lunes, 10 de diciembre de 2012

De lo que me despido el 2012


Ya siendo diciembre y a sólo días de despedir oficialmente el año 2012, hay ciertas situaciones de las que me despido y dejo atrás para comenzar el 2013 de cero, como corresponde.
 
Relación pasada
En diciembre pasado di por finiquitada una relación de alrededor de un año de duración. Una relación que me tenía cegada y pensando que quizás era muy difícil superar, en todo sentido.  A pesar de lo anterior, mi corazón, tenía hambre de más. Hambre de algo estable, de una relación, con proyección, de una relación sana que me hiciera feliz y que me hiciera sentir que todo lo que doy se me devuelve por igual.  Recaí, me  tropecé con la misma piedra varias veces en el pasado, pero hace justamente un año, algo me hizo darme cuenta que ya era hora de avanzar. Me costó. Dudé. Me dio miedo. Y es curioso cómo uno se acostumbra de tal manera a lo malo que hasta uno lo extraña. Pero en algún punto, no sabría decir cuándo exactamente, solté. Hoy estoy con otra persona, y sin ánimo de andar comparando es muy distinto a esa persona que dejé partir. Y soy feliz. Más feliz de lo que nunca pensé que sería. Si bien, hace rato que le dije adiós a ese ex, hoy lo hago oficial. Adiós.

Miedo a soñar
Le digo adiós a mi miedo a ser feliz, a mi miedo a soñar. A mi miedo a la ambición. A mi miedo por un futuro mejor. Adiós al miedo a estar en pareja y sentirme comprometida, a mi miedo a los cambios. A mi miedo a vivir. Mi miedo a querer, a amar, a construir nuevas relaciones. Mi miedo a sentir.

Recelo con el Dinero
Hoy digo sin temor ni vergüenza que me encanta la plata, que me gusta ganarla con honestidad y trabajo duro. Que me lo merezco, que me lo he ganado, que todos los días aporto para tener más. Que la felicidad no la hace el dinero, pero sí la auspicia. Antes, le tenía recelo, pensaba que no era importante, que yo perfectamente podía ser súper feliz sin mucho, pero la vida, me aleccionó bien. Hubo un tiempo hace algo así como un año atrás donde debía elegir entre tomarme un happy hour o almorzar. Lo pasé mal, lloré, patalié, me sentí frustrada, hasta que un día, decidí levantarme y salir adelante. Y acá estoy.

Miedo a la Ambición
Va unido a los dos puntos anteriores. Antes, por alguna razón rara, sentía que la ambición no era un sentimiento positivo. Que quienes viven ambicionando como que vivían sólo queriendo más y más. Pero la verdad es que hoy ya no le tengo miedo a la ambición, me gusta y la valoro. Yo ambiciono tener la mejor vida que puedo tener, en el sentido global de la palabra. Soy feliz con lo que tengo, pero siempre pienso que lo mejor está por venir.

Sexo sin amor

Si bien fue un proceso que ha tenido, yo diría que dos años de duración, hoy puedo decir felizmente que para mí el mejor sexo del mundo es aquél en que se incluye el corazón. El mejor sexo es aquél que es completo, es decir, cuerpo, cabeza y corazón. Hubo un tiempo que pensé que yo no estaba hecha para eso, pero hoy me doy cuenta que simplemente yo no estaba preparada.




2 comentarios:

Anónimo dijo...

Ay me encantó este post yo creo q debería decirle Adios a los mismos miedos tuyos para avanzar en la vida y con mis cosas... Me hiciste el día, me dio ese sentimiento rico de esperanza!! Besos

La Rulo

Alos30 dijo...

Hola Rulo! pucha.. qué bkn :) Y se puede salir del pantano!! jejeje, te lo digo yo, cliente vip por un tiempo del fango. Oye, si quieres me puedes seguir en FB, le hice FB al blog. Me puedes buscar por Historias 30 años. Saludos y que estés súper!