miércoles, 6 de agosto de 2014

Renovada!!!

Amigas y amigos! Les tengo el agrado de contarles que mi blog Historias en mis 30 se mudó de sitio. Ahora pondrán encontrarme en www.jessicaramos.cl

Además cuento con una fanpage en Facebook: Historias en mis 30.


Los invito cordialmente a revisar mi nuevo sitio y desde ya les agradezco a todos sus visitas, lecturas y comentarios, un gran abrazo para todos! 

miércoles, 2 de julio de 2014

Luchar!!!!!!

Hay personas a la que la vida les resulta, como dirían los gringos “a piece of cake”.  Hay personas que viven estas existencias planas sin mucho sobresalto: nacen, viven, se casan, tienen hijos, son abuelos, se mueren. Hay personas a las que no les cuesta casi nada, ni ganar plata, ni ser famosas, ni tener la casa propia, ni tener un auto, ni viajar…. Y no hablo sólo de la gente adinerada o con apellido anglosajón, no, estoy hablando de todo tipo de gente.

Bueno, adivinen. No soy de esas personas ja! Pero no me quejo en verdad, gracias a eso es que nunca me aburro, siempre hay algo por lo cual pelear, por lo cual luchar. Porque yo, con mucha humildad, me autodefino como una luchadora. Era eso o dejarme derriba. Mmm, no creo.

He luchado en todos los frentes. Y ahora es el momento de luchar con más fuerzas y nuevamente en todos los frentes. Luchar por lo que he conseguido hasta ahora, luchar por quién soy, luchar por aquellas cosas que amo y creo, luchar por aquello que siento merecer, y por supuesto, luchar por el amor.

Con el tiempo, he aprendido que las crisis y los cambios en general, siempre nos ayudan a crecer. Con ellos, nos ponemos más vivos, ellos son los que nos sacan de nuestra zona de confort que es muy nice, sí, pero que si nos quedamos mucho rato ahí, sólo hace que nos estanquemos y que nuestro cerebro se llene de fango.


Hay que tener buenos motivos para levantarse todas las mañanas, especialmente en estas que están tan heladas. Y mi cruzada de este tiempo es uno sólo: luchar por lo que creo justo. ¡Vamos! 

jueves, 26 de junio de 2014

Desapegada: ¡A viajar!

Creo que una de las grandes, pero grandes lecciones que me dejó el 2013 fue que hay que aprender a ser desapegada. Con esto, no quiero decir, indiferente, ni descariñada, ni robótica, sino que más bien ser capaz de entender que todo es tránsito, que todo es viaje, que nada es ni dura para siempre, que todo cambia, que el corazón cambia, que los sentimientos cambian, que las ideas cambian, que las relaciones cambian, que la gente cambia, que uno cambia, que las circunstancias cambian, que la vida cambia y que la magia de todo esto no es tenerle pánico al cambio, sino que aceptarlo y como dicen los gringos, “go with the flow”.


Y en pequeñas muestras, muy pequeñas, he hecho el intento por entender esto y soltar. Y les voy a decir que ha dado grandes resultados. Ok, uno no se libra de la pena, no se libra de ese vértigo que da en el estómago cuando uno pisa terreno incierto, uno no se libra de preguntas como ¿y qué pasará? ¿y si sale todo mal? No. Porque, no somos Gandhi, ni Osho, acá somos seres humanos reales, nada de divinidades ni misticismos exacerbados. Acá hablamos de gente cuya naturaleza es el apego y el ego…

Sin embargo, al pensar así, al tener esa pequeña convicción que si las cosas cambian es por un bien mayor,  porque así tiene que ser, uno de inmediato siente paz y uno empieza a confiar. Porque esa es la clave, confiar que el universo te saca o te pone a algunas personas en tu camino por nuestro bien. El universo muchas veces se encarga de despejarte el camino porque te quiere justamente a dónde serás más feliz, no lo hace porque te odia y porque tu destino es sufrir. Todo lo contrario.

El problema ocurre cuando uno se resiste o cuando uno insiste en algo que la vida te dice NO, no una sino que 20 veces. Ahí como que entran a jugar otras cosas y uno termina sufriendo más de la cuenta. Creo que si uno aprendiera a soltar de manera más rápida, habría menos gente herida en este mundo. Me sumo a esto.

Por mi parte, en el último tiempo, he tomado muchas decisiones, unas más acertadas que otras. Pero creo que todas – incluso las menos afortunadas – han tenido un final feliz. Hoy miro mi vida y no siento más que agradecimiento y orgullo. No ando pensando en el amor perdido. No ando pensando en recuerdos vetustos, no ando añorando el pasado. Por el contrario, amo el presente y espero con mucha esperanza el futuro.

La rabia, ese motor que me movilizó durante mucho tiempo, está apagado. Me atrevería a decir que de manera definitiva. Siento que mi corazón tuvo un cambio, un vuelco, que ahora se alimenta de otros sentimientos como amor hacia mí misma, hacia otros, de mis sueños, de mis inspiraciones…. Siento que tengo tanto que dar y siento que tengo tanto por hacer, quiero ayudar a otros… quiero aportar en este mundo y a veces pienso que algo de eso logro a través de este blog. Pero siento que puedo dar más.

Y pareciera contradictorio cómo al aparecer este nuevo término en la vida llamada “desapego”, yo siento más amor por el mundo y por mí misma que nunca.
Siento que cada paso que he dado en mi vida me dirige a un lugar, y ese lugar está cerca. Quizás me he tenido que dar la vuelta larga, quizás me he perdido, quizás he perdido la esperanza en algún momento, pero como se dice, todos los caminos llevan a Roma.

También siento en mi corazón que hoy estoy rodeada de personas muy buenas y que cada una me acompaña en mi viaje. Cada una me aporta de una u otra forma. Ya no siento esa angustia por el futuro, ni por los tiempos, antes era ¿hasta cuándo sufriré? ¿Hasta cuándo sentiré esto? ¿Hasta cuándo voy a llorar? ¿hasta cuándo tendré tanta rabia? ¿hasta cuándo pensaré en esto?

Ahora, no me hago preguntas de este tipo. Hasta cuándo nada. Yo … vivo y la gracia es vivir con estilo, glamour, con una sonrisa, disfrutando de cada cosa, desde el pancito rico de la mañana, un café bakán, hasta una buena conversación, una linda noticia o una buena compañía. Vivir desde la realidad mientras ve cómo cada día esa burbuja rosada se aleja…..


domingo, 22 de junio de 2014

Recuerdos, anécdotas, tránsito y perdonazos

A ti te recuerdo como un estado de ebullición eterno. Por ti llegué de improviso varias veces a tu casa para confirmar que lo nuestro no se había acabado, que seguía ese fuego, esa llama que me despertó de mi coma sexual. Recuerdo esas maratones pasionales de horas y horas, recuerdo esas tardes de películas, recuerdo ese pan de molde con ese queso bien amarillo que tanto te gustaba y del que más tarde me volví adicta, tal como me volví más tarde, adicta a tu piel contra mi piel. A tu cuerpo sobre el mío. Te quise. Sí. Te deseé con locura. Sí. Pensé amarte. Sí. Nos recuerdo riéndonos a carcajadas. Pero tuve que dejarte partir. Fuiste bueno conmigo y diste lo que me pudiste dar. El resto, ya es parte del pasado.

