¿Han cachado que todo cambia en la vida y que
nada es para siempre, por más que quisiéramos que algunas cosas lo fueran? ¿por más que nos aferramos a ellas con dientes
y uñas? Como que he aprendido que es peor eso, como que mientras más te aferras,
más rápido huye de nosotros aquello que queremos mantener junto a nosotros. Y
hablo de todo, incluso del amor.
Corría año 2007 si mal no recuerdo. Tenía 27
años y la mentalidad de una pendeja de 20 (insisto que vivo desfasada). Pero en
este tiempo era materia de preocupación. Bueno, hoy lo veo así, porque en ese
tiempo para mí nada era demasiado importante, ni la pega, ni la plata ni mi
matrimonio.
Quizás por lo mismo no tuve empachos en despertar un día y decidir dar el salto y separarme de ese hombre querendón, pero
medio aburrido que tenía al lado. Ese hombre que dormía a mi lado mientras yo
soñaba con grandes aventuras, sola, obvio, sin él.
Fue doloroso. Pero haciendo un rewind mental en
verdad no lo fue por la pérdida amorosa, sino que por todo el cambio y remezón
que eso implicó en mi vida. El decirle a mis papás, el sacar sus cosas de mi
casa (regalé un montón de ropa que deje a vagabundos de la calle).
El reinventarme en todo sentido. El sentirme sola como dedo, ver cómo un amigo
que se decía mi amigo tomó partido y me dejó sola… y darme cuenta quién era
quién en esta situación. Eso fue lo doloroso.
En medio de toda esta tormenta, llegó J a mi
vida. Y me enamoré de él como loca. De esos amores en que uno es capaz de salir
de la cama a las 3 am y vestirse con tal
de ver al otro aunque sean 10 minutos. Fue un amor loco e
intenso. Y sé que fue de verdad. Hice muchas locuras por él, y él hizo mucho
por mí. Pero, no resultó, amorosamente hablando. Son muchas las razones,
algunas me las reservo, pero en general, fue porque primero, no era el mejor
momento para mí para emparejarme, porque aún era pendeja de mente, porque los
dos teníamos caracteres explosivos y porque bueno… cometimos muchos errores.
Nos amamos, nos odiamos, nos amamos, nos
volvimos a odiar. Así estuvimos 3 años. Vivimos juntos, vivimos separados, pero
no había caso. Y recuerdo haberme aferrado a la esperanza que sí podía
resultar… siempre tan cabeza dura, aún cuando mi intuición decía que ya
habíamos traspasado la barrera del amor romántico y habíamos llegado a lo que
la gente llama amistad.
El término finalísimo no fue tan brígido porque
yo tomé la decisión ya agotada. Pero lo de nosotros no fue un término, sino que el
inicio de una hermosa amistad y hermandad. Porque lo digo con todas sus letras,
J para mí es más que un amigo es como mi segunda familia. Yo sé que siempre
podré contar con él y bueno, es mutuo.
Supongo que sobrevivió una de las mejores cosas
que teníamos: la lealtad a prueba de fuego. El otro día incluso él me decía que
yo era la hermana que nunca tuvo… y siento igual. Sé que muchas personas suben
la ceja cuando se enteran que mi mejor amigo es mi ex. Sé que muchos ponen en
duda acerca de que esto de veras es una amistad. Sé que muchos piensan que esto es algún
residuo del amor romántico que nos unió o peor, que estoy acá puro
engrupiendo y en verdad mantenemos un romance oculto.
Pero la verdad es que no hay nada más que cariño y amor de amigos. Eso, mezcla de esta cosa protectora tipo hermana –
hermano o hasta mamá hijo…. Y ustedes comprenderán que estos roles matan
cualquier sentimiento en una relación amorosa, pero en una amistad, son
funcionales.
Ahora, tengo la bendición de contar con una pareja que entiende todo esto, porque bueno, me conoció así también. O sea, tengo muy claro que no cualquiera toleraría que el ex anduviera dando vueltas por ahí.
El amor muta, las relaciones mutan…. Todo va cambiando. Y uno debería ir aprendiendo a soltar y aceptar que así no más son las cosas. Y también tengo la historia para el otro lado…. Mi historia con N, mi amigo de años, con el que jamás pensé que tendría algo ni remotamente romántico. Y aquí me tienen, enamorada de este hombre.
Negarse a
los cambios es lejos lo peor y al final como dice mi lindo N, todo pasa por
algo y siempre es para mejor…. Qué ejemplo más esclarecedor que esto que acabo
de contar. ¿No creen?
4 comentarios:
y pensar que todos le tememos a los cambios unos más que otros...yo soy uno de esos temerosos...pero espero hacerlo ya!
linda entrada amiga un abrazo.
Sí, los cambios... brígido. Yo ahora escribiré sobre uno mío, brígido. Saludos!! :)
Vaya! Empezaba a sentirme... "extraña-rara", al seguir firme en mi sentir de que, si se puede ser amigos aun al final de una relación... La mayoría, cierto, levantan la ceja con incredulidad y hasta dicen que es enfermizo esto de ser amiga del ex
En fin, concuerdo con vos: el amor muta, las relaciones mutan... y por qué no conservar una amistad en vez de rencores, al finalizar una relación de pareja? Saludos :-)
Hola! bueno, lamentablemente no siempre se puede ser amigos después de un término, ya que depende mucho de cómo fue ese término y de que los entiendan que la relación se acabó, sino se presta para confusión. Pero cuando se puede, encuentro que es bastante sano para la mente y el corazón.Saludos y gracias por comentar!
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