sábado, 24 de diciembre de 2011

Fin de la relación, fin del sexo seguro


Como ya me he extendido largamente acerca de los efectos emocionales que implica el fin de una relación, ahora me voy a extender en cosas un poco más frívolas, pero no menos importantes…

Me refiero a la parte sexual, porque cuando uno está en pareja uno tiene sexo seguro, por lo bajo una vez a la semana, a veces mucho más, pero cuando se acaba esa relación, también uno se tiene que despedir por un tiempo de las noches encendidas con intimidad y cariño. Bueno, salvo que uno tenga altiro a un reemplazante jajajaj o que tengas la suerte de enamorarte como loca a la semana de la ruptura.

Pero cuando no pasa eso, te queda así… horny por un lado, pero sin ganas tampoco de tirarte a la primera cosa que pasa. Porque claro, sé que hay personas que viven la vida loca después de un término importante (yo alguna vez fui una de ellas), pero en esta oportunidad la pura idea de meter a alguien a mi cama o de terminar enredada en las sábanas de otro, como que no me motiva en lo absoluto. Y eso es más allá de la calentura o de las necesidades del cuerpo.

Entonces es como un callejón sin salida este tema. Es curioso lo que siento ahora, y siempre sentí todas las veces que terminamos. Es que me da cosa que otro hombre venga y me toque, porque sería como que con sus manos borrara el recuerdo de M, como que si yo diera ese paso, M se haría aire, invisible…. Sería borrarlo ¿se entiende? Es medio loco, lo sé, pero eso es lo que me desmotiva a la hora de siquiera pensar en meterme con otro ahora. Seguramente es cosa de darle tiempo al tiempo. Todo es muy reciente.

Pero lejos lo peor es recordar jajaajja, ahí viene la nostalgia sexual, y esa no sé si es igual o peor que la nostalgia sentimental. Pero es poderosa, en especial cuando justo el ex ha resultado una gran revelación erótica en la vida propia. No en vano muchas personas que fueron pareja reinciden jaaajaja, o sea, debe ser algo frecuente, pero que no implica que necesariamente algo sano…. Es como quedarse pegado un poco, pero bueno…. También puede ser porque hay asuntos pendientes y no resueltos… cada pareja es distinta.

No quiero me ni preguntar cuál alternativa es en la que yo estoy ajajaa ¡NO! Difícil saberlo a estas alturas con tanta cosa dándome vueltas por la cabeza, el cuerpo y el corazón.

miércoles, 21 de diciembre de 2011

La tarea de dar vuelta la página



Siendo 19 de diciembre, pasadita las 7 de la tarde y mientras daba una vuelta estúpida y eterna para llegar al Metro Manquehue, como un rayo que caía sobre mi cabeza, lo supe.

Si bien con pena, pero con una tranquilidad tipo zen, y tras hacer un llamado telefónico, me encontré de frentón con la verdad, con esa que duele y que no he querido ver hace un tiempo. Yo, tan testaruda, yo tan ciega, yo tan
empecinada en aferrarme a él como si fuera una tabla en medio del mar.
Esto lo vengo sabiendo hace ratito ya, pero hoy fue la decisión final. Hay que dar vuelta la página y con todo, hay que dejar todas las puertas y ventanas cerradas y partir. Partir para donde, no sé, pero tengo que caminar hacia adelante.

Todo vino antecedido por una entrevista que le hice a una famosilla, emparejada con un actor – director súper conocido y talentoso. Lleva 7 años con él y hablaba con tanta dulzura de su partner, de sus proyectos y de lo compañeros que eran que sus palabras me subieron el ánimo.

Aún hay patria señores, pensé. Y visioné todas las cosas lindas de amor y del corazón que quiero para mí. No sé si decir que es porque me lo merezco, porque es tan soberbio andar vociferando sobre las bondades propias, pero por lo menos es lo que quiero. Y lo quiero con todo mi corazón.

M, mi dulce M, pero tan perdido, tan cabro chico, tan en otro momento. Quizás partimos igual, y fuimos coincidiendo, pero con el tiempo, el camino tomó una bifurcación. Y nos perdimos. La confusión y el miedo al compromiso es una cosa contagiosa. Es como un virus que se instala en el corazón y que yo ya no quiero más. El remedio lo tengo al lado desde siempre, sólo que necesitaba cerciorarme bien, antes de dar la media vuelta. Cuesta, pero es más fácil cuando buscas algo, una señal, cualquier cosa, y no la encuentras, ahí vienen las certezas.

M fue importante en mi vida, fue amigo, amante, fantasía. Fue confidente, partner, oídos y brazos. Fue pareja, fue tabla en medio del océano, fue refugio, pero también fue confusión, dolor, pena, frustración, fue decepción.

Fue apoyo, pero también fue distancia. Fue….. hoy ya sé que fue y ya no es. Hoy sé que no hay relaciones perfectas, y aunque mis palabras suenen duras, no estoy en lo más mínima arrepentida de haber estado con él todo este año. Al contrario, con él nacieron en mí tantas cosas lindas, se instalaron sueños, ambiciones personales, se instaló el deseo de estabilizarme en la parte emocional.
Comencé a querer con la guata tener al lado a un compañero que me hiciera reír, que me hiciera sentir querida y deseada. Comencé a querer todo esto no de la boca para afuera. Y quise que fuera él, pero a veces, no se puede tener todo lo que uno quiere, hay que aceptarlo, aprender a soltar y seguir adelante.

Me aferro al recuerdo de cuando terminó mi relación con J y sentía que nunca más iba a poder querer a nadie más como lo que quise a él… porque ese era mi miedo más tremendo, no que no me quisieran. Y llegó M, y volví a querer con una intensidad distinta que no conocía en verdad. Me abrí a posibilidades que no estaban en mi cronograma, me entregué de pies a cabeza aún sabiendo que existía esa pequeña posibilidad de que no resultara y terminara sufriendo.

Me equivoqué, sí, y hartas veces. Pero también acerté. A los 31 años ya no estoy para “ver qué pasa”, ni para armar relaciones sin rumbo. No estoy para estar al lado de alguien al que la palabra “pololeo” le parece una bola de nieve que te traga.
No estoy para cosas a medias ni difusas, ni raras. No estoy para querer con condiciones, amar en silencio o rodeada de “peros”. Yo estoy para amar como una loca y que me amen locamente. Como dice Joaquín Sabina, yo no quiero un amor civilizado. ¡ no lo quiero! Nunca lo he querido y por eso no me conformo.

Anoche, mientras me fumaba el último cigarro de la noche y miraba por mi ventana, con la garganta media apretada casi pude ver como una película a “tatín” y a “coquin”, nuestros personajes, nuestros apodos tiernos, símbolo de lo que fue nuestra relación.

Recordé y reviví con alegría todas las bromas, los besos, las veces en que nos encontramos. Nuestro último encuentro y la hazaña de instalar una carpa, las comiditas, las sesiones de películas, los besos tiernos, los lujuriosos, todo este tiempo juntos. Anoche me despedí de nosotros con un gran suspiro y con la esperanza anclada en medio del alma de un futuro lindo.

sábado, 17 de diciembre de 2011

El 2011 ya se va….