Y cómo olvidarte a ti…. el de los tragos de colores, el que siempre “negociaba” conmigo. Recuerdo haciendo una fila en el aeropuerto adportas de lo que sería nuestro primer viaje juntos en grande. Recuerdo que te volteaste y me miraste feliz y encantado. Recuerdo ese viaje en particular, los momentos, cuando me dijiste que me amabas en ese restaurante con nombre de gatuno. Recuerdo que contigo me sentí tan segura y protegida. Te recuerdo con tu celular colgando siempre. Recuerdo las tardes de cine o de comidas ricas en algún restaurante bonito. Me recuerdo a mí pensando en proyectarme contigo, me recuerdo feliz. Te quise. Sí. Te amé. Sí. Te extrañé tanto cuando te fuiste. Sí. Te odié. Sí. Pero te dejé partir finalmente y al parecer ya he comenzado a perdonarte, en silencio, como debe ser, como suelen ser cuando las cosas se hacen de manera genuina. Me perdí entre tu verdad y tu mentira, pero.. pero… sin eso no habría lo que tengo hoy, gracias. Gracias por apartarte de mi camino a tiempo.

Y tú…. Contigo me porté pésimo. Si pudiera retroceder el tiempo, cambiaría muchas cosas, pero no puedo. Lo siento, pero… pero… no puedo permitirte más que me hagas sentir culpable, ya he pagado mis pecados, ya he enmendado mis errores. Y si tú jamás me soltaste, yo en el camino, tuve que hacerlo por ti. Lo siento, en serio, pero no me sentiré más una mala mujer. A ti te quise. Sí. Pero, no te amé y estoy segura que tu tampoco, sólo amaste tu idea de mí. Perdono tus venganzas y tu rencor, perdono tus modos para hacerme sentir una persona mala y mentirosa. Aún así, te recuerdo tierno, me llenaste de mimos y saciaste la mayoría de mis caprichos infantiles como lo habría hecho un padre con una niña.

Y a ti que por primera vez te entregué mi cuerpo y me hiciste daño, sólo puedo decirte que sé que eso es una mochila grande. Romperle el corazón a alguien de ese modo, jamás pasa inadvertido, estoy segura que la vida se encargó de hacer justicia. Pero ya basta, eso fue hace mucho tiempo. Y ya el daño se reparó. Te recuerdo en realidad como un viejo chico, medio acomplejado. Ja!

Tú…. A ti ya te perdoné hace mucho tiempo. Dudo que jamás te lo diga, pero lo hice por mí. Durante años me hiciste sentir culpable por algo que no tuve la culpa. A los 15 años dudo que yo haya sido una femme fatal. No lo soy ni ahora a mis 34. Eres pasado y lo que pasó es tu mochila, no la mía. Suerte con eso.

A ti te recuerdo siempre protector, pasión al instante. Una noche te dije que te quedaras y tú no te fuiste más de mi vida hasta hoy. Hemos crecido juntos. Hemos pasado por muchas cosas de manera paralela. Eres mi compañero de vida. Te recuerdo sosteniéndome cuando yo gritaba de dolor, siempre ahí, siempre valiente, nunca confundido. Te quise. Sí. Te amé. Sí. Te deseé. Sí, pero no era el momento. Nosotros nos encontramos por razones más importantes. Te recuerdo leal, eres leal. Y sé que sólo un hombre como tú habría estado conmigo en ese momento tan amargo. Yo jamás te abandonaré por ello.

Por último tú…. Hombre con una gran historia detrás. Qué gran personaje que eres. Te respeto y te admiro. Me encontraste muerta de miedo, como un animalito herido. Me diste el “vamos”, pusiste fin a mi coma emocional. Me hiciste pensar en que podría gustarme de nuevo un hombre, me despeinaste, me descolocaste y aunque no resultó, me hiciste bailar el mejor tango de mi vida con mis sombras, con aquello que da miedo mirar. Te recuerdo indómito, te recuerdo bailando, te recuerdo apasionado, intenso. Perdono tus salidas de madre y ausencias, así como las mías también. Te recuerdo un luchador y un sobreviviente. Pero te tuve que soltar porque hombres como tú hacen que mujeres como yo siempre quieran más…. ese más que no habrá. Feliz viaje.


Les deseo a todos un increíble viaje. Ya no puedo retenerlos más en mi memoria ni en mi rabia. Gracias por todo. Adiós. 

viernes, 20 de junio de 2014

Nuevo ciclo

La vida siempre se encarga de ponerte en tu lugar y siempre se encarga de hacer que todo confabule para que  llegues a donde te está destinado. Por eso uno debe sentir que siempre donde uno está es el lugar indicado, por algo uno está ahí, a esa edad y con esas personas. Nada es al azar jamás.

Siento que en este momento en mi vida todo se mueve y todo es un llamado a moverse también. Es como que todo lo que tengo ahora es transitorio, pero no en mala, en el sentido así como que voy a perder todo lo que tengo, sino que más bien es un sentimiento en que todo se va a transformar en otra cosa, llámese pega, llámese forma de vivir, llámese corazón, TODO.

Ahora, por ejemplo, siento por primera vez que la rabia acumulada durante 1 año ya no me sirve de nada, como que me estorba más que me aporta. Antes, esa rabia fue motor, movilidad, fue creación de nuevas ideas y teorías. Hoy no es más que un montón de sentimientos vetustos con olor a naftalina acumulados en un rincón, llenos de polvo.

Mi vida ha tenido también movilidad en otros sentidos creativos. Mi cabeza está llena de ideas, historias, de cosas que quiero hacer, de viajes que quiero emprender en fin… siento que se acabó.el odio parido, la rabia amarga, el rencor y el sentimiento de injusticia. Así suelen ser mis procesos, los míos no acaban porque otros me dicen que está mal o porque otros intentan sacarme de un lugar o alejarme de una persona, acaban cuando mi naturaleza indica “ya basta”, y siempre lo dice, yo jamás me quedo pegada para siempre. Me demoro, a veces, pero siempre doy vuelta la página y sí, perdono, siempre perdono.

Me siento mucho más grande en este nuevo ciclo. Tengo más conciencia de mis dolencias, de mis dolores, de mis defectos, de mis miserias, de mi lado oscuro. En el ciclo que se acaba bailé harto con mi sombra, miré fijamente a los ojos de la parte más macabra que tengo y que creo que todos tenemos. La diferencia con otros es que quizás yo sí me atreví a aventurarme y ver qué hay debajo de esos escombros. Mugre, obvio, pero ojo, hasta la mugre sirve para crecer y mejorar.

Si uno no conoce su lado más feo, su lado más loco, su lado menos equilibrado, su lado más apasionado y desatado, uno no se conoce bien. Uno se oculta, uno vive con miedo porque no vaya a ser que te desates sin querer… pero ese es un viaje personal que yo quise tomar, pero ya estamos Ok. Tengo bastante material.

Ahora, me gustaría en este nuevo ciclo estar más asertiva y más creativa, también, dentro de lo posible, más tranquila, pero no por eso menos intensa, pero ahora intensa en otros sentidos en unos más productivos. Yo siempre he tenido una energía muy poderosa, que destruye pero que también construye. Yo quiero ahora construir y ver qué me depara la vida que a todo esto cada vez me gusta más. A veces se comporta como una verdadera casquivana, es cierto, pero a veces también es una dulzura. No puede ser sólo una todo el rato, tiene que ser de las dos formas.

Algo se viene en mi vida. Y siento que mi historia se ha ido construyendo de tal forma para llegar a este momento que está cerca. Todo lo que ha pasado y lo que no también está hilado de tal forma para que yo llegue ahí, justo ahí. Justo ahí….

