son las típicas madres gordas que se sientan en el sofá todo el día comiendo patatas fritas". Plop.

¿Hasta cuándo con el tema del peso? Eso a veces me pregunto yo. Porque siempre hablamos de lo empoderadas que estamos las mujeres, nos llenamos la boca diciendo que hay igualdad de sexos, pero siguen habiendo cosas que simplemente no cambian y que parecen indicar, por mucho que me cargue reconocerlo, que nosotras aún estamos subyugadas a los hombres, por lo menos en cuanto a los estereotipos de belleza.

Como ejemplo voy a citar uno que hace unos días me indignó. No puedo dar nombres, pero me enteré que el mandamás de un importante medio de comunicación mandó a sus súbditos a buscar a un nuevo rostro. ¿Requisitos? Ninguno, salvo que sea rubia. Le da lo mismo el currículum, si es buena o mala profesional, si es tonta o si es un cero a la izquierda, lo único que vale es su blonda cabellera. ¡Y estamos en el siglo XXI! Dios.

La versión jamás contada de “Friends”


Era entretenida esa serie, yo no era grupy, como muchos que se memorizaban capítulos enteros, pero la veía de cuando en cuando y me hacía reír.

Para los que quizás viven en otro planeta, les recuerdo que el grupo de amigos televisivos compartían casi todo el día juntos, tanto que algunos trascendieron en su relación de amistad y terminaron enamorados, emparejados y casados. Súper lindo, pero en la vida real, no suele pasar esto.

Llámenme cuadrada, rígida, como quieran, pero cuando convierto a un hombre en amigo (uno de verdad y no uno encubierto de algo más) éste se transforma en prácticamente un hermano, por lo que la sola idea de pensar en él de manera romántica o sexual me parece casi incestuoso.

Quizás por lo mismo, a lo largo de mi vida, me ha costado encontrar amistades masculinas. Porque en mi experiencia, ellos se enrollan tanto o más que nosotras.

Mi más reciente vivencia fue con M, un amigo con el cual, por cosas del destino, me reencontré hace poco. Nos reconocimos, comenzamos a salir de nuevo, a hablar y yo sinceramente lo pasaba chancho. Nada de afán de conquista, nada de hacerse la linda, nada de coqueteos, ¡un relajo!

Pero…. Esa es sólo mi versión, porque un día cualquiera, M, me confesó que me veía como algo mucho más que una amiga, que le atraía y todas esas cosas que uno dice para ver en qué terreno se pisa.

Y les digo, era un terreno movedizo. Quizás soy ingenua, pero no lo vi venir y si es que en algún punto tuve mis sospechas, concluí que hay cosas que no se dicen para no arruinar algo mucho más potente como una amistad. ¡Error!

A diferencia de la serie, yo no le dije “¡yo también siento lo mismo!” y tampoco terminamos casados. Le dije la cruda y santa verdad, que él sólo me gustaba como amigo y que curiosamente lo quería demasiado como para convertirlo en algo más. Irónico, lo sé.

Con el paso de los días, intenté visualizarlo como él me veía a mí. Pero nada. De ahí fue revelándome otros detalles como que esto venía del tiempo de la prehistoria, incluso antes que yo me casara. Y ahí fui atando cabos, de sus constantes y misteriosas desapariciones.

Estuve dispuesta a hacer como que no me había dicho nada, pero él parece que ya estaba demasiado enrollado como para eso, así es que fin de la amistad y bienvenida nueva desaparición.

Ahora, tengo sentimientos encontrados, porque si bien por un lado, siempre es un halago que alguien sienta “cosas” por uno, pero por otro, me siento algo ofendida, ya que ¿debería concluir que él sólo me hablaba o salía conmigo por la esperanza de que yo terminara en su cama? Qué lata.

Supongo que así como hay mujeres que no saben ser amigas de un hombre, hay representantes del mundo masculino que confunden señales de buena onda y complicidad con un “quiero contigo”.

