Ya siendo
diciembre y a sólo días de despedir oficialmente el año 2012, hay ciertas situaciones
de las que me despido y dejo atrás para comenzar el 2013 de cero, como
corresponde.
Relación
pasada
En
diciembre pasado di por finiquitada una relación de alrededor de un año de
duración. Una relación que me tenía cegada y pensando que quizás era muy
difícil superar, en todo sentido. A
pesar de lo anterior, mi corazón, tenía hambre de más. Hambre de algo estable,
de una relación, con proyección, de una relación sana que me hiciera feliz y
que me hiciera sentir que todo lo que doy se me devuelve por igual. Recaí, me
tropecé con la misma piedra varias veces en el pasado, pero hace
justamente un año, algo me hizo darme cuenta que ya era hora de avanzar. Me
costó. Dudé. Me dio miedo. Y es curioso cómo uno se acostumbra de tal manera a
lo malo que hasta uno lo extraña. Pero en algún punto, no sabría decir cuándo
exactamente, solté. Hoy estoy con otra persona, y sin ánimo de andar comparando
es muy distinto a esa persona que dejé partir. Y soy feliz. Más feliz de lo que
nunca pensé que sería. Si bien, hace rato que le dije adiós a ese ex, hoy lo
hago oficial. Adiós.
Miedo a soñar
Le digo
adiós a mi miedo a ser feliz, a mi miedo a soñar. A mi miedo a la ambición. A
mi miedo por un futuro mejor. Adiós al miedo a estar en pareja y sentirme
comprometida, a mi miedo a los cambios. A mi miedo a vivir. Mi miedo a querer,
a amar, a construir nuevas relaciones. Mi miedo a sentir.
Recelo con el Dinero
Hoy digo
sin temor ni vergüenza que me encanta la plata, que me gusta ganarla con
honestidad y trabajo duro. Que me lo merezco, que me lo he ganado, que todos
los días aporto para tener más. Que la felicidad no la hace el dinero, pero sí
la auspicia. Antes, le tenía recelo, pensaba que no era importante, que yo
perfectamente podía ser súper feliz sin mucho, pero la vida, me aleccionó bien.
Hubo un tiempo hace algo así como un año atrás donde debía elegir entre tomarme
un happy hour o almorzar. Lo pasé mal, lloré, patalié, me sentí frustrada,
hasta que un día, decidí levantarme y salir adelante. Y acá estoy.
Miedo a la Ambición
Va unido a
los dos puntos anteriores. Antes, por alguna razón rara, sentía que la ambición
no era un sentimiento positivo. Que quienes viven ambicionando como que vivían
sólo queriendo más y más. Pero la verdad es que hoy ya no le tengo miedo a la
ambición, me gusta y la valoro. Yo ambiciono tener la mejor vida que puedo
tener, en el sentido global de la palabra. Soy feliz con lo que tengo, pero
siempre pienso que lo mejor está por venir.
Sexo sin amor
Si bien fue
un proceso que ha tenido, yo diría que dos años de duración, hoy puedo decir
felizmente que para mí el mejor sexo del mundo es aquél en que se incluye el
corazón. El mejor sexo es aquél que es completo, es decir, cuerpo, cabeza y
corazón. Hubo un tiempo que pensé que yo no estaba hecha para eso, pero hoy me
doy cuenta que simplemente yo no estaba preparada.
2 comentarios:
Ay me encantó este post yo creo q debería decirle Adios a los mismos miedos tuyos para avanzar en la vida y con mis cosas... Me hiciste el día, me dio ese sentimiento rico de esperanza!! Besos
La Rulo
Hola Rulo! pucha.. qué bkn :) Y se puede salir del pantano!! jejeje, te lo digo yo, cliente vip por un tiempo del fango. Oye, si quieres me puedes seguir en FB, le hice FB al blog. Me puedes buscar por Historias 30 años. Saludos y que estés súper!
Publicar un comentario