He descubierto o mejor dicho, redescubierto mi pasión por las buenas historias ajenas y propias. Soy realmente una coleccionista de historias, de amor, de tragedia, de desamor, de locura, de cordura, de valentía, de cobardía…. Amo los buenos personajes. Esos que te hacen pensar, esos que conviven con su lado oscuro, esos que desafían sus destinos. Me gusta la gente que vive y que no está viva solamente porque respiran. Amo a esos personajes que se arriesgan, que se la juegan por una verdad, por un sentimiento, por una premonición, por un amor, por una idea, por una aventura, por sí mismos, por el resto…

Amo lo real con toda su amargura, injusticia y oscuridad. Amo lo real con toda su luminosidad, amabilidad y belleza. Amo bailar (sola o acompañada),  amo cantar cuando estoy sola, amo reírme y la gente que se ríe a carcajadas de sus desgracias, amo la amistad, amo a los animales, amo escribir con todo mi cuerpo y corazón, amo a mi familia, a  mis amigos, amo aprender y darme cuenta que todos los días se aprende algo de la forma más inesperada. Amo el sexo salvaje y tierno, amo entregarme en ese espacio. Amo tantas cosas… amo la vida, amo mi vida.

Siento que esta nueva etapa que comienza es de agradecimiento y el inicio y construcción de los cimientos de algo importante. Esa Jessica despeinada, esa Jessica asustada, esa Jessica, enrabiada, se ha transformado lentamente en una versión más equilibrada de sí misma. Una que sabe callar cuando hay que hacerlo, una que sabe gritar, cuando hay que gritar, una que sabe decir que no, cuando hay que hacerlo y una que sabe diferenciar un error a un acierto. Una que ha empezado a perdonarse…. 

martes, 17 de junio de 2014

Tu mentira rosada

A Cecilia Bolocco le pasó. Una mujer inteligente, la más bella del universo, con buen apellido, buenos contactos, entonces ¿por qué a mí no me podía pasar también? Bueno, lo de Cecilia fue más trágico porque ella se llegó a casar con el personaje que después resultó ser gay.

Esta es la primera vez que trato este tema de manera pública. Lo he conversado miles de veces con amigos, con mi familia y con mi almohada, pero no es hasta hoy, a casi un año desde su “confusión” que he decidido comentar aquello que pareciera ser tabú, es como que todos saben, pero nadie lo dice, bueno yo lo digo, el hombre con quien estuve un año  y medio, el mismo con el que yo me proyecté, con el cual yo habría traído hijos al mundo y toda la parafernalia, al parecer es gay.

Digo al “parecer”, porque yo no lo he visto dándose un beso con otro hombre, ni acostándose con otros, ni durante nuestra relación lo pillé viendo ni porno ni haciendo comentarios sobre otros hombres y tampoco noté nada extraño en el sexo conmigo. Tampoco él ha salido del clóset ni lo he escuchado decir que es gay. No quiero ser injusta con él pero tampoco quiero ser más injusta conmigo y no decir la verdad.

Porque yo muchas veces tuve que “defender” su heterosexualidad durante y hasta después de la relación. “Si me lo preguntas a mí, él no es gay”. ¿Qué fuente más fidedigna que yo? Pero creo que fui ciega o mejor dicho, no quise mirar. ¿Para qué, si todo era tan re perfecto? O por lo menos eso pensaba hasta hace un año más o menos.

Él y sus trajes de marcas rimbombantes, él y sus putas corbatas de colores rimbombantes, él y sus viajes – escapadas de la realidad-  él y su obsesión con andar combinado de pies a cabeza, él y su locura por dejar la ropa lista para la mañana siguiente aunque hayan sido las 4 am, él y su programación tipo carta Gantt, él y sus tapper preparados por su mamá porque era incapaz de hacerse un huevo para el almuerzo, él  y sus mentiras me hicieron a mí vivir en una mentira por un año y medio.

Porque a mí lo que me da rabia no es que el hombre posiblemente sea homosexual, yo respeto tremendamente a los homosexuales, tengo amistades gays, cero rollos, pero eso es una cosa, y otra muy distinta que el otro en su “confusión” aparente algo que no eres y de pasadita, me pase a llevar con sus rollos.

Cuando un día dije “me siento estafada”, no estaba tonteando. Y ahora te hablo a ti: Tú, tú me estafaste. Sí, tú, el que todo el mundo quiere como si fueras el viejo pascuero, como si fueras algo así como súper estrella, cuando no eres más que un mentiroso, un hipócrita que no quiere a nadie, más que a sí mismo. Tú que sólo tienes a un millón de amigos porque te pudres por dentro al estar solo, porque no puedes mirarte al espejo, porque no te aceptas, porque no quieres verte. Sólo te quieres a ti mismo. Ni a tu un millón de amigos quieres, porque con cero prudencia escuché hablar de ellos. “Bipolar”, “loca”, “mediocre”, “poca cosa”, fueron algunos de los comentarios que me hiciste sobre algunos, los más queridos.

Ahí, en ese mismo minuto yo debí saber con quién me estaba enfrentando: un saco de gueás con recomendación. Un hombre que vivirá su vida entera aparentando cosas que no son. Me mentiste, y me dejaste sola cuando más te necesité, porque vuelvo a decir, tu sólo te quieres a ti mismo. ¿Buena persona? Una buena persona no me dice con soberbia “no saco nada con llorar sobre la leche derramada, porque ya fue”, cuando yo, dolida te enfrenté porque cuando pasó lo de mi mamá no estuviste cerca. Y mucho menos, una “buena persona”, me explica a mí que nunca se acercó (más que un mail de buena onda) a mí porque “quería hacer una diferencia entre el pololeo y el término”. Vanidoso, egocéntrico, narcisista. Poca cosa.  

Yo ya me cansé. Me cansé de permitir que tú le hagas pensar al resto que eres tan bueno, y el mejor ex, tan civilizado y bueno…. No eres más que un saco de mentiras rosadas y tragos de colores a quien yo amé sin condiciones. Porque yo amé a este personaje ficticio y conseguí algo con lo cual hoy lucho todos los días: reamar mi vida en base a la verdad y a la realidad.

A mí no me duele la verdad, prefiero conocer a alguien que tenga unos defectos abismantes, pero que sea capaz de mirarme a la cara y de frentón decirme “hola, soy un looser”, porque eso me da la opción de elegir si estoy o no con él, pero tú no me diste opción. Me pintaste algo que no era y claro, como dicen, uno puede mentir mucho tiempo, pero nunca para siempre.

Convertiste una parte de mi vida en mentira. Y eso ha sido un golpe tremendo, porque me obligó a mirarme también y rearmarme en un mundo que no es nada de rosado te contaré, donde no hay tragos de colores sino que destilados, donde la gente está dañada en serio , donde a veces no hay vuelta atrás, donde a veces uno no está con alguien por amor sino que por deseo o soledad, donde uno no siempre está cantando bajo la lluvia ni en los mejores lugares, ni con los mejores amigos, ni con los mejores tragos, donde uno a veces tiene que comer mierda un rato, porque la vida es así. ¡La vida es así! Es altos y bajo no es una puta canción eterna de David Guetta.

Mi CM preferido. ¡Buenos días! ¡Buenas noches! ¡Saludos! ¡Un abrazo Jessi! ¿un abrazo por correo electrónico cuando mi mamá tenía cáncer? ¿Un posteo de saludos cuando yo me estaba muriendo de pena? ¡Todo es para mejor! Cuando tú jugaste a las barbies y al kent con mi vida ¿really? Y después… tu buena onda de amigos…. ¡MENTIRA! Todo lo tuyo es mentira. Y eso es lo que yo no perdono. Porque que me hayas dejado de querer es comprensible, pero el resto, no es digno de “una buena persona” como te  encanta venderte.

Y lo más triste es que soy la única que lo dirá y lo gritará, tú no eres buena persona. Y lo digo una y otra vez. Pero hay algo mágico en todo este proceso, y eso es que yo – con mucho tesón – he ido reencantándome de nuevo con la vida y el amor, pero con la vida y el amor real. En fin. Buen viaje, no tengo nada más que decir sobre este tema, ya me exorcicé. Te saqué de mi vida ya y te saco de mi rabia también desde el momento exacto en que publico esta entrada. 



viernes, 13 de junio de 2014

Cartas de amor, correos, posteos y otros….