Y todo es muy loco, porque yo a la vez, estoy empecinada en sentir sólo “amistad” por el hombre que aún amo. Insisto, todo es un gran enredo. Igual, aunque el reencuentro con M, duró menos que un candy, no me arrepiento de nada, ojalá él piense lo mismo.

miércoles, 1 de septiembre de 2010

Una muestra de humanidad


Hoy con horror divisé un video, repetido en varios medios, que mostraba cómo una joven rubia y de polerón rojo, lanzaba a un grupo de cachorros a un río….

Al segundo cachorro, puse “detener”, porque se me revolvió el estómago. Pensé varias cosas. Lo primero cómo alguien puede llegar a ser tan cruel con un ser vivo tan indefenso y segundo, cómo es posible que medios de comunicación reproduzcan algo que no es noticia, sino que simple aberración y bestialidad humana.

J me dijo “es para que se sepa cuán cruel puede llegar a ser un humano”, a lo que le contesté “¿a alguien le cabe alguna duda?” En sólo segundos me imaginé que uno de esos cachorros pudiese ser mi Marley…. Vomitivo.

Pero en completo contraste me encontré con la hermosa noticia de una orangutana llamada Hanama que habita en Carolina del norte (Estados Unidos) y que adoptó como suyos a dos tigres bengalas cachorros. ¡Juega con ellos y hasta los abraza! Hay varios casos así, como el del gato que se convirtió mamá y hasta nodriza de unas ardillas….

Creo que los animales tienen tanto que enseñarnos, y aunque suene paradójico, ellos muchas veces nos dan tremendas lecciones de humanidad. Y esto abarca desde las mascotas más pequeñas hasta los animales más fieros e indomables.

No se trata de ser “eco- cool”, ahora está tan de moda decir que se es ecológico y que se ama a los animales. En realidad se trata de ser un humano con conciencia, aunque veces me parece curioso que haya que pedir que se tome conciencia que hay que proteger a toda fauna, que no se tienen que andar matando a perros o gatos o leones, porque no está bien. Para mí es tan lógico como entender que, por muy malo que haya sido mi día, no puedo andar pateando guaguas.

Igual creo que tiene que ver un poco con la educación. En mi caso, desde chica que he tenido mascotas. Mi primera fue un hamster llamado Pepito, que después supimos que en realidad era Pepita. Para ser un animalito tan pequeño, era tan inteligente, entendía palabras, y nos tenía tanta confianza que era capaz de quedarse dormida en la mano, sin reparo alguno.

Después tuvimos catitas, inteligentes y alegres. Y cómo olvidar al famoso Gent, un cocker que lo tuvimos desde cachorro. Era bien cascarrabias y malas pulgas, pero amaba a mi madre. Recuerdo que cuando falleció mi mamá pasó harto tiempo triste, incluso me confesó que a veces caminando por la calle, lloraba por él.

En ese entonces, no la entendía bien, pero ahora que tengo a mi Marley, puedo comprenderla perfectamente. El lazo que uno logra con un canino es tan fuerte que sólo quienes tienen o han tenido a un perro pueden entenderlo.

Ya, siendo independiente, con mi ex marido, tuvimos a Marmotín, un hamster ruso con un carácter de temer. Aún me hace reír el recuerdo de él en el veterinario, haciendo acrobacias con tal de morderlo. Él era así, y lo quise tal cual.

Mi Marley es su opuesto, meloso y cariñoso hasta decir basta. Él siente todo lo que yo siento. Si estoy feliz, él lo sabe, lo mismo si estoy triste, enojada o nerviosa, él todo lo absorbe.

Y que no me vengan con eso de que sólo es instinto, es mucho más que eso, es inteligencia. Porque claro, a lo mejor no puede aprender a leer o a hablar, pero sabe cómo comunicarse a su modo. Él ama sin condiciones y me tiene una fe ciega, sabe que lo protegeré hasta el final. Y eso lo digo literalmente, ya que más de alguna vez algún perro malas pulgas lo ha querido de almuerzo, y yo con él en mis brazos, he tenido que enfrentarlo sin pensarlo dos veces.


Estoy segura que si por un momento nos detuviéramos a escuchar a los animales, aprenderíamos a ser mejores personas.