miércoles, 13 de febrero de 2013

The day of love


De entrada voy a reconocer que no celebro el día del amor desde que me separé. Y eso ya hace seis años. He tenido parejas después, pero desde que me separé decidí – por una cosa de convicción y de odio al merchandising o las paradas mentirosas – que no iba  a celebrar ninguna cuestión más.

De hecho en este blog hay algunas entradas que imprimen la opinión que yo tenía respecto al día del amor, eso de andar regalándose corazones con forma de chocolatitos, los globos, peluches y todas esas leseras.

Y digo tenía, en tiempo pasado, así que sabrán que una vez más debo tragarme las palabras. Suele pasar eso cuando uno anda decretando absolutismos. La vida es así, nada es para siempre y nunca hay que decir jamás. Lección aprendida.

Bueno, voy al grano. Este año habrá Día del amor en mi vida, pero aclaro que no es porque he sucumbido al consumismo o al marketing, sino porque siento que tengo algo que celebrar. Y no es el día que celebro, sino que los días, todos los momentos que he vivido con N desde que estamos juntos o incluso desde que nos conocimos.

Él me ha hecho volver a creer en el amor, en la posibilidad de una vida en pareja, bonita, saludable y feliz.  Me ha hecho querer por primera vez en la vida – y no estoy exagerando- un proyecto de a dos. 

Porque si bien he tenido otras parejas antes, que he estado enamorada antes y me he entregado a esos amores, nunca antes había pensado en mi vida de a dos pero de manera consciente, no sé si me explico.

Ahora es distinto. Ahora planeo, planeamos. Caminamos juntos. Y estoy enamoradísima, pero desde una parte de mi corazón más aterrizada. Lo amo y amo lo que hemos ido construyendo.

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