Yo ya sabía que Frida Kahlo y Diego Rivera habían mantenido un romance tormentoso. Él, poco agraciado y con panza, siempre fue un mujeriego de primera línea. Sólo me queda pensar que conquistaba con su intelecto y buena labia. Por su parte ella, también le era infiel, no sólo con hombres sino que también con mujeres. También una vez escuché por ahí que se llevaban como el perro y el gato y que alguna vez rayaron en la violencia.

Pero no es hasta que una amiga me mostró algunas cartas de Frida a Diego que realmente entendí el tipo de relación de amor que ellos mantuvieron por años, literalmente hasta el último día de la pintora en esta tierra.

Un amor desbordado, un amor cruel, un amor demencial, un amor masoquista, un amor destemplado con varias idas y venidas. Con muchos adioses y varias bienvenidas. Un amor pasional, un amor donde por lo menos uno de los dos (en este caso le tocó a Frida) entrega- como siempre digo – hasta el hígado por el otro.

Acá reproduzco una de estas cartas escritas por el propio puño de Frida:

"Mi amor, hoy me acordé de ti aunque no lo mereces tengo que reconocer que te amo. Cómo olvidar aquel día cuando te pregunté sobre mis cuadros por vez primera. Yo chiquilla tonta, tu gran señor con mirada lujuriosa me diste la respuesta aquella, para mi satisfacción por verme feliz, sin conocerme siquiera me animaste a seguir adelante. Mi Diego del alma recuerda que siempre te amaré aunque no estés a mi lado. Yo en mi soledad te digo, amar no es pecado a Dios. Amor aún te digo si quieres regresa, que siempre te estaré esperando. Tu ausencia me mata, haces de tu recuerdo una virtud. Tú eres el Dios inexistente cada vez que tu imagen se me revela. Le pregunto a mi corazón porque tú y no algún otro. Suyo del alma mía". 
Frida K.

Otra carta, esta la escribió cuando ella se entera en el hospital que le amputarán una pierna:

“No me aterra el dolor y lo sabes, es casi una condición inmanente a mi ser, aunque sí te confieso que sufrí, y sufrí mucho, la vez, todas las veces que me pusiste el cuerno… no sólo con mi hermana sino con otras tantas mujeres ¿Cómo cayeron en tus enredos? Tú piensas que me encabroné por lo de Cristina, pero hoy he de confesarte que no fue por ella, fue por ti y por mí, primero porque nunca he podido entender ¿qué buscabas, qué buscas, qué te dan y qué te dieron ellas que yo no te di? Porque no nos hagamos los pendejos Diego, yo todo lo humanamente posible te lo di y lo sabemos, ahora bien, cómo carajos le haces para conquistar a tanta mujer si estás tan feo hijo de la chingada….”

Notable Frida. Y eso también me hizo acordarme de tantas otras cartas que he leído de autoras, pintoras, artistas reconocidas. Todas mujeres inteligentes, todas mujeres admirables, todas mujeres que podrían haber tenido a cualquier hombre, pero que un día se obsesionaron con “ese”, con “ese” que no da su brazo a torcer, con “ese” que uno no lo tiene seguro, con “ese” que puede irse en un abrir y cerrar de ojos.

¿Locura? ¿Ego? ¿Desafío? ¿Amor? ¿Poco amor propio? ¿enfermedad mental?  No tengo idea, pero sí me queda claro que  son estas las historias de amor que trascienden en el tiempo, y no las tipo "bueno y nos conocimos y vivimos una vida plana y nos fuimos de esta vida en silencio". Esas mueren en el olvido, estas otras, inspiran novelas, libros, películas.... 

Ahora, para hacer honor a la verdad Diego también le escribía a Frida “niña bonita”, le mandaba flores, pero claro, me imagino que lo hacía cuando se desocupaba con su amante de turno o cuando ya había terminado un cuadro. Se me hace que su amada Frida no estaba dentro de sus prioridades. CREO. Bueno, por lo menos cuando ella partió de este mundo, él espetó el siguiente halago: “Yo me he dado cuenta que lo más maravilloso que me ha pasado en mi vida ha sido mi amor por Frida”. Un reconocimiento por mortem, estoy segura que ella habría querido escuchar más de eso en vida, pero es lo que hay. Pero si uno se detiene a pensar en este "halago", la verdad es que es sólo un himno hacia él mismo, y hacia SUS sentimientos por ella. En fin. 

Leer las palabras de Frida me hacen recordar mis propias cartas. Bueno, hoy ya no se escriben misivas, sino que correos electrónicos, mensajes en Facebook, SMS, watsapp, etc, pero es más de lo mismo. Tengo en mi mente el recuerdo de uno de mis tantos adioses, tipo: te odio, no me busques más… espero que seas feliz, te odio, un abrazo. Es para la risa, pero hay relaciones así. He escrito también mensajes de odio parido en la versión chilena de “hijo de la chingada” de Frida. He dicho miles de veces yo me aparto de ti…. En fin.

De la pasión a la locura, siempre he pensado que hay un solo paso. Yo soy de las que me cuido bastante de la demencia, lo reconozco. Yo podría decir que hasta hoy mis locuras pasionales han sido temporales, no como Frida que se casó no una, sino que dos veces con panzón y que murió amándolo y prendiéndole velitas. No sé en qué irá eso… si es que hay mujeres más propensas a la locura producto del amor o desamor.

Pensaba que a lo mejor la inteligencia estaba ligada a esto de NO entregarse de manera irracional a un sentimiento o a un impulso, pero parece que las neuronas no tienen mucho que ver con esto, sino que es otra cosa… pienso que tiene que ver con algo patológico. Frida decía que sentía que algo de ella siempre faltaba, que estaba incompleta…. Creo que tiene que ver con esta incesante búsqueda de ese “otro” que “llena” nuestros vacíos, nuestros espacios. Algo que es muy femenino, no sé si es porque lo llevamos en los genes o es algo cultural, o ambas cosas…. Me refiero a la incapacidad o más bien la dificultad de ser capaz de llenar una misma sus espacios, la necesidad que otro venga y los llene, nos haga felices, cuando la verdad es que si dependemos de otro para esta tarea, es como colocar todos nuestros sueños, añoranzas y esperanzas en otro ser humano que está igual de cagado de miedo que una. Mucho peso encuentro yo… pero lo hacemos.

Yo he sido Frida. Yo he tenido a mi panzón también. Todas hemos sido Fridas. Es parte del aprendizaje. Sin Frida no hay luz. Sin Frida no hay evolución. Ahora, perderse en el amor, perder ese equilibrio vital por alguien, por un sentimiento, por una emoción, tampoco lo encuentro de sicopátas, creo que es necesario vivir esto por lo menos una vez en la vida. Claro que con ciertos límites, tampoco se trata de terminar en un asesinato o suicidada. Bueno, así pienso yo, también es porque amo las  buenas historias.  

miércoles, 11 de junio de 2014

Mi Mr C

“La vida es un viaje”, me dijo una vez en sueños y vaya que lo fue. El viaje con él fue de esos tipo montaña rusa, subimos, bajamos en caída libre, subimos de nuevo… la sensación fue buena, de pronto agotadora, y a ratos aterradora.

C fue el “shot” que necesité un rato para arrancar motores.C fue el bálsamo, la droga, la evasión, el juego, la entretención de mis propios demonios. Mi lucha por salir de ese círculo no ha sido una lucha con él, ha sido una lucha conmigo, con mis propios miedos, mis propias perversiones, mi propio lado oscuro.

Él fue el desafío  que el Universo colocó en mi camino para que yo tomara una decisión muy importante, una de vida, una de convicciones, de valores, pero principalmente de amor propio. Él fue una especie de fantasma del futuro, uno que me mostró qué pasará conmigo si es que no logro aterrizarme y controlar mi caprichoso ego. La vida me lo ha preguntado varias veces “¿esto es lo que quieres ¿sí o no?”. La decisión siempre, pero siempre ha sido mía.
 