Y viene ese recuento inevitable y a veces hasta medio odioso de lo que ha sido mi 2011 hasta hoy. Si bien este ritual es un cliché, siento que igual sirve. Sirve en el sentido de recopilar las cosas que he aprendido y desechar aquello que me haya hecho daño para afrontar un 2012 un poquito más clara de mente, espíritu y corazón.

Vamos por parte.

El 2011 fue un año sumamente movido para mí, mucho más que el 2010. Gané y perdí creo que en la misma medida, porque he aprendido que, me guste o no me guste, la vida da, quita y da y así sucesivamente.
Gané un trabajo que me gustó mucho, donde la pasé tan bien, conocí gente realmente buena y me reí como nunca. No era el trabajo perfecto, porque aprendí que no hay pega perfecta, pero ahora sé por lo menos que existen por ahí cosas laborales que me pueden hacer feliz sin tener que volverme esclava.

Pasé eso sí meses posteriores difíciles de semi cesantía. Lo pasé mal. Lloré bastante. Pero de tener casi nada, casi de un día para otro, me encontré con tres trabajos distintos que hoy si bien me estresan a veces en cierta medida, me hacen bien feliz. Me gusta lo que hago y todo, por pequeño que parezca, lo hago con el mismo profesionalismo y cariño que si escribiera la nota más importante de mi vida. Gané experiencia en este terreno, me desilusioné de algunos mandamientos de este país (relacionados con lo importante que es ser rubia, flaca y tener un apellido anglosajón) pero también aprendí muchas lecciones. Gané sueños y ambiciones.

Entre medio perdí a algunas amistades, algunas más importantes que otras, por razones muy ajenas a enojos o peleas. Supongo que pasa por lo que siempre he pesando, y esto es que hay personas que están de paso en nuestras vidas, que nos vienen a enseñar y a apoyar en ciertos momentos de nuestras y vidas y listo… nada dura para siempre. Hay que aceptar esto y atesorar los lindos recuerdos. Hay que soltar… y quién sabe, quizás sea solo un stand by.

Sin embargo, gané amigos también, personas que quizás nunca pensé que estarían conmigo, lo estuvieron y en mis peores momentos. A ellos que me dieron la mano o que me devolvieron la mano…. Les debo toda la lealtad del mundo.
Me encontré este 2011 con gente también derechamente mala leche. Gente que pensé que sería más leal, pero que no lo fueron. Yo perdono, siempre perdono, pero ¡no olvido! Jajajaja, ya me volveré a encontrar con estas personas. Así es la vida.

Este año me uní un poquito más a mi hermana. Hablamos más aún desde la distancia. Nos vimos y todo estuve Ok. Quizás nunca podamos ser las hermanas más cercanas del mundo, pero es un paso. Un paso importante.

El 2011 fue un año de acercarme también más a Paris, hecho inesperado para mí. Hoy tengo un lazo mucho más fuerte con ella y me ha impactado su apoyo y fe en mí. Los milagros pasan y este es uno importante del 2011. Sin embargo, desenterré por las circunstancias rollos añejos pero nunca resueltos con Frank. Vamos a ver qué pasa el 2012 con eso.

Y en materias del corazón ¡uf! Jajaja fue un año de muchos altos y bajos. De muchos cambios, alegría inmensas, pero de llorar mucho también. Pero al final, la balanza se inclina más por lo bueno, por lo lindo que es el amor, aún con todas sus complejidades, por la bendición de sentir cosas tremendas por alguien.
Ha sido un año de mucha pasión, lujuria, fantasías. De encontrarme conmigo misma, de conocerme bien, de saber qué me gusta y no, de experimentar, vivir y por qué no decirlo, de gozar.

Las actividades amorosas se resumen así: gané un amigo con ventaja, luego lo perdí, gané un pololo y luego lo perdí, gané a un “veamos que pasa” y luego lo perdí y hoy…. Mmm ¿? No sé qué tengo, y espero saberlo el 2012 (para los mal pensados, no es que me crea Vale Roth, es con el mismo personaje en cada una de las facetas).

Igual….. reflexionando acerca de todo este embrollo, siento que estas “pérdidas” han sido ganancias a la larga. Ha sido todo un camino en cosas del corazón, aún hay cien mil cosas que no entiendo o aún no veo con claridad, pero tiempo al tiempo. No estoy apurada en resolver nada, esta vez quiero saber con claridad qué es lo que quiero, ir tanteando el terreno. Porque yo sé, tal como una vez leí en un sueño “en cosas del corazón, no hay nada escrito”. Y esta historia….. está lejos, pero lejos, de escribirse su último capítulo. Y no sé aún si asustarme o sentir un gran alivio jajajaa.

miércoles, 14 de diciembre de 2011

De la amistad al amor, del amor a la amistad


Del amor a la amistad hay sólo un paso. Siento que lo que diferencia una cosa de la otra es el deseo. Es decir, mientras a uno le atraiga la otra persona y sientas ganas de abalanzarte sobre él o ella, no hay amistad, pero una vez que eso se esfuma, creo que es posible comenzar una amistad.

Según yo, se puede ser amigo del ex, o sea, lo he comprobado en terreno. No es algo que pasa de un día para otro, sino que es más bien paulatino y depende mucho de cuán asumido los dos tengan que la relación de pareja se terminó y también depende de cómo terminó. Dudo que podría ser amiga de una ex pareja que me cagó o que fue malo conmigo. No, estoy hablando de relaciones bonitas, importantes que no resultaron por otras cosas.

Depende mucho también en que esto de la “amistad” no sea tan sólo un disfraz para mantener la ilusión encendida de que tal vez se pueda volver a retomar la relación o que va a ser al final como un cuento de hadas y todos felices comiendo perdices. Si es así, es muy posible que uno de los dos o los dos, salgan dañados. Eso, lo tengo bien claro.

Igual siempre queda un poquito de rabia porque no resultaron las cosas. Uno tiende primero a echarle la mayor culpa al otro y no ver en qué uno aportó también para que las cosas no resultaran, es la etapa del “es que tú no hiciste esto, es que tú no me dijiste esto otro, es que tú, es que tú y es que tú”.

Pasado eso, uno termina por perdonar al otro, y también perdonarse a uno mismo…. Viene como una especie de evaluación donde uno sigue despotricando, hasta que un día uno despierta, sintiendo tan solo un tremendo cariño por la otra persona. El sexo, por increíble que haya sido, tan solo queda en el recuerdo y en la fantasía que uno de pronto podría incurrir en caso de necesidad, ustedes me entienden.

La amistad post relación es un proceso que no se apura, porque si se apura, queda la cagá. Lo sé muy bien, porque, uno está resentido, da lo mismo si fuiste la persona que terminó o la persona a la que terminaron.

Y en eso estoy, asumiendo que terminamos, y viviendo la primera parte, por apestosa que sea, que incluye, resentimiento, victimización, rabia y pena. Me gustaría que volviésemos a ser amigos, o más que el título, me gustaría que fuese posible mantenerlo en mi vida para hablar o comentar cosas, para seguir compartiendo la vida desde otra faceta, la faceta inicial.

Es que soy de la idea que la parte más dramática de un término o una ruptura es la sensación de que la otra persona se desvanece, se hace nada, al igual que todo lo vivido, compartido y dicho. Es como si todo eso no hubiese existido más que en la imaginación. Y a mí no me gusta escribir algo y luego borrarlo con el codo, salvo, y vuelvo a repetir, cuando siento que me traicionaron o mintieron, ahí soy terrible, capaz de negar sentimientos y extirpar de cuajo el recuerdo de una persona.

