La decepción es parte de la vida, al igual que
la frustración. Y hasta que uno no lo logre entender completamente cuando uno
siente esas cosas, es como una puntada en la guata, es como un aguijón clavado
en el pie.
Supongo que tiene que ver con las expectativas
que uno tiene sobre ciertas personas importantes en la vida y sobre ciertas
situaciones. Uno da, pero siempre espera de vuelta, ya que uno es un ser
humano, y es normal.
A lo largo de mis 33 años he padecido de
algunas decepciones. No tantas tampoco, por lo que me siento afortunada en ese
sentido. Pero esas decepciones han trizado el cariño prácticamente
incondicional que he puesto sobre esa otra persona que finalmente no cumplió
con mis expectativas que debo reconocer, a veces son bastante altas.
El primer cariño trizado que se me viene a la
mente es el de mi hermana. Con quien dejé de hablar durante 5 años por un
suceso que me afectó a mí directamente y en el que ella tomó partido por otro.
Fue algo doloroso, pero sucede que cuando pasan estas cosas, mi corazón se
duerme.
Sin embargo, con el tiempo, con el paso de los
años, los silencios y por supuesto la disposición y voluntad de mi hermana por
buscarme, hicieron que ese cariño trizado se fuera pegando. Quizás nunca será
lo que era antes, quizás esa admiración que yo tenía por ella a los 12 años,
jamás volverá, pero hemos vuelto a reconstruir una relación de amor. Un amor
distinto y en una de esas mucho más fuerte.
Porque post trizadura una se da
cuenta si es que la relación era real o no, en este caso lo era y mucho.
Luego, tengo el caso de mi padre. Me decepcionó
cuando perdió la fe en mí cuando me quedé cesante. No fue un apoyo. No estuvo
realmente. Y me dolió. Se lo dije un día, no me dijo nada, y ahí pude dar
vuelta la página. Nunca más mencioné el tema y jamás lo mencionaré. Quedó ahí.
Es cierto, eso pasó y es un hecho concreto, pero…. mi amor por él sobrevivió y
yo estaré junto a él sin importar nada más, independiente de que tengamos a
veces roces por nuestras personalidades y formas de ver la vida.
J es mi otro ejemplo de cariño trizado
reconstruido. Jamás pensé que con él
podría lograr una amistad incondicional después de 3 años de relación y
2 años de convivencia. Después de tantas peleas, malos ratos y penas. Pero se
pudo, pero es porque él también lo quiso así. La peleó. Él me quiso en su vida
y yo me sentí a gusto.
También tengo el caso de un cariño trizado que
se siguió trizando y no hubo caso. M. Ese hombre que me hizo parir!! Pero que
en su minuto amé. Fuimos amigos durante años, luego nos separamos, nos volvimos
a rejuntar. Me enamoré de él, tuvimos una especie de relación, no resultó….
Tratamos de ser amigos, no resultó. Me aburrí de intentarlo y luego él volvió a
la carga de una manera un poco agresiva.
No pesqué, luego sí y luego le dio con
que quería ser mi amigo en un minuto en que de verdad no estaba para nuevos
procesos.
De onda, le dije que él me había hecho daño, y
de onda me pidió disculpas. Pero por alguna razón (quizás porque ya había
pasado demasiado tiempo, no sé) yo no me sentí a gusto de reconstruir nada con
él. Sentí que no lo valía, y que no había nada. Así es la vida… simplemente no
había espacio para él.
Y tenemos a N. Mi último cariño trizado en mil
partes. Yo lo amé, y lo admiré. Mi amigo rockstar, mi pololo editor, el
periodista más seco de todos. El hombre más bueno, el más inteligente, el más
en todo…. le construí un altar y lo miré siempre hacia arriba. Quizás ahí
estuvo mi error.
Pero el cariño se trizó no el día en que
decidió irse de la relación, sino que el día en que él decidió irse de mi vida y
dejarme sola en esa centrífuga. Quizás habría seguido enamorada de él si no
hubiese sido por eso, o quizás habríamos sido amigos altiro, pero esa piedra, esa
desilusión de no haber estado en el momento en que mi mamá se enfermó de
cáncer, no como pololo sino que como amigo, como ser humano que empatiza y que
no se queda enredado en argumentaciones como que se hizo al lado para no
confundir las cosas y “marcar una diferencia”, como quien habla de una cirugía
plástica, hicieron que el cariño incondicional se evaporara.
Es difícil pegar los pedacitos. No puedo sola,
no tiene sentido. Y quizás incluso en conjunto no se podría, pero el tiempo
dirá. Yo, soy de esas personas que se enojan rápido y harto. Soy de esas
personas picotas y que pueden pasar un buen rato dando vueltas en la rabia,
pero también soy de esas personas que al final siempre perdonan, aún cuando el
otro ni siquiera pida disculpas. Soy de esas personas que no pueden vivir toda
una vida con rencor.
Siento que debajo de varios escombros de rabia
y pena se encuentra enterrado el cariño. Puede que esté bien abajo, bien
enterrado, puede que a ratos esté tan enterrado que no se vea, pero igual se
siente. Las relaciones trizadas que se recuperan, jamás vuelven a ser las
mismas. Eso está claro porque la situación cambia, las personas cambian o en
algunos casos es sólo uno que cambia…. Como sea, hay que dejarse sorprender y
fluir.
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