Ahora, sería injusto endemoniar su figura y contar que todo fue fango. No lo fue. Jamás fue tampoco caminar por un prado, en realidad, tampoco me interesó nunca que así lo fuera, porque me cansé de andar jugando a correr por el campo, la vida no es así, pero… hay pasajes buenos, momentos buenos y sin duda, cuando rememore algunos episodios de mi vida, él no será olvidado.

Lo recuerdo bailando, lo recuerdo tomándome por la cintura, lo recuerdo mirándome con deseo, con desafío, lo recuerdo como una atracción radioactiva. Lo recuerdo haciéndome literalmente gritar de goce, lo recuerdo asertivo, inteligente, encantador, lo recuerdo como una gran tentación, como un desafío.

Pero también recuerdo sus ganas de controlarlo todo, recuerdo su egoísmo, recuerdo sus complejos de inferioridad, recuerdo sus traumas de niñez, recuerdo su incapacidad para dar amor de manera sana, recuerdo su apatía, recuerdo su miedo, recuerdo sus contradicciones, recuerdo su lado oscuro, recuerdo su machismo, recuerdo sus ojos saltarines (mi madre siempre me dijo que tuviera cuidado con ojos así), recuerdo su distancia con su hija, recuerdo cómo empecé a sentirme cada vez que se acababa un fin de semana de evasión, recuerdo cómo él comenzó a desgastarme con su indiferencia bipolar.

Almas como esas no cambian. Almas como esas no sanan. Almas como esas no cicatrizan. Y yo, no me permitiré jamás ser la mujer “que lo logró”, tengo muy claro el precio de eso y siento en mi corazón, que no es mi destino, no llegué a este mundo para salvarlo del peor enemigo que tiene: él mismo. Vine a algo parecido sí, a salvarme a mí, de mis propios demonios y de pasadita, y muy humildemente lo digo, a ayudar a otros. Yo vine a aprender a amarme.

Soy de las que creen en reencarnaciones y vidas pasadas. Estoy segura que yo ya conocía a Mr C de hace muchos siglos. Siento que nos hicimos daño, no sé si él a mí o yo a él, o ambos dos. Pero él me viene siguiendo de hace rato, y no permitiré que haga lo que me hizo antes en esta vida, porque para ser sincera era casi imposible que nosotros dos nos encontráramos, pero pasó y eso se llama destino.

Si alguien me preguntara sobre si me arrepiento de haberlo conocido, la respuesta es no. Él es lección, él me mostró mi sombra, él me mostró, enrostró y potenció todo aquello que no ha sanado en mí. Sin él, posiblemente hay cosas que no vería de mí, o  me habría costado más pesquisar.

Creo que este viaje fue necesario y que la mayor parte del tiempo sonreí. Pero todo viaje debe tener un final, porque si se alarga más de la cuenta, pasa que uno empieza a marearse, a quejarse, a aburrirse, y a sólo desear que el avión descienda. Yo, para ser sincera, siento que me fui antes que el avión explotara jajaajaja. Salí de ese lugar con mi paracaídas porque me di por enterada que el avión nica iba a aterrizar solo.
Tenía razón: la vida es un viaje, la vida es tránsito, la vida es aprender de ir un lugar a otro. La vida es un viaje, entretenido, fome, bueno, malo, rápido, lento, desgastante, motivante, doloroso, alegre…. La decisión es de una. Yo ya tengo mi opción.


miércoles, 4 de junio de 2014

La debacle

Y justo cuando uno piensa que este año todo será más tranquilito, en que las penurias que uno sufrió durante el 2013 ya han sido resueltas y que ahora toca gozar, ¡Paf! Dios me recuerda que la lección aún no ha sido aprendida. ¿Cuál lección? Ya me perdí y tengo en estos momentos la cabeza demasiado revuelta como para pensar con mucha claridad.

Es como si la vida me empujara a algún lugar, no sé a dónde eso sí, es como ¡ahora es el momento! Y me guste o no, es el momento. Como ya a estas alturas todo castillo rosado se me ha derrumbado, me tomo lo que pasa en mi vida con bastante realidad, ojos bien abiertos, orejas bien paradas, pero corazón retraído. Es lo mínimo que puedo hacer para no sucumbir ante la fatalidad.

Estoy agotada!!!! Porque lo único que quiero es estar tranquila en algún puto lugar. Pero es como que todo me indicara que tengo que avanzar, irme, moverme… no hay caso. Pienso que acá entra a jugar un poco el destino, y es increíble cómo al ver los sucesos que han ocurrido, puedo decir con bastante audacia que todo, prácticamente todo me llevó a este punto de inflexión.

Dios es un personaje muy chistoso o se hace el chistoso, tiene unos guiones que son para estrujarse de la risa. Pero ¿saben qué? Igual puede ir a enchufarse un rato su guión, ¡Give me a break!


Como sea, como sea… siempre he sido una fiera de corazón, una mujer fuerte y luchadora, he estado en peores escenarios que el que protagonizo ahora y yo decreté hace un tiempo atrás, que yo nunca, nunca volvería a pasar por una penuria de aquél tipo más. Nunca más. Lo firmé con sangre. Y a mí no se me cae la corona. Llegó la hora de moverse, llegó la hora de cambiar de rumbo, así es la vida o no….. 

martes, 3 de junio de 2014

Un buen polvo

Yo creo que no hay definiciones universales para esto. Para algunos será tirar por horas, para otros será hacerlo en lugares raros, para algunos será tener varios orgasmos y hasta para algunos será tener uno no más. En fin, cada persona es un mundo en temas como este.

Si me preguntan a mí, una buena encamada se traduce en un resultado multifactorial. Soy mina, sorry, soy más compleja. Tiene que ver con la conversación previa, las miradas, si me tomé o no un trago, si comí o no, si tengo ganas, si estoy cansada o no, si la persona de enfrente me tiene enferma de caliente o si en verdad es sólo por una cosa de satisfacer una necesidad o peor, por aburrimiento.

Haciendo rewind en mi cabeza, yo podría decir que he sido bien y mal cogida. He sentido deseo demencial y  no he sentido nada. He pasado de sentir mucho a no sentir nada, he pasado de sentir nada a sentir mucho. El sexo es mágico, sano y por lo menos para mí, un condimento muy efectivo para que yo me enganche de alguien. Porque así como hay minas que se enamoran del hombre que les regala flores, así como hay minas que se enganchan de un loco porque tiene auto, yo me engancho de un hombre que me folla bien. Tal cual.

Me pasó una vez hace unos años. Y me enganché como un demente porque él fue quien me ayudó a resucitar de un coma sexual. Él fue el primero que me hizo vibrar con un  buen orgasmo. Y luego, de uno, quise dos, y luego de dos quise tres y cuatro y ¿por qué no darme orgasmos para siempre? Ja!!!!!!!

Por ese hombre me volví media loca. Podía tirar con él por horas y no es algo metafórico, estoy hablando horas: no dos, no tres, no cuatro…. 9, toda la noche más la mañana completa del día siguiente. Ahora que lo pienso, no sé cómo me podía levantar después para ir a trabajar jajajajaja  y ahora que lo pienso no sé cómo me la pude, pero para que vean lo que una hace cuando te motivan bien.

Pero ustedes comprenderán que con tanto sexo era imposible que nosotros dos saliéramos de la cama, por ende no hacíamos ninguna otra actividad que esa, intentamos salir de ahí, pero no se pudo. Fin de la historia.