Para mí, el cariño trasciende mezquindades que a veces surgen en cosas de a dos, trasciende palabras equivocadas o decisiones apresuradas producto del miedo o de la estupidez. Lo trasciende todo… bueno eso creo por lo menos.

El tiempo y la distancia son dos condimentos esenciales en el proceso de lograr una amistad con un ex. Porque tampoco se trata de terminar un día y al siguiente ir a tomar oncecita. Quizás este tránsito sucede más rápido cuando entre medio aparece otra persona, pero cuando no, cuando no hay nadie ni a un kilómetro a la redonda, como es en mi caso actual, sólo queda tener paciencia. Respirar muy hondo, ir soltando de a poco e ir pensando también en los propios sentimientos, en las cosas que pasaron con ese ex y en las cosas que no pasaron, nunca está demás sacar grandes lecciones; lecciones que podrían ser de gran utilidad en un futuro, quizás no tan lejano.

Como dije, del amor a la amistad hay un paso, pero también sé que de la amistad de vuelta al amor también la brecha es corta. Estoy, con los ojos muy abiertos, esta vez.

domingo, 11 de diciembre de 2011

Cuando una relación termina


Duele hasta el pelo, especialmente cuando no hay dramones, mentiras ni engaños de por medio. Cuando pasan las últimas tres cosas mencionadas o tan sólo una de ellas, es más fácil dar la media vuelta y aferrarse al orgullo herido, al amor propio, a la dignidad por último, pero cuando no, ya sólo se trata de aferrarse a la idea que fue para mejor y que simplemente no estuvo destinado a ser. Sólo queda conformarse, resignarse, respirar hondo, llorar lo que haya que llorar y caminar hacia adelante.

En este último abrazo, sentí que me despedí de varias cosas, de varios sueños que tenía con él, de varias ideas, sensaciones y mientras lo hacía, escuché el sonido de un “crak” de mi corazón.

Quizás no compartimos todo lo que me hubiese gustado compartir, pero sí construimos momentos muy lindos que atesoraré por siempre. Quizás no fuimos todo lo que me hubiese querido que fuéramos, pero lo que hubo fue importante y aleccionador. Las lecciones son múltiples y eso que sé que aún me deben quedar miles por reconocer.

Es curioso, pero después de mucho tiempo pensar y sentir que mis ganas de estar en pareja era producto de mi miedo a estar sola o señales de debilidad e inseguridad, hoy se instala una nueva sensación, y es que es todo lo contrario, es signo de valentía y generosidad.
Porque al parecer es mucho más fácil andar por la vida aferrado al miedo al compromiso y a que te hieran, es mucho más fácil armar relaciones más superficiales que no impliquen intimidad y compromiso de verdad. Es más fácil no arriesgar y no dar la pelea. Es más fácil entregar a medias, y colgarse de las dudas. Es más fácil dejar ir.

Yo, por el contrario, si bien tengo miles de defectos como pareja, doy la pelea, siempre. Incluso, cuando el mundo entero me dice que mejor me retire. Yo peleo por las cosas que quiero y me la juego por la persona que amo, no me rindo fácilmente, no sin antes sentir en el fondo de mi alma, que ya no queda nada más por hacer.

Y hoy, como una estaca clavada en el fondo de mi corazón, siento que no hay más. Que el último adiós fue el definitivo y fue justo antes de que todo se fuera realmente a la mierda, cuando todo doliera más y yo terminara con un hoyo del porte de un continente en medio del alma.

Cuánto hubiese querido que todo fuera diferente. Cuántas ganas le puse, cuánto corazón y bueno, él también, sólo que él siempre tuvo dudas. Dudas al principio, dudas al medio y dudas al final. Nunca se la jugó por entero, nunca peleó de vuelta, nunca se dio cuenta de nada. Nunca me retuvo, nunca me argumentó de vuelta nada.

En nuestra última conversación histórica, me dijo que sólo sabía que me tenía un “enorme cariño”, pero ya no estaba seguro si me quería o no….. y ese fue el último “crak” de mi corazón que sonó más bien como un “paf”, “chan” “boom”. Y ahí yo supe qué era lo que tenía que hacer, con el dolor de mi alma y con los recuerdos aún dando vueltas por mi cabeza, por mi pieza, por mi casa, por mi cuerpo, por mi alma.

Fue de esos momentos cinematográficos en la vida donde todo de pronto se ve claramente, donde ya no hay más dudas y donde la verdad, por dolorosa que sea, te cae encima como un camión de ripio.
Y cuando eso me pasa, no me queda otra alternativa que respirar hondo y aceptar la verdad y resignarme…. Resignarme tal como me dijo anoche un amigo que “esto, ya no fue”.

viernes, 2 de diciembre de 2011

Conviviendo en pareja


Hace unos días me topé con una entrevista súper interesante de la escritora Marcela Serrano, en la que contaba que con su actual marido vivía en el mismo edificio, pero en departamentos distintos (él arriba y ella abajo).

Según contaba en la entrevista, ella sentía que si una no podía ser dueña de un espacio tan íntimo como era el dormitorio, qué es lo que uno podía tener… También contaba que su esposo era maniático en la cocina, por lo que el haber tenido que compartir este espacio con él, habría sido motivo de puras peleas, porque ella con suerte freía un huevo.

Tamañas conclusiones y singular forma de llevar la vida en pareja, no le nació de un día para otro. Se tuvo que casar 3 veces para cachar para dónde iba la mano.
Yo he convivido con dos hombres muy distintos y en etapas muy diferentes también. Mi ex marido con quien viví durante dos años a los 24 años y venía saliendo de la casa de mis papás y J con quien viví después de mi separación. Estuvimos tres años juntos, vivimos un año completo juntos, luego otro año separados y nuestro último juntos de nuevo.

Tras estas dos experiencias, con el tiempo he ido masticando esta idea de mantener espacios vitales a pesar de estar casada o de convivir con la pareja. Para quienes nunca han experimentado esto, sé que suena poco romántico, egoísta y hasta ridículo, pero la verdad es que yo lo encuentro bastante práctico y hasta más sano.

No creo que sea necesario llegar al extremo de Marcelo Serrano de vivir en casas separadas (además que hay que tener plata para eso), con tal de que cada uno tenga su pieza o algún lugar propio dentro de la misma casa, basta. ¡Creo!
Cuando se convive, se conocen todas las mañas, y hay cosas que molestan del otro, incluso que son insoportables. Y no estoy hablando de esta caricatura que el hombre deja la pasta de dientes abierta o la tapa del baño arriba, estoy hablando de cosas de caracteres.

El despertar junto a una persona es lindo, sí. Romántico, íntimo, bello, sí, sí y sí. Pero cuando pasan 20 años ¿es igual de lindo, romántico? Emmm ¡no! La cruda realidad es que el ver al otro despertarse durante décadas con cara de poto, el maquillaje corrido, el aliento poco fresco o con diversos olores, no tiene nada, pero nada de bello. Aburre, agota, y hasta desgasta la pasión y el amor.

Por lo mismo que le he dado vueltas a este tema que no deja de ser polémico, porque lo políticamente correcto es añorar tener esa cama King para compartirla con el ser amado POR SIEMPRE.

