Así se llama el nuevo capítulo de mi vida. Ordenando las ideas, ordenando los sentimientos, la cabeza, el cuerpo, las prioridades y las metas.Siento que la vida me ha llevado a esto, en vista que yo, aún con pajaritos en mi cabeza, no lo iba a hacer a la buena, así es que la vida aplicó a la mala y acá estoy, de alguna forma, hasta agradecida de que haya sido así.
Es curioso cómo la vida te va enredando y desenredando, cómo te va cerrando caminos, pero abriendo otros. Cómo te va lanzando redes, salvavidas, cómo te va indicando cuándo hay que detenerse o avanzar, cómo te va haciendo entender que un No, a algo que uno quiere, es un no con fundamento y un sí para otra cosa. La vida quita y da, nos guste o no nos guste.
Con el paso del tiempo, mi corazón y mis prioridades han ido cambiando lentamente. Hoy, siento que me paro de forma distinta en la vida, de forma mucho más segura, más estable, más grande. Aún cuando mi relación con M haya terminado hace poco, y los sentimientos estén a flor de piel, por alguna razón, hoy me siento mucho más fuerte y… me quiero mucho más de lo que me quería hace un par de meses.
Hoy al mirarme al espejo me veo mucho más linda, más rica, más de todo. Me miro a mí misma y me siento una minaza, pero no el sentido hueco de sólo linda, sino que como una mujer que ya cualquier hombre se quisiera como pareja. Deseable y querible en todos los sentidos de la palabra y pareciera que eso se proyecta en 3D.
Por primera vez en mi vida, ya no dependo de que un hombre me diga todo esto que yo misma y solita siento por mi misma. Por primera vez no dependo del éxito de una relación para sentirme feliz, por primera vez ya no dependo de nadie más para hacerme feliz. Aclaro que eso no implica que no necesite a nadie más, para nada, yo necesito de todos los cariños, apoyos, abrazos y besos imaginables, sólo que ya no vivo por y para ellos, porque antes que cualquier cosa y cualquier persona, me tengo a mi misma.
Jamás pensé que lo sentiría, jamás pensé que esto me pasaría a mí, una adicta a las relaciones de pareja, al amor, lo que me hace nuevamente pensar en que soy mucho más fuerte de lo que pensaba que era, y que lo que podría derrumbar a cualquiera, yo lo he logrado superar y afrontar de la mejor forma posible. Me siento orgullosa de mí misma.
Cuánto tiempo lo evité. Años, seguramente pensando que no me la podía, que si llegaba a pasar yo iba a terminar naufragando sin destino ni dirección. Y sí, se naufraga, pero no por siempre. Nada dura para siempre.
Hoy me gusta mi vida, ser quien soy. Me gusta mi pasado, incluso los pasajes oscuros, me gusta mi presente y sueño, a veces hasta despierta, con el futuro.
¿Y el amor? Bueno, creo que el amor va a llegar una y otra vez. Siempre llega, esté una lista o no. Difícilmente uno pueda decidir respecto a sentir o no cosas por alguien en un determinado minuto. Nunca es un mal momento para comenzar una relación, es cierto eso y decir lo contrario, es hablar a través del miedo. El mismo miedo que a veces nos hace dejar pasar por el lado hermosas oportunidades, porque pensamos o sentimos que no podemos dar. Así como la vida, el amor es AHORA y no mañana ni pasado.
A la vez siento que para tener ese amor del bueno, esa relación real, hay que partir por una misma. Hay que partir, aunque suene ya muy repetido, por quererse una primero y después entregar lo que uno ya tiene sembrado al otro. No resulta al revés, eso ya lo he comprobado en terreno.
Durante años le tuve tanto miedo a estar sola, pero hoy estoy, aún sin pareja, más acompañada que nunca. Y sé muy bien que yo no me voy a quedar sola acompañada por 10 gatos. Mi vida de a dos la asumo como parte de mi destino, parte a lo que vine a este mundo, sólo que, la vida me ha pedido que antes, ordene otras cosas fundamentales, que me entrene en otros ámbitos, porque el amor viene en camino.