Luego de él vino un amor que pintaba ser amor del bueno…. claro que era inexperto en esa sección. Y como soy tan entregada y buena, fui paciente, yo siempre decía que era un diamante en bruto y le enseñé una que otra cosita por ahí. Aún espero mi mail de agradecimiento, estoy segura que algún día de algo le servirá ja!!! Yo con él igual compensaba todo, o sea, Ok, no será como el otro pensaba yo, pero me da amor y del bueno, así que el sexo podía restarse en importancia.

Pasé mucho, pero mucho tiempo pensando que el “resucitador” había sido “él” mejor sexo de mi vida y que no quedaba más que resignarse a una vida de placeres moderados. Hasta que la vida me sorprendió con C, cuando lo vi lo supe, ni siquiera fue necesario que me tocara.

¿Y qué hizo que el sexo fuera bueno? una suma de cosas, a ver… primero su atractivo físico, lo encontraba guapo, a él lo comparo con un felino, como un puma, su mirada, siempre tuvo una vibra sexual. No sé, su forma de pararse, su forma de caminar, de hablar, de expresarse, de mirar, de mirarme.

Luego,  su forma de tocar, segura y ¿cómo decirlo? territorial quizás. Esa cosa cavernícola de “´tú eres mía” no sólo dicha en palabras sino que también en actitudes… igual al final creo que también tiene que ver con química, una sumatoria de física cuántica corporal. Ah! Y también influye la destreza erótica del otro… claro uno podría decir ‘este gallo sabe demasiado bien dónde está todo y cómo hay que tocarlo, seguramente ha estado con mil minas’…. Sí… pero igual es agradable encontrarse con alguien que no haya que darle un video tutorial de lo que es una vagina. GRACIAS!!! Otro punto importante es que el hombre hacía sexo oral y lo sabía hacer, su destreza lingual también influyó el en resultado final.

Con este hombre en poco tiempo, tuve varios orgasmos. Aún recuerdo que la primera vez que pasó yo le dije, sin pensar, “que Dios te bendiga”, qué risa… Fue toda una aventura ese hombre, no me arrepiento de ni un solo momento.

Bueno, debo sentirme bendecida porque hay mujeres que viven una vida siendo mal cogidas y sin esperanzas de nada mejor, con el pelo opaco y la piel seca. Igual soy de las que piensa que la sexualidad es responsabilidad de una, tampoco se trata de decir “chuta tira mal, en fin”, hay que enseñarle al pobre hombre también cómo y dónde a una le gusta. Claro que hay algunos que se ofenden o que no entienden nunca, pero eso es harina de otro costal….




miércoles, 28 de mayo de 2014

B Day

Hoy es mi último día con 33 años. ¡Qué edad! Cuando sean las 12 de la noche podré decir aliviada que he sobrevivido a la llamada edad de Cristo.  De haber sabido el 29 de mayo del 2013 al soplar las velitas que iba a ser así de turbulento, en vez de pedir deseos,  me habría encomendado a Dios y a Osho. Pero no lo sabía, prácticamente no vi venir la avalancha que se me vino encima, la tragedia JF como le decimos con una amiga.

Yo creo que mis 33 ha sido la edad más convulsionada que he vivido hasta ahora, una verdadera teleserie mexicana, donde hubo de todo: amor, desamor, odio, rabia, pena, traición, sexo, locura, confusión, romances, viajes, reencuentros, desencuentros…. Hubo de todo, supongo que fueron bien vividos.

Quedando unas pocas horas antes de despedirme formalmente de mis 33 primaveras no puedo dejar de mencionar todas las cosas buenas que llegaron de la mano de lo malo, sino sería una malagradecida.

A mis 33 años viajé por primera vez sola y fue increíble, aprendí el valor de la amistad verdadera, reconocí con los ojos bien abiertos a las personas que me quieren y que están conmigo en las buenas y en las malas, reconocí el valor de la familia, me enfrenté a mis contradicciones sustanciales, aprendí a conocer de cerca mis miserias, a divisar mis demonios y quizás lo más importante, por primera  vez estuve soltera durante 10 meses y ¡de corrido! Ja!

Aprendí el valor de las oportunidades, me enteré que los momentos pasan, que el tiempo pasa, que el corazón cambia, que las personas cambian y que el miedo es el sentimiento más destructivo del mundo, que paraliza corazones, que espanta sueños, que derriba castillos.

Hace exactamente un año atrás yo estaba en otra, navegando en mi nubecita rosada, ciega, sorda y a veces hasta muda. Durante mucho tiempo repetí la siguiente frase “me habría gustado que las cosas hubiesen sido diferentes”, pero lentamente fui aceptando que las cosas fueron y son tal cual deben ser, sin un punto más ni una coma menos.

Tantas cosas pasaron en mis 33 que sólo puedo imaginarme qué puede pasar en mis 34, la vida es un misterio, un día uno está en un lugar y al día ¡paf! estás en otro.  Curiosamente si alguien me preguntara si yo haría algo distinto si pudiese retroceder el tiempo, sólo diría que sufriría menos, la vida es muy corta para lamentarse mucho por una pérdida amorosa.                No me arrepiento de todo lo que vino o hice después, porque creo que fue y ha sido parte de mi camino.

A poco de cumplir 34 años también confieso que estoy en plena lucha con mis demonios, con los más feos, con esos que creo que nunca he podido o querido enfrentar hasta hoy. Pero ya llegó mi momento. Y  bueno…. como siempre he intentado en mi vida, a chaparrón ¡una gran sonrisa!

Como es mi cumpleaños, quisiera decretar para mí unos 34 llenos de felicidad, de paz real, de sabiduría, de madurez, de mucho amor, en especial de amor propio, me decreto la llegada - cuando esté lista- de un amor lindo que me haga feliz, y como sé que la vida es de altos y bajos, decreto que los bajos estén cargados de enseñanzas, como sé que el amor no es sólo rosa, sino que también espina, decreto que sea una espina que valga la pena, decreto para mí la capacidad de elegir bien mis batallas, porque sé que energía y  fiereza me sobran, pero también sé que a veces confundo mis luchas, decreto mucho amor también para mis seres queridos, decreto tener la capacidad de perdón para quienes me hacen o me han hecho daño, decreto para mí una segunda oportunidad para amar y que me amen, decreto que todo lo dañino, tóxico y nefasto que hubo en mis 33 años se vaya y decreto que mi sueño de mayo no se truncó, sólo está en stand by: EL AMOR SÍ TRIUNFARÁ. AMÉN. 

domingo, 25 de mayo de 2014

En tiempos de cólera

Confieso que estoy enojada. No es algo de ahora último, es algo que se viene gestando de hace muchos meses. A veces lo oculto con ironía, otras veces con chistes. Debo decir que me encuentro una mujer divertida, tengo el don de convertir una historia trágica en comedia. Incluso puedo hacer reír a carcajadas a alguien sobre algo que me puso triste o que me duele. Así soy yo, una gran manga de bromas en cuyo fondo yace mucha rabia y enojo.

No es un talento tan malo, gracias a él he podido aliviar mi mente y corazón de traumas y fatalidades. Es mi mecanismo de defensa: reírme de lo que quizás no debería causarme tanta diversión.

Pero llega un momento en que hay que parar de esconder las cosas feas debajo de la alfombra y darle la seriedad que merecen. Yo siempre supe que cuando llegaría ese momento me preocuparía por mi ánimo, mis actitudes, comportamientos y corazón. Por eso dilaté tanto ese momento. Porque afrontar algunas verdades significa no sólo irme directo al diván, sino que también implica barrer con las últimas miserias de mí que quedaron de la pena y la desilusión.

La vida no es como yo pensaba que era. El amor no es como pensaba que sería, estar en pareja no es como creía… mi castillo rosado se me vino al suelo delante de mis ojos mientras yo con espanto no supe (aún no sé) qué hacer o decir.