Pienso que si algún día vuelvo a querer vivir con alguien (luego de meditarlo muy, pero muy bien), me gustaría aplicar esta nueva forma de convivencia 2.0. Supongo que es una forma también de ponerle freno a esto que nos dicta la sociedad, que cuando estamos en pareja, dejamos de ser individuos y estamos siempre en función del otro.

domingo, 27 de noviembre de 2011

Confiar



Aunque parece increíble a estas alturas, aún hay algo que no tiene valor monetario ni un precio en el mercado: la confianza que uno deposita en una persona o ser vivo de cualquier naturaleza y la confianza que es depositada en uno.
En un mundo donde andamos todos desconfiados los unos de los otros (y hay que decirlo, con razones de peso) la confianza me parece que hoy es un como un bien limitado y de lujo. Yo por lo menos la veo bien escasa.

Hay confianzas ciegas y que nacen desde la guata, como de mi perrito Marley en mí. Como ejemplo, de inmediato recuerdo cuando un día le estaba colocando un chalequito y le pasé a llevar sin querer una patita. Chilló (es bien exagerado igual), pero se quedó ahí….. no arranco ni me gruñó, nada…. Ahí me di cuenta de lo frágil y vulnerable que es mi peludito.

Lo mismo pasa cuando una vez al año llamo a la niña que le venga a cortar el pelo en casa… yo lo acompaño, para darle mi apoyo moral y él siempre me mira con sus ojos de aceituna como preguntándome ¿qué onda?, luego se resigna, casi sabiendo de que sólo porque yo lo digo, lo que le están haciendo, está bien.

Luego, están las confianzas que uno deposita en los amigos, en las personas cercanas, que conocen tus historias y sus fatalidades, tus miedos, tus errores y grandes aciertos. Esas confianzas son bellas y fuertes, pero cuando algo pasa, como que algo se rompe, difícilmente uno puede parchar una confianza.

Pienso que hay amigos, que están toda la vida contigo, en las buenas, pero más que nunca, en las malas y están los que están de paso no más en nuestras vidas. No es tan triste si uno asume que hay gente en tránsito.

Está la confianza en uno mismo, esa fuerza del interior que uno cultiva con el paso de los años y donde otros te pueden ayudar o sabotear con la misma intensidad.

La confianza de la pareja, también fundamental, el estar tranquila con una persona, y confiar en ella desde el corazón, el sentir que uno puede contar con esa persona, en las buenas y en las malas. Es la certeza que se tiene al saber que si estiro mi mano, voy a encontrarme con esa otra mano.

Y luego, tenemos la confianza sanguínea, esa que una da por sentada tan sólo por ser familiar de una persona (hija, hermana, tía, prima etc). Es la confianza que se hereda, aquella que no se elige. Y yo tengo problemas serios en esta parte, porque curiosamente he confiado en mis más cercanos y me han dado la espalda o traicionado…. Y duele, pero no destruye.

Paris, por muy Paris que sea y aunque de repente se arranque con los tarros o hable tonterillas, en este último tiempo, ha sido, lo único que yo he esperado de ella: una mamá: una mamá que apoya y que ayuda, que alienta a seguir y que sube el ánimo. Pero Frank…. Es como que si nada lo que hiciera lo suficientemente bueno para él… siempre hay un pero, y ahora en este tiempo que lo necesité….. ¡cero aporte! Incluso habría preferido que no estuviera.

Una vez mi amiga P, me dijo esta frase y la voy a aplicar: a lo mejor una no fue lo que los padres esperaban que una fuera, pero tal vez ellos, tampoco fueron los padres que uno hubiera querido. Lo mejor es lidiar con ello y hacerlo, como diría mi mamá, con la cara llena de risa.

Como sea, hoy me aferro a los que confían en mí…. A los que saben que yo voy a salir adelante. Para todos ellos… mi confianza y lealtad de por vida.

jueves, 24 de noviembre de 2011

En el nombre del pene


Nosotras, las mujeres somos bien buenas para alegar y muchos de nuestros reclamos están relacionados con lo difícil que es ser mujer en una sociedad, o mejor dicho, en un mundo machista, donde ellos ganan más dinero haciendo el mismo trabajo, donde se les permite hacer a ellos más cosas que si nosotras hiciéramos sería mal vistas, que tienen más libertad sexual y que incluso tienen menos problemas consiguiendo orgasmos….

Y nos preguntamos que por qué sólo nosotras tenemos que cargar durante 9 meses con un ser vivo en nuestro vientre, sufriendo todos los cambios emocionales y físicos que ello implica, que por qué sólo nosotros tenemos que padecer todos los meses de dolores pre menstruales, menstruales, andar idiotas por los cambios hormonales e incómodas por los fluidos, que por qué todo nos cuesta todo tanto, el doble, el triple, el cuádruple… ¡no es justo!

Cierto. Pero me puse a pensar qué es ser hombre, o mejor dicho, qué es tener un pene. Un “accesorio” que a mí en lo personal me parece de lo más lindo y divertido, pero que ni muerta me gustaría tener. ¿Tener un pene nos facilita la vida, la existencia? ¿Ser hombre es más fácil?
Como periodista que soy de profesión y vocación, soy bien preguntona, me encanta saberlo todo, así es que recapitulé mentalmente lo que algunos hombres, amigos, pareja, ex parejas, etc, alguna vez me han comentado acerca de su “mini yo”, porque sí, los hombres les colocan nombres a sus penes, por ridículo que parezca.

Mi primera inquietud es relacionada con el sexo. Siempre me he preguntado qué se siente que una parte de uno se erecte , se tense, si acaso uno tiene alguna injerencia en esta manifestación de la excitación….. Acá, me han dicho que sus penes muchas veces tienen vida propia, erecciones matinales sin razón alguna, erecciones sorpresivas en medio del trabajo y en plena oficina y…. falta de erección cuando tendría que haber una. Concluyo que la cosa esa se manda sola. Y eso.. no puede tener nada de bueno.

También me he puesto en la situación de ser la que tiene un pene en la intimidad. Nosotras las mujeres, podemos fingir que tenemos ganas o que incluso acabamos y pasamos piola (no estoy diciendo que eso esté bien, pero sí le quita la presión a la situación), en cambios los hombres están cagado. O rinden o rinden. Es como que sin importar los siglos de evolución y la paridad de géneros, en el sexo, siempre él es quien será el que tiene la mayor responsabilidad, porque claro, si no se le para, si o está de ánimo, si eyacula a los 10 segundos o si se la para ahí no más, no habrá sexo. Uf!!!! Yo paso, prefiero tener vagina.

Más encima nosotras tampoco ayudamos mucho “Ah, es que ya no te gusto”, “Ah, es que tienes a otra”, “Ah, es que te cohíbo”, “Ah es que no te gusta lo que te hago”, “Ah, es que eres gay”…. Pobre gallo igual, si con sólo tener que lidiar con su pene blando, ya tiene suficiente. Al final, somos nosotras que le damos harta o casi toda la responsabilidad a ellos de nuestra propia sexualidad o placer, por que ¡ay de ellos! Si es que no nos hacen llegar. “Ah, es que no sabes cómo tocarme” “Ah es que no tienes mucha experiencia” o peor aún “Ah es que eres malo en la cama”.

