miércoles, 11 de enero de 2012

La persecución


Con M nos conocimos en la U y nos hicimos amigos. En ese tiempo con suerte habré estado un mes sin pololo, y él tampoco lo hacía nada de mal en eso. Terminé de estudiar, me sentí enamorada y me casé. M no fue a propósito a mi matrimonio y lo mandé a la mierda (literalmente, era mi mejor amigo y me dolió). Nos alejamos. Pasó un año, y ya, casada, me buscó y nos volvimos a encontrar, él inlove de otra y yo, entretenida en mi momento medio siniestro. Nos alejamos.

Un par de años después, él volvió a buscarme en un lapsus de su relación, y yo estaba separada, pero inlove de J. Nos alejamos. Pasaron algo así como dos o tres años y un día, casi de la nada, me acordé de él, me pregunté acerca de su salud y lo busqué. Nos encontramos, él soltero (estuvo a punto de casarse, pero al final no resultó) y yo, metida en una relación deteriorada. Nos vimos hartas veces, fue un apoyo durante ese tiempo de pena hasta que…. terminé. Por primera vez en la vida coincidimos en el mismo estado civil.

Me confesó que yo le gustaba y yo me molesté. Mi rabia quedó estampada en uno de mis diarios de vida, donde señalo que me parecía el colmo que me mirara así, que poco menos qué se creía plop! Le dije que no podía pasar nada, que no podía tener nada con nadie, que estaba con una pena letal metida en el corazón y que si le decía que no, era por el gran cariño que sentía por él. No me la compró. Nos alejamos, pero esta vez sólo un par de semanas, tiempo suficiente para que yo repensara las cosas.

Él me buscó y esa vez fue la definitiva. Habremos salido un par de veces más y fui yo la que, en respuesta a su confesión, le propuse que nadáramos en estilo libre en lo que nos pasaba en ese momento.

De eso ya hace un año y vaya que pasaron cosas, pasamos por todos los formatos imaginables de tipos de relación. Y siempre llegamos al mismo callejón sin salida, denominado anoche por un programa femenino, como “destiempo del amor”, pero yo, con un poco menos de siutiquería, le quise llamar la eterna persecución.
Yo parto de la base de la creencia que las personas sí cambian, no en cuanto a caracteres, sino que en cuanto a deseos y necesidades. Sólo los burros no cambian.

Lo veo en mí misma. Durante todos mis 20 años dije que prefería quemarme viva antes que tener un hijo, hoy, ya en mis 30, si me preguntas, respondo que sí, que me gustaría algún día y hasta miro de reojo con cierta ternura alguna guagua que se me cruza por el camino.

Lo mismo pasó cuando se terminó mi matrimonio, la idea de volver a casarme me daba retorcijón de estómago ¡jamás! Habré dicho varias veces …. Pero con los años, me he ido reconciliando con la idea.. y quién sabe, no me cierro a esa opción.

A todos nos pasa lo mismo, el tema es cuando una está lista para tener la relación, el compromiso, la guagua y toda la challa, y el otro está metido en otro momento de la vida. Porque puede haber mucho amor, cariño, mucho de todo, pero si eso falta, la relación difícilmente pueda funcionar. Es triste, casi injusto, pero es así no más la cosa.

Ahora, también puede ser que uno confunda esto del destiempo con falta de amor, ya que es mucho más fácil creer que el otro está en otro momento antes que creer que el otro simplemente no te quiere lo suficiente o derechamente no te quiere. Pero siento que hay señales inequívocas que separan un tema de otro. El baile es completamente distinto.

El tema es que me guste o no, siento que eso es lo que pasa entre M y yo, y pasa desde hace mucho tiempo, pero como soy tan porfiada jajaajaj, intenté desviar mi atención a otras cosas. Estamos en distintos momentos y él no es malo por no querer en estos momentos tener una relación y yo no soy bruja tampoco por quererla.

Hoy tenemos necesidades y deseos distintos, que bueno…. pueden ir cambiando con el tiempo, como puede que jamás coincidamos, no soy vidente. Pero ese es el presente y el hoy es lo único que tenemos. Nuestra relación ha estado marcada por esta continua persecución y si existen otras vidas, quizás desde qué siglo nos venimos persiguiendo. Quizás en alguna vida posterior por fin coincidamos.

Poseída por la cruda realidad y sin pajaritos en mi cabeza, también sé que hay grandes historias de amor que no terminan con las dos personas juntas, sino que concluyen con ambos protagonistas con otras parejas, felices y con tan sólo el recuerdo de ese lindo amor en un rinconcito del corazón. Puede que este sea el caso… puede que no, sólo el tiempo lo dirá.

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