domingo, 10 de febrero de 2013

Convertirse en tentación


El otro día estuve pensando algo que no sé si a ustedes le pasa, pero ¿se han encontrado con personas que físicamente son realmente lindas (os), atractivas (os), pero que al momento de conocerlas más se transforman en lateras (os), feas (os)?

A mí me ha pasado en un par de ocasiones. Personas que tu miras y encuentras realmente lindas, que tu dices que podrían tener a quienes quisieran a su lado, pero que están tan llenos de mierda, complejos, mala onda, miedos, y auto boicots que hacen que la lindura estética pase a segundo o tercer lugar y terminan tornándose  horrendos y fomes.

También pasa al revés. Personas que a lo mejor no son tan agraciadas, pero que cuando vas conociendo, más y más atractivas las encuentras. Ya sea por su bien humor, carisma, inteligencia, porque son observadores, claros etc.

Por lo mismo esto que dicen que es la belleza interior la más importante, no me parece ya tanto una pelotudez que dice alguien feo, sino que ahora me parece una verdad infinita.

Yo estoy bien convencida que todos y todas podemos ser atractivos, bellos y audaces, sexies, provocativos, todos podemos ser regias y regios. Siempre y cuando sepamos potenciarnos bien. Esto sería como aprender a vendernos bien, hacer nuestras propias relaciones públicas. Ahora, por favor, no se trata de andar chanteando, vale decir, estafando a la gente respecto a ser personas que no somos. De hecho, encuentro que quienes andan mintiendo y diciendo que hacen cosas que no hacen, o que se visten de marca para aparentar, son tristes personas que no se aceptan a sí mismas, y eso es patético y cero atractivo.

No, me refiero a tomar las cualidades que la genética y tu historia te han dado y sacarte partido. Y voy más allá de saber vestirse bien aún siendo más anchita, más que saber qué maquillaje te viene o qué labial usar, si usar rayas, vestido largo o a media rodilla, pelo listo o crespo, corto o largo. Me refiero a verse y entender qué cosas nos hacen especiales, tomarlas y armar un paquete irresistible.

Parto explicando por casa. Yo no soy ninguna Claudia Schiffer, no tengo ni su altura, ni su delgadez. Y tampoco nunca me interesó tener ninguna de esas cualidades. Tampoco soy fea, ya que no me voy a andar tirando al suelo, tengo mis brillos y mis gracias. Me gusta mi pelo ondulado, el color rojo que lo distingue, me gusta mi piel, mis pecas en la cara, mis lunares coquetos dibujados en ciertas zonas de mi cuerpo que sólo los privilegiados han encontrado.

Me he ido encariñando con mis curvas más pronunciadas, con mi busto más relleno. Y le saco o le intento sacar el mejor partido. Me gusta hoy (antes me cargaba) mi cara de pendeja inocente, porque he aprendido a mezclarla con malicia, mi lado B, no en vano soy geminiana. Me gusta esa mezcla que conservo entre cabra chica y mujer. Y le saco provecho en la vida, incluso en el sexo.

Me gusta provocar al resto con declaraciones sexuales. Onda “a mí me gusta esto”, me gusta dejar al resto plop, descolocar, en el  buen sentido, claro. Pienso que eso es otra característica que me hace ser atractiva.

Me gusta escuchar y al parecer lo hago bien. Me encantan las historias, por algo escribo. Me encanta tener este blog y me encanta que a muchos y a muchas les parezca sorprendente que la mujer con cara de cabra chica escriba de estos temas, que le gusten ciertas prácticas, que le hayan pasado ciertas cosas en la vida. Me gusta, al final del día tener un trasfondo. Me gusta ser compleja, porque llegar a mí es como se decía del personaje de Sandra Bullock en “The blind side”: “es como una cebolla, para llegar a ella hay que pelarla por capas”.


Mi humor creo que también es atractivo. Soy irónica, sarcástica. Tengo la capacidad de reírme de mí misma y por supuesto, del resto. A veces me río a carcajadas. Y soy alegre, aún cuando quiero sólo llorar.

¿Sueno bakán no? Jajajajajjaa, pero es como me vendo. Y obvio que para eso, obviaré mis defectos, que son muchos, ya que estoy lejísimo de ser perfecta. Pero dentro de mis imperfecciones, trato de verme lo más adorable posible, porque aunque suene increíble, he aprendido que uno puede convertir un aspecto negativo de la personalidad en algo tierno y apetecible.

Ahora, yo no me ando creyendo la raja por la vida, pero sí sé lo que valgo. Eso es algo que uno nunca debe olvidar jamás, sin importar cómo uno es físicamente. Hay  que aprender a reconocer todas las virtudes que tenemos y potenciarlas, sacarles lustre, mostrarlas, exhibirlas. No tener miedo a brillar, a ser la o el mejor, a sentirte la  o el mejor. Bueno… ¡eso!

2 comentarios:

Real Fenix dijo...

sin duda amiga la belleza aveces confunde, no todo lo que brilla es oro...mucas bellas y regías son más frías que pipi de pingüino jaja por eso me quedo con la belleza interna mezclada y la imperfecta belleza exterior de muchas

Alos30 dijo...

jajjaj me gustó eso del pipí de pinguino xD, cariños!!