El tamaño del pene podría dar para capítulos y capítulos de mitos, quejas y chistes. Que vivan los 20, hasta 30 centímetros…. El otro día escuché que el pene chileno mide 12, 5 centímetros. Claro si, el ideal son 30 centímetros es como para ponerse a llorar. Igual, hay que decir que esta cosa del largo y el tamaño es más bien una fantasía masculina validad y apoyada por nosotras que también nos dio con andar diciendo que mientras más grande mejor. Y… ¿es mejor? Personalmente nunca me he metido ni con un africano ni con un chino (conocidos estos últimos por tener una talla XS), así es que no puedo opinar tajantemente, pero he estado con hombres más equipados en que todo ha resultado un desastre….

Como sea, ellos están obsesionados con los centímetros. Incluso sé que la mayoría, con compañía o en la soledad, con huincha en mano, se lo miden y cuando adolescentes compiten en las duchas o baños por quien tiene el pene más prominente. ¡Cómo debe sufrir un hombre que nace con un pene pequeño! No en vano existen estas cosas que prometen alargar en varios centímetros el aparatito, incluso hay una operación llamada peneplastía que hace lo mismo.

Además, el pene, al parecer, es mucho más sensible de lo que suele mostrarse o solemos pensar. Si el sujeto pierde la pega, si está preocupado por las cuentas, si está agotado o estresado, ¡pum! Tampoco hay erección y ¡pum! Terremoto emocional, porque hay que decirlo, un hombre con problemas con o en su pene, es como un hombre errante, un NO hombre. Distinto nosotras que podemos lidiar con algún problemilla, infección o disfunción en nuestra vagina, no pensamos que ya no somos mujeres o que es el fin del mundo, solemos enfrentar lo que tengamos que enfrentar. Los hombres, no, estos problemas los superan y tienden a esconderse.

Ser hombre en otros aspectos de la vida, tampoco es un dulce. No se les permite tener momentos de debilidad, aún aquél que es más emocional o llora con facilidad es visto como maricón e incluso nosotras las mujeres solemos rechazar a aquél hombre que no se parece a esa imagen traspasada de generación en generación, que pareciéramos llevar en nuestros genes: al hombre proveedor, el macho seguro que llega a nuestra cueva con muchos animales que cazó con su diestra lanza (creada y hecha por él); al Superman: el héroe que nos rescata cuántas veces sea necesario y que abraza y cobija, haciéndonos sentir que con él, nada nos pasará.

Aún, cuando estamos frente a un hombre que no tienen estas características, arrugamos la nariz y salimos huyendo.
Así e que me pregunto si tener que ser proveedor, súper héroe, sin miedo a nada y andar con la libido alta y el pene erecto todo el día, será fácil realmente…. Creo que a ellos también hay que darles un ¡break! Como dirían los gringos.
PD: gracias a dios que no tengo pene.

viernes, 18 de noviembre de 2011

Mi puesta de sol



Hace unas semanas atrás en medio de toda la incertidumbre, el nervio, el estrés y hasta la rabia de no poder encontrar una pega, soñé que veía una puesta de sol. Yo la encontraba tan, pero tan linda, que la captaba con mi cámara fotográfica. Una vez hecho eso, colocaba esa foto en el fondo de pantalla de mi fiel PC. La sensación era de alivio y de felicidad.

Busqué en San Google lo que significaba soñar con un atardecer y encontré, para mi sorpresa, que significaba el fin de un ciclo y el inicio de una nueva etapa en la vida, un periodo de renovación.

Después de ese sueño, pasaron una serie de cosas no muy bien aspectadas relacionadas al tema laboral, que me hicieron dudar un poco acerca de la veracidad de esa puesta de sol. Pero aún así recordaba esa imagen.

Hoy, apareció la puesta de sol y no puedo dejar de sorprenderme de cómo todos los caminos me llevaron a lo que estoy a punto de partir. No fue fácil, para nada y traté de lidiar con la cesantía, y luego la semi cesantía, de la mejor forma posible. Creo, con mucha humildad, que lo hice bien.

Pero imposible haberlo logrado sin esas personas que están junto a mí, en las buenas, pero especialmente en las malas. Algunos, ayudaron con una palabra de aliento, con recordarme de que hay momentos así, pero que se sale adelante, otros, dándome una mano, otros abrazándome y otros haciéndome reír.

Paris, mi madre, quien nunca dejó de creer en mí, incluso cuando ni yo creía. Quién lo hubiese dicho… vuelve a mi mente, el sueño de hace muchos meses, del huevo rosado. Nuestra relación renació en este tiempo, reflotando eso sí, las complejidades de mi relación con Frank. Tema pendiente.

Todo esto llevó a aferrarme a mi libertad e independencia, a mis sueños de una mejor vida, llevó a que yo valorara mucho más el sentido del trabajo. Llevó a que yo creciera un poquito más.


Mi vida se mueve ahora….

jueves, 17 de noviembre de 2011

Después de la euforia sexual


Cuando uno parte una relación donde hay mucha química sexual, la cama es el lugar donde uno más comparte con la otra persona. Son largas, pero largas horas de previa, abrazos, arrumacos, posiciones. Todo es una novedad, todo es entretenido, todo es orgásmico y no existe ni el sueño, ni el cansancio, ni los dolores de cabeza, ni el hambre, ni el frío, ni el calor ni menos el estrés, sólo existen: ganas.

Durante varios meses me quedé pegada en esta parte de mi relación con M y pegada con ganas jajaaja. Incluso en algún momento sufría pensando en que esta parte de la relación es pasajera (todos los saben, aunque cuesta admitirlo) y que en algún momento iba a ir descendiendo la fogosidad.

Sufría y me aferraba a la posibilidad de que eso NO sucediera, por lo que no podía concebir un encuentro con él, sin sexo. Entre medio, recuerdo que nos dimos cuenta que teníamos que hacer otras cosas, fuera de la cama, y lo intentamos, pero de manera forzada. Y claro, jajaja no nos resultó mucho. O sea, salíamos, pero era imposible no pensar en sexo.

Esta historia, nuestra historia partió hace ya más de un año, por lo que ustedes comprenderán, hemos pasado por varias etapas, procesos, juntos, solos, en fin. Y de a poco, sin si quiera darnos cuenta, comenzamos a compartir otras cosas.

Empezamos a ver películas acostaditos y sin interrupciones, hacer zapping. Empezamos a bajar el número de horas de nuestras maratones, apareció el hambre, el sueño, el cansancio y una sensación desconocida hasta entonces: la saciedad. Incluso comenzamos a juntarnos sin la idea fija en la mente que terminaríamos teniendo sexo, con una copa de café helado y su compañía, yo, ya era feliz.

Si hubiese leído algo así hace varios meses, me habría dado ataque de pánico…. ¡qué lata! ¡qué fome! ¡qué susto! Habrían sido mis exclamaciones, pero la verdad es que hoy esta parte de nuestra etapa, la siento completamente natural, no nos forzamos como antes, simplemente es parte de la historia y bueno… aunque aún me cuesta reconocerlo, el sexo es importante, pero no lo es todo, imposible que una relación de pareja se desarrolle si es que la única unión y entretención de a dos que hay, es la cama.