Esto es tan fatal como que alguien comprobara que Dios no existe, que el mundo no es redondo sino que plano, o que cuando uno se muere, uno se muere no más, no hay nada más allá. ¿Qué queda por creer? ¿qué esperanza puede quedar? ¿a qué cosa una puede aferrarse? A la nada…

Me pasa exactamente lo mismo en el área del amor romántico. Es como si todo lo que yo pensé que era NO es, y lo peor es que la realidad no sólo dista mucho de lo que creí sino que además no me gusta. Y hay que decir que eso me produce una gran frustración, una gran rabia porque no me resigno, no me resigno a decir ‘chuta, es lo que hay’, y lucho, lucho en contra de la realidad, lucho en contra de mí, lucho, lucho, lucho y luego vuelvo a frustrarme, porque esto es como cuando  Don Quijote peleaba con Molinos de Viento….

Mi último intento romántico fue como haber intentado escalar la Muralla China. No me arrepiento de nada, porque el da y quita, le sale una jorobita. Di todo lo pude dar en esa pasada. Pero fue tan infértil como intentar abuenar a Godzilla con King Kong, dos almas errantes, dos almas con ganas de dominar, jamás pueden ceder con la cara llena de risa, salvo cuando hay amor, salvo cuando por lo menos uno se enamora locamente y cede hasta el suspiro.

Creo que no estoy dispuesta a vender mi alma al diablo por amor. No sé si ahora, no sé si nunca. No creo que esté dispuesta a entregar mi corazón en bandeja, no creo que esté dispuesta a modificarme entera para que alguien me quiera. Lo intenté, pero sólo conseguí enojarme más. Y el resultado final fue bastante nefasto. Tal como le dije a una amiga hace unos días, me sentí como el Chaitén… dormida… pero bastó una cosa para que ¡paf! La lava llegara hasta los lugares más impensados.

Ustedes comprenderán que para una persona que ama el amor y estar en pareja, el no poder estarlo es fatal, deprimente y muy frustrante. Pero hay un rabia en mi corazón que debe mitigarse antes de que yo ponga mis energías en una relación, de lo contrario, sólo consigo intentos infértiles que al final me hacen más daño que feliz.

C fue un hombre que me enseñó algunas cosas de mí, él fue mi espejo. Sin él, no habría descubierto este fastidio que tengo retenido y que no se va y que sé que no irá hasta que empiece a trabajar en él. Y sé también que entrar a esa dimensión desconocida será pega, adentrarse en el  lado oscuro requiere de mucha energía. Y bueno… es lo que me tocó hacer ahora, y acá  voy.



lunes, 21 de abril de 2014

Sobre el deseo indomable y mi rebelión

En mis 33 años de existencia en este mundo nunca me había pasado sentir algo así por un hombre.  O sea, me han gustado hombres, los he deseado locamente también, he amado, he sentido pasión y lujuria, pero nunca como esto.

C es el primer hombre que conozco y que me gusta altiro, no fue necesario conversar, no fue necesario que me contara sus secretos o pensamientos más profundos, desde que lo vi, me gustó. Y a medida que lo fui conociendo, incluso con sus mañas y mal genio, me gustó más.}

Ese gusto se transformó rápidamente en otra cosa: deseo, de esos que uno ve en las películas, de esos que te dejan KO, que no te permiten pensar con claridad, de esos que te hacen hacer cosas que aún sabiendo que son errores, una las hace igual porque …. Qué más da.

No sé bien cómo describir lo que me pasa con él en palabras, sólo puedo detallar que es algo que no tiene lógica, no viene de la mente, viene de algo de piel, de química, y debo decir que independiente que nunca más lo vuelva a ver, le agradezco a Dios (o al diablo, no tengo claro aún quién me lo mandó) de haber vivido por lo menos una vez en la vida algo así. Estas cosas no suelen reproducirse mucho, a veces nunca pasan. Pero a mí sí me pasó.

Cuando lo veo se me paraliza el corazón, y aunque trato de disimularlo, me pongo nerviosa, como quinceañera. Él me toca, me roza y estoy lista jajaajajaja. Claro que bueno, esta cosa media incontrolable hace que mi YO CONTROL, se espante. Y ya van varias semanas desde que he salido corriendo por mi vida., busco pretextos, busco argumentos para mandarlo a la cresta. Hasta le he puesto trampitas sabiendo que no hará lo que quiero, entonces me conformo diciendo “listo, yo sabía que no servía!”.

El problema es que vuelvo a ese fuego. Ya he vuelto como tres o cuatro veces. Soy un caos, lo sé, pero también sé que estoy en transición entre lo que fui, lo que soy y lo que quiero ser. También sé que tengo todo el derecho a tener miedo, a confundirme  a no saber nada. También que estoy en plena rebeldía.

Hoy me rebelo de mi pasado, de lo que pensé y no era, de lo que sentí y no sirvió, de lo que creí verdadero  y era mentira. Mi actual actitud de displicencia y a veces insensatez obedece a mi forma de quemar lo adorado y adorar lo quemado, obedece a zapatear en la tumba de esa persona que fui y que ya no existe. Es mi nuevo grito de libertad. Claro que debo tener cuidado, tampoco se trata de andar haciendo daño….


martes, 15 de abril de 2014

Mandamiento número 11: No corras más

Desde que volví de mis vacaciones de Brasil han habido varios cambios en mi vida, algunos radicales, otros transitorios, algunos vertiginosos, otros más tranquilos. Algunos se han gestado a grito pelado, y otros en completo silencio.

La verdad es que ha sido un torbellino de cosas, la mayoría buenas. Sin embargo, hay una en particular que me deja con el ceño medio fruncido. Porque en esta transición, en este camino hacia la libertad y la independencia algo le pasó a mi corazón.

Y de pasar a ser la mujer súper entregada y paciente, me he convertido en la mujer súper huraña y mi paciencia casi de santa está en un nivel bajo cero. De hecho, con suerte me tengo paciencia, incluso hay días en que ni yo me soporto y me agoto jejejjee.

Estoy pasando por un buen momento personal, es cierto, pero algo me pasa en la sección “amor”. Ni siquiera es el tema del romance ni el sexo, que me gustan tanto, no, es en la sección “amor”, ese departamento en el que prácticamente toda mi vida coloqué todos mis huevos, donde invertí tanto sentimiento, tiempo y energías, para luego…………….. quedar vacía. Es como si ya no tuviera nada de eso, es como que si esa capacidad se hubiese esfumado, y me da rabia pensar que alguien se la robó, me refiero a la fe en el amor. Me niego a pensar que fue hurtada.  Así que prefiero pensar que sólo está dormida, y que es una etapa a la que recién le estoy tomando el peso.

Durante este trayecto he conocido a algunos hombres, unos más simpáticos que otros. He coqueteado, he disfrutado y gozado. He flirteado con la idea de algún día volver a emparejarme. ¿Por qué no? me pregunté hace poco con bastante soltura bordeando en la soberbia. Total, soy indestructible, una valiente, una fiera de tomo y lomo. A mí nada ni nadie me asusta. Yo, siempre me la puedo.

Y así pensaba… hasta que, llegó él.  Lo conocí a mediados de febrero, sí, era un secretillo guardado, incluso para este blog. Cuando lo vi por primera vez quedé plop! Como nunca en mi vida. Fue la primera vez en mi existencia que un hombre me gustaba de ese modo sin siquiera hablarle. Porque hasta hoy solía ser de esas mujeres que se enamoran o se sienten atraída por cosas como una buena conversación, la inteligencia,… en general, a mí la admiración me mueve. Pero acá fue distinto, porque fue como flechazo.

Y este plop! Permaneció después de hablarle, después de entrar a conocerlo. Al poco tiempo, yo creo que a las horas de conocerlo, supe que él me gustaría más de la cuenta. Pero aún me sentía súper segura, pisando en terreno conocido.

Me fui acercando a él de a poquito. Y él de a poquito se fue acercando a mí, en todo sentido de la palabra, incluso en lo sexual. Porque no sé por qué, yo decidí que con él no me acostaría altiro. ¿Por qué hice eso? 

No de cartucha, ni tampoco lo hice porque quería dármelas de damita, en realidad lo hice porque cuando lo hiciera – a diferencia de veces anteriores – quería estar muy segura de algo y eso era que el pasado estaba súper pisado. Así que así me fui, lento y a mi ritmo que él respetó.

Iba todo bien, y éramos tan felices jajaja como digo yo, hasta que él quiso pololear en serio. Y ahí como que a mí se me activó un chip raro en mi cabeza que creo que decía una sola palabra: NO , o sea:
NO TE ENTREGUES
NO ENTREGUES
NO TE ENAMORES
NO SEAS ABSORVIDA
NO CREAS NADA
NO SUFRAS
NO VUELVAS A SER POLOLA

Y vinieron las peleas. Me sentí a ratos transgredida: ¿Por qué tengo que hacer esto? ¿por qué tengo que dar esto? Pero más que pelear con él, la verdadera resistencia fue conmigo y mi corazón. Hoy me siento como un animalito herido. Como esos leones que tienen clavados en la pata una espina…. Si te acercas mucho, si tratas de sanarme, te gruñiré y si insistes, te comeré.

Finalmente nos volvimos a separar. Por su tozudez y por mis impulsos a correr. Porque si yo soy un león herido, él es un torito indomable. Y bueno… yo no creo en las palabras “nunca más” ni tampoco me creo la mitad de los discursos que doy.

Porque acá hay algo. Aún cuando esto se haya acabado de verdad, puedo sacar muchas cosas positivas en limpio, cosas importantes en mi proceso. Y así como le rindo honores al primer hombre con el cual tuve sexo post tragedia amorosa, yo le rindo honores a este otro hombre, el primero que me gustó mucho no sólo post tragedia sino que desde hace mucho tiempo. El primero que me volvió a decir polola, aún cuando haya durado una brisa. A veces no es necesario que una persona esté en tu vida años para que te marque, tan sólo requiere estar en un momento importante.

Tengo lindos recuerdos de ese amor transitorio. Recuerdos locos, recuerdos románticos, recuerdos hot, recuerdos tiernos. Y a veces me quedo pegada pensando en ellos, recordando esa mirada eterna que hizo que se me acelerara el corazón, esa noche en que nos encontramos que fue perfecta porque no fue planeada. La sensación de caminar con él sin saber a dónde estoy pisando o a dónde voy…. Cosas que nunca me habían pasado hasta hoy. Y que agradezco haberlas saboreado de la forma en lo que hice.

C fue mi hombre transición al infinito y al más allá. Él me hace suspirar aún, porque me conectan cosas que no están peinadas ni maqueteadas, que no están puestas en un riel eterno y obvio, me une a él lo despeinado, el fin de la agenda, mi grito de libertad, me une a él mi nueva etapa y la nueva persona que se gestó en mí.

Sin embargo, aún queda de esa Jessica antigua. Ahí está escondida debajo de mis capas, cagada de susto. Se resiste, se resiste a  morir. No quiere salir, quiere quedarse y mientras lo hace, me llena de miedo porque es ella la que me recuerda el dolor, la confusión, la desilusión, todo eso que yo juré no volver más. La parte oscura del amor… y creo que he querido, en todo momento, tal como dice una canción de Ricardo Arjona, aceptar una rosa, pero bajo la condición que no tenga espinas, aún cuando sé que eso es imposible. Y huyo.

No quiero correr más. Quiero quedarme. Quiero quedarme por mucho rato. No quiero ser más un animalito herido. Y no sólo no quiero serlo, no quiero parecerlo. Hace unas semanas yo soñé con este hombre del cual hablo. Soñé que me decía una sola frase: “la vida es un viaje”.

Me quedó dando vueltas su frase. ¿Qué me quiso decir? Yo creo e intuyo que tiene relación a que hay que aprender a transitar de un lugar a otro, con placer y sin miedo. Hay que dejarse ir, hay que avanzar, seguir, viajar y conocer.

Es posible que jamás nos volvamos a ver. Es posible que jamás volvamos a hablar. Pero gracias a esta experiencia, a las lecciones aprendidas en poco tiempo, no sólo he visto la miseria que falta por barrer en todo su esplendor, sino que también confirmé que aquello que dolió tanto una vez hoy me es completamente indiferente y que ya es parte del olvido. Pero más importante aún, me hizo darme cuenta que quiero un amor y que no debo tener más miedo.




martes, 18 de marzo de 2014

Mi grito de libertad

Esta es una entrada internacional. La primera de este blog. La escribo como una diva: en Río de Janeiro, en la terraza con piscina de mi hotel mientras me bebo una cerveza y veo el atardecer.

Lo hago en medio de mis vacaciones, las primeras que me tomo sin compañía en mi vida. ¿Por qué decidí ir sola a otro país? Primero iba a ir con una amiga muy querida, pero eso no resultó, entonces tuve dos opciones: o buscar a otra acompañante para ir ahora o postergarlas hasta que alguien me pudiera acompañar.

Sin embargo, estas dos opciones me hicieron arrugar la nariz. Once again, iba a depender de otro para hacer lo que quería, por muy amigo o amiga que sea, de nuevo, dependía de la voluntad y tiempo de otro.

Fue en sólo segundos y sin pensarlo mucho que decidí que eso no estaba bien, no solo porque estaba agotada y necesitaba vacaciones, sino porque ir sola era una especie de emancipación emocional, mi bandera de la independencia, mi forma de decirle al mundo y a mí misma que he parido a una nueva versión de mí. Una forma también para valerme por mí misma, para confirmar que yo puedo depender de mí misma sin que mi mundo se transforme en un caos y sin sentirme abandonada o sola.

Algunos levantaron la ceja cuando comenté esta decisión, onda “Ay… ¿vas solita?” o peor “Ay, pero ¿sola? Qué fome”. A esas personas les sonreí y luego bloqueé jejejejje, pero ojo que la gran mayoría, esas personas que me quieren y conocen mi historia, me aplaudieron. Así que me quedo con la mayoría.

Han pasado 48 horas desde que estoy acá y puedo decir con certeza que este ha sido el viaje de mi vida. Sin desmerecer otro viaje, claro, todos han sido lindos, pero esta es el primero que ha tenido un solo propósito: Yo.  He hecho lo que he querido, he cometido los excesos que se me ha dado la gana, he hablado con gente en español, inglés en mi portugués trucho. He conocido lugares hermosos, y he caminado por Copacabana e Ipanema sintiéndome la dueña del mundo.

He sentido ese cosquilleo en la guata, de que no sólo todo ha ido bien, sino que este viaje me había estado esperando desde hace mucho tiempo. Soy libre, me siento libre, y todo lo malo, toda la pena, toda la rabia – que hoy me parece tan lejana- se ha transformado en esto.

Me siento tan orgullosa de mí misma y de lo que con lágrimas y sudor he ido logrando construir: una mujer mucho más entera y segura, lazos de amor mucho más fuertes y reales, un mundo completamente distinto. He cambiado y con ello, mi mundo ha cambiado. Hay cosas que sin duda debo seguir trabajando, hay cosas que sé que no podré cambiar, pero sí puedo amoldar y mejorar. Pero… pero… lo fundamental, ese hoyo profundo en mi corazón, lo he ido llenando con risas, felicidad, ¡caipiriña! Jajaajjaa, con puras cosas buenas. Incluso con buenos deseos para otros.



Hoy me declaro una emancipada de mis viejas formas. Hoy me declaro una rebelde de todo aquello que ayer fui.