Ahora esto no significa que uno ya no desee tanto a la otra persona o viceversa, simple y llanamente es que uno va pasando por etapas y todas, tienen algo de entretenido y sorprendente. Bueno eso quiero pensar por lo menos jaajaja.

viernes, 11 de noviembre de 2011

Presión treinteañera


Cuando tenía veinte y siempre (no hace tanto, ojo jajajaja), pensé que quienes aseguraban estar en crisis por cumplir 30 años, exageraban. Lo mismo pensé cuando decían que había presión externa por tener ciertas facetas de la vida zanjadas y sacramentadas a las tres décadas.

Pero les digo, es la pura y santa verdad. A los 30 años el mundo (conformado principalmente por la familia) espera que tengas la súper pega (tirando ya para una jefatura), tengas una relación súper estable (da lo mismo si eres feliz en ella o no o si estás lateada como ostra) , que ganes dinero (ojalá mucho), que ya estés pensando en tener hijos (el reloj hace tic tac) y que tengas tu hogar propio.

Supongo que hay gente que les resulta así y llegan a los 30 con todo eso a cuestas. Pero están los de mi grupo, quienes hemos hechos las cosas un poquito diferente, a veces al revés, a veces a “destiempo”, según esta reglamentación mormona.

Y así mientras vemos al resto, zambullirse en relaciones súper formales y estables, embarazarse, embarcarse en mega proyectos profesionales., uno tiende a sentirse ajeno, como un marciano en un mundo extraño donde nadie habla el mismo idioma que uno, por lo que nadie entiende lo que dices o piensas.

Así me siento yo a veces. Como extranjera dentro de mi propio núcleo y siempre a prueba. Pasando distintos test de felicidad, porque nadie puede entender que si no tengo todo lo mencionado anteriormente puedo ser igual o más de feliz. Y no es que no lo quiera, yo sí quiero tener mucho dinero y una súper pega ajajaaja, pero a veces la vida pide a gritos atender otras materias antes de embarcarte en otras cosas. Y ojo, que creo que este es uno de los pocos fenómenos sociales que afectan tanto a las mujeres como a hombres.

Porque digámoslo. Cuando vemos a un hombre treintón que aún vive con los papás, que no pololea o no ha estado ni cerca de casarse o convivir con una mujer, altiro pensamos “o es gay, o está cagao de la cabeza”.

Bueno volviendo al tema central, una vez me pasó que fui a una entrevista de trabajo donde una señora loca me sermoneó de lo “atró” de que hoy las personas prefirieran tener mascotas en vez de hijos, suponiendo de antemano y sin preguntarme, de que si tenía un perro era por eso. Y luego, con una cara de nalga impresionante disfrazado de un (es que yo soy directa) me lanzó “bueno, es que si yo viviera SOLA (acento en el sola) también tendría una mascota”.

Ese “sola” tuvo una entonación de “abandonada”, “fracasada” y no de independiente. Me dio risa la vieja loca, pero igual me fui puteándola en mi mente camino a casa. Porque claro, imagínense la osadía de una mujer que vive “SOLA” , que no está casada ni está pariendo hijos como vaca y que en cambio es feliz con una mascota. ¡inaceptable! Ese es el Chile en que aún vivimos, por mucho que digamos que estamos más liberales, eso es sólo de la boca para afuera.

Yo, en cambio, hice las cosas al revés. Me casé joven, a los 24 años. Y viví la vida loca de los 25 a los 28 años, siendo que la mayoría lo hace en la universidad. Bueno, como mis papás eran tan estrictos esa parte de mi vida se retrasó un poco, y siento que aún mi reloj sigue funcionado más retrasado. Por eso, como me separé a los 27 (aún tramito mi puto divorcio, hay otros que seguramente estarán en las mismas a los 40 jajja yo ya a esa edad seguramente estaré casándome de nuevo jo jo jo.

Si bien he hecho las cosas a mi pinta, igual hoy, a mis 31 años, me cuesta abstraerme de lo que “debo” estar haciendo. Y genera angustia, era que no, porque no es como que todo dependiera absolutamente de mí. No puedo inventarme a un nuevo esposo, ni obligar a alguien que me dé el súper trabajo. Hay cosas en que también está metido el destino. Pero la gente no entiende eso. Sólo ven resultados.

A veces me pregunto qué habría sido de mi vida si no me hubiese separado. Estoy muy segura que sería todo mucho más cómodo. Con un hombre “proveedor”, con una pantalla de felicidad. Capaz que hasta hubiese terminado teniendo críos y tal vez no estaría buscando la súper pega ni los fajos de dinero. Ante el mundo mi vida sin duda habría sido un éxito, pura felicidad. “Bien casada”, cuidada, con un hombre al lado… nada podría pasarme. No tendría que estar pasando por ninguna angustia ni económica ni emocional, los 30 años habrían llegado como cualquier edad, puesto que ya habría cumplido con la expectativa chilena de los mandamientos.

Sin embargo, estoy segura, muy segura, que de haber sido así, hoy sería una mujer muy triste. Viviendo una mentira. Sería una gran actriz. Claro, nadie estaría cuestionándome, nadie excepto yo. Y creo que eso es peor que tener a 100 personas preguntándose qué te pasó en el camino.

Por lo mismo si estás leyendo esta entrada y tienes más de 30 años y te pasa lo mismo, desde acá te mando un gran abrazo cibernético y un recordatorio que no eres él o la única. Que hay más como tú!!! Jajajajaa. ¡Vivan los 30 en libertad! He dicho.

viernes, 4 de noviembre de 2011

Los rollitos “desentonan”


Una chica estaba haciendo la práctica profesional en una conocida revista femenina de un recontra conocido diario. Cuando ésta llegó a su final, su jefa, una “respetada” editora la sentó y le dijo que había hecho una muy buena práctica, que se había superado mucho. Acto seguido vino un PERO.

“Pero, si quieres hacer una carrera en este tipo de revistas (femeninas) te recomiendo bajar de peso, porque el otro día cuando estábamos en la feria (una que organiza con bombos esta revista) desentonabas”.

Lo que acabo de contar pasó y hace poco. No sé qué le habrá dicho la joven que efectivamente era más contorneada comparada a los esqueletos que tenía por jefa y compañera, pero ¿quién tiene el derecho de decirte que si sigues GORDA no vas a encajar en una pega?

Cuando me enteré de boca de un amigo de este hecho, me dio una rabia tremenda. Especialmente porque yo soy de ese mundo. Y créanme que no tengo nada de anoréxica ni mi mundo gira en torno a una marca de zapatos. Pero soy buena profesional y puedo escribir lo mismo que escribe la que sólo come lechuga porque está obsesionada con las calorías.

Hay un montón de historias en ese estilo. Y es tal cual lo pintan en la película “El diablo se viste a la moda”. Así de rudo, así de competitivo. Yo estoy muy de acuerdo que uno debe preocuparse de andar bien vestida, bonita, producida, pero de ahí a cuidar la línea y comprar cosas de marcas por una pega que no sea de promotora, rostros de televisión o modelo, me parece indignante.

O sea, si hubiese querido eso, no habría sido periodista y habría seguido los pasos de Adriana Barrientos que vive de sus pechugas y cuero. Pero yo, y estoy segura que ninguna que estudió periodismo, vive de su look, por lo menos no debiese ser así. Entendible para las que trabajen en cámara. Pero ¿las que escriben tienen que ser flacas como fideos? Eso tiene un solo nombre: DISCRIMINACIÓN. Y está lleno de eso en este país.

Porque en Chile ser gorda (o no tan flaca) y más encima fea es como un pecado mortal. Porque si no compensas eso con inteligencia superior (onda un CI de genio) estai literalmente CAGADA. Nadie te quiere contratar.

Lo más triste es que las que son más juzgadoras en ese sentido, somos nosotras, las mujeres. Y no me vengan con esto de que uno tiene que lucir glamorosa y tener un estilo nórdico porque te conviertes en la “cara visible” de la empresa. Eso es una forma de decirte “necesitamos que parezcas Barbie porque así los viejos calientes van a comprar”. Y esa es la pura y santa verdad.

Esa es una de las cosas malas de mi país. Somos (me incorporo porque soy chilena) tan prejuiciosos, juzgamos a las personas por cómo se ven y visten. Como anécdota, hace unas semanas me llamaron para una entrevista en una agencia de turismo. Pero a penas entré supe que ni cagando iba a trabajar ahí. Entrar ahí fue como llegar a Colonia Dignidad. Todos, desde la mina que hacía aseo hasta el gerente eran rubios de ojos azules. “¿Serán todos hermanos o se reproducirán entre ellos para mantener la “raza?”, pensé. Nunca me enteré, pero yo, con mi cabello rojo y mis ojos café, era como una mosca en un pastel blanco. Nunca me llamaron. Obvio, pero no me molesta, porque yo me habría sentido una india en medio de una colonia alemana.

Somos tan arribistas, clasistas, tan aspiracionales… todo es aspiracional especialmente en las publicaciones femeninas. Nunca se me olvidará cuando hacía datos de moda de carteras que valían de 80 lucas para arriba ¡quién cresta se compraría a ese precio! Lo pensaba a sabiendas que las lectoras no eran tan cuicas. Pero igual. No había que mostrar pobreza.

Incluso en los mismos avisos de trabajo me he encontrado con cosas aberrantes, onda “se busca a señorita periodista, excelente presencia”. ¿¿?¿??¿??? ese vendría siendo el requisito. El otro día me encontré con uno de antología “se busca editor de sitio web. Requisitos: SER HOMBRE Y TENER ENTRE 23 Y 30 AÑOS”. Estaba cagada, no tengo pene y tengo 31.

Si vas a Patronato, está lleno de “se busca vendedora” pero más abajo dice “entre 23 y 27 años”… ¿qué pasa a los 30?, ¿se te agota la capacidad de vender ropa china? Ah, y me encantan cuando en las empresas piden como requisito excluyente que envíes tu CV con foto, siendo que hace años que eso es ILEGAL.

Me canso de estas cosas. Pero es como nadar contra la corriente. Lo único que me queda es no querer trabajar en lugares donde la tapa es lo único que define al libro y escribir sobre esto en este blog.

miércoles, 26 de octubre de 2011

Hacer lo que uno ama y amar lo que uno hace


Tengo unas ganas tremendas de escribir sobre algo relacionado a este tema, pero por el momento no puedo jajjaa, ya que me puede jugar en contra, pero prometo hacerlo a penas pueda ¡uf!

El título de esta entrada suena cliché. Lo sé, pero a pesar de la adversidad, de los momentos complicados y a pesar de patear la perra varias veces porque el periodismo en Chile (exceptuando aquél organizacional o de gobierno) es tan mal pagado, aún sigo amando mi profesión. Mi bella profesión.

Y amo aún más escribir sobre aquello que creo que soy buena y en lo que me siento un aporte: el mundo femenino. Siento un poco que la vida me llevó a esto. O sea, yo partí en espectáculo y farándula, una realidad bien maquillada que en verdad es entretenida verla como espectador, pero cuando te toca reportear “en serio” la última tontera de Luli, es más deprimente que simpático. Bueno habló por mí, sé que hay colegas que gozan con esto.

Pero cuando por casi causalidad y cosas del azar llegué hasta los temas femeninos, especialmente los relacionados con psicología, amor y sexo, me di cuenta que eso era lo mío. No sólo porque me gustaba y porque al final uno termina escribiendo sobre lo que nos pasa a la mayoría, sino porque sentía que era un aporte. Supongo que para mí es vital sentir que lo que hago, le puede ayudar a alguien. Y si una sola persona leía esa nota y la hacía pensar sobre el tema, bueno yo me sentía más que pagada.

Eso es lo que yo amo hacer. Escribir. Siempre digo “yo, escribo”. Y creo que haré esto hasta mis últimos minutos. Si no lo hiciera creo que me volvería loca. Por eso tengo un diario de vida (suena infantil, pero vaya que sirve desahogarse ahí), por eso tengo este blog y por eso, creo que por ahí tengo que seguir. Contra viento y marea, y aunque esa pega quizás no sea tan bien pagada como ser encargada de prensa de una súper hiper importante marca. Tal como dice la maestra Raquel Correa, hay que decidirse, o eres periodista o eres publicista. No se pueden ser las dos cosas. Cierto eso.

Creo que no he dejado de pasar más de 3 días sin escribir en mi diario. De hecho esta costumbre la partí a los 12 o 13 años, así es que imagínense cuántos cuadernos tengo. Nunca he botado ninguno. Los de mis años de soltera los tengo todos en la bodega en la casa de mis papás.

Quizás cuántos secretos guardan esos diarios. Qué nervio sería volver a leerlos. Porque a veces uno recuerda sólo ciertas cosas (generalmente las buenas) y olvida lo amargo. A veces uno simplemente no se acuerda bien cómo sucedieron las cosas. Y en esas páginas, algunas seguramente escritas con letra infantil, está lo que ha sido mi vida. Algún día, cuando tenga tiempo y creo que sea necesario, las releeré.

Y lo siento, pero un trabajo que implique tener que convertirse en robot, en ser un mero mensajero de una empresa súper hiper importante, como que no me mueve ni un pelo. En cambio una que implique escribir me entusiasma, es como que si se me alegrara el corazón.

Hay gente que no le pasa esto, que va donde está la plata y listo. Ahí se quedan 10 años. A veces quisiera ser como esas personas, me tinca que uno pasa menos apremios y hasta menos desilusiones. Pero… ¡no puedo! Jajajaja.

Bueno, así es que no me queda otra que seguir, seguir y seguir.

jueves, 20 de octubre de 2011

Me gustan (de aquí no sale)


Tus ojos cuando te sientes bien y se te ve feliz. Tus ojos así, iluminan cualquier lugar, por oscuro que esté. Me gusta cuando me cuentas entusiasmado sobre tus proyectos, cuando hablas sobre el futuro sin miedo, cuando haces planes, cuando sueñas.

Me gustan tus abrazos, tu piel contra la mía, tus besos tiernos y por supuesto los lujuriosos. Me gusta tu pasión, tu corazón y todo lo que me dices sin palabras…. Palabras, me encantan, pero no siempre son necesarias. Me gustan nuestros momentos, pequeños y grandes, importantes o distendidos.

Me gusta cuando me sorprendes justo cuando creo que será difícil sorpréndeme. Me gusta cuando me susurras al oído “te quiero”, cuando me haces cariño en la cabeza mientras me estoy quedando dormida. Me gusta cómo me miras.

Me gustan tantas cosas de ti y de nosotros. Pero, por ahora eso es todo lo que tengo que decir.

lunes, 17 de octubre de 2011

Crazy bitch


Hay minas bien locas dando vueltas en este mundo y quizás más cerca de lo que uno pudiese pensar. Yo, por lo general, tiendo a defender a mis pares e intento siempre encontrarles justificación a su comportamiento, aún cuando pareciera a primera vista, bien raro, pero en definitiva hay algunas que se pasaron jajajaja.

A esas las suelo llamar crazy bitch. Llámese a la mina que aún siendo evidentemente humillada, engañada, tratada como trapero humano u objeto, persiste en asechar al sujeto masculino de su obsesión de turno o lo que es más patético, busca y encuentra, cual detective privado, la forma de ubicar y contactar a la novia o cercanos del sujeto de su obsesión con el fin de amedrentar, burlar o gueviar.

Suena a “Atracción fatal” y la mina que cocina al conejo, pero para ser sincera a lo largo de mi vida he conocido a varias que felices cocinarían al conejo por atrapar o cazar al hombre que huye de ellas justamente porque están de patio.

Recuerdo a una que en el colegio me seguía durante los recreos cual “Samy” de “Jersey Shore” porque me quería sacar la cresta. ¿La razón? Tuve la "audacia" de bailar con su novio en una fiesta de colegio. Novio que dicho sea de paso jajaja, me dio hasta su teléfono, pero que perdí (en ese tiempo no habían celulares y los números se anotaban en un papelito roñoso). Me empujaba en los pasillos y prometía combos. Medía el doble que yo y parecía camión, pero la verdad es que nunca me asustó mucho. Pero estaba de patio.

Otro caso (no revelaré nombres para no herir sensibilidades) es el de una chiquilla que conocí ya de adulta y que se iba a parar afuera de la casa del sujeto para esperarlo (las malas lenguas incluso dicen que una vez le tiró piedras a su morada en un ataque de desesperación y que por ello, consta de una denuncia en carabineros por acoso).

Ella lloraba en la pega. Me daba pena así es que la acompañaba al baño para que nadie la viera así. Se emborrachaba en mala en fiesta que había y terminaba en lo que terminan todas las minas que les patina, que están tristes o despechadas o ambas dos y que se toman un par de copas de más: llamando al sujeto a altas horas de la madrugada para decirles cualquier estupidez.

En su defensa, sí debo aclarar que a él también le patinaba, porque a pesar de todo lo descrito anteriormente, él una vez recayó con ella. ¡Uf! También conocí a otra chiquilla que esperaba al sujeto en cuestión fuera de su casa, agazapada detrás de un arbusto sólo porque tenía ganas de putearlo. Mal.

El último caso del que he sabido es uno relacionado con alguien muy cercano. Una mina que fue su amiga con ventaja. Una gatúbela en la cama, pero que igual se fue para la casa porque él conoció a alguien con la cual sintió las ganas de tener algo más que sexo.

El rechazo y su clara indiferencia, la trastornó. Lo buscó hasta la saciedad, incluso en un momento loco, lo llamó a medianoche para decirle que lo estaba esperando en la plaza ubicada frente a su casa. Luego, no conforme con eso, se consiguió de algún modo, el teléfono de la nueva chica, y la llamó para gueviarla.

LOCA. Quedó la cagá, finalmente se aburrió la mina, pero como está de patio, reapareció hace sólo unas semanas por una red social, mandándole al sujeto en cuestión una invitación con otro nombre, pero mismos apellidos. ¿Coincidencias? No, más espeluznante, le hizo un FB a su perra (mascota. Ojo) y le mandó esa invitación….. Okeyyyyyyyyyyyyyyyyy… jajajajaja.

También está un caso aún más cercano a mí donde la esposa de un ex mío y madre de su hijo, me mandó una invitación de FB….. WTF!! Fue mi primera reacción y mi segunda fue rechazar la invitación. Crazy…. O sea, ¿qué cosa podríamos hablar o compartir nosotras dos? PD: Si estás leyendo esto mujer, hazte ver.

Ahora, en defensa de todas estas bitches debo decir que todas pasamos por alguna fase de loca de patio. No soy la excepción. Yo tuve la mía a los 14 años, cuando me rayé con el primer andante que tuve (nos dimos un par de besos y sería). Como vivía cerca mío, con una amiga, íbamos hasta su casa para ver si lo podíamos ver pasar. Creo que lo vimos alguna vez y nos moríamos de la risa, pero eso era todo, no es como si yo le dejara cartas de amenaza en su casa. Eso ya es de crazy bitch.

jueves, 13 de octubre de 2011

Las mil y una historias de Raquel Correa


Qué seca es Raquel Correa. Siempre la he admirado, desde que yo era una joven estudiante de periodismo. Después que me di cuenta que hacer entrevistas era una de las actividades periodísticas que más me gustaban, la admiré aún más. Porque hacer entrevistas es una arte y ella, sin duda, es una maestra.
Con 15 años en la ya desaparecida revista El Vea y casi 30 años de periodismo en El Mercurio (haciendo esas inolvidables entrevistas que aparecían los domingos), esta tremenda periodista acaba de sacar un libro bien titulado “Raquel Correa off the record” que fue escrito por Rodrigo Barría, otro periodista destacado, ex profesor mío de la U del ramo "Reportajes", si mal no recuerdo. Le gustaba rajar jaajaja, era exigente, pero de él aprendí la importancia de observarlo TODO en una entrevista, desde cómo habla el personaje, hasta cómo toma café.

En fin. La cosa es que me enteré de este libro cuando, la vi dando una entrevista en “Sin Dios ni Late”. Me quedé pegada, escuchando sus increíbles historias. Supongo que la que más me impactó fue cuando, luego de entrevistar a Corvalán, desde ese momento, éste decidió mandarle todas las navidades una tarjetita con poemas o canciones de autoría propia. Freak.

Cuando entrevistó al "Mamo" Contreras o cuando se coló a la mala a la casa del ese entonces Presidente Alessandri. Pero lo más admirable de esta mujer talentosa, es lo que hoy casi ningún periodista tiene (yo trato de ser consecuente lo que más puedo) y eso es lealtad a la verdad, al periodismo y NO AL ENTREVISTADO, PRODUCTO O EMPRESA.

Contó una anécdota relacionada con el Presidente Aylwin y la posterior molestia de su hija Mariana por una determinada pregunta publicada en una entrevista. “No cuidaste a mi papá”, le dijo Mariana, a lo que Raquel, fiel a la profesión, le contestó “es que yo no estoy para eso, yo no soy niñera de los entrevistados”. Seca, idola. Claramente se puso en la mala con los dos personajes. A cualquier periodista hoy le daría cagadera ponerse en mala con tamaños personajes, pero a ella le importó un bledo. Por eso es una ídola.

Hoy, tal como ella lo expuso, el periodismo se ha vuelto más bien publicitario, más comercial, cuida ciertos intereses. Algunos medios se resguardan de acuerdo al personaje y su color, de acuerdo a su influencia etc. Incluso en ámbitos más frívolos como la farándula, existen algunos personajes considerados “Vip” que tienen el descaro de pedirle a los periodistas que manden la entrevista antes de publicarla (para ver cómo quedará, como si uno trabajara para ellos). Los más patéticos incluso piden de antemano no hablar sobre ciertos temas, como condición para dar la entrevista. (Generalmente los temas de os que no quieren hablar son la razón por la cual uno quiere entrevistarlo).

Por otra parte, yo, he tenido jefas de todo tipo. Editoras que efectivamente me han dicho “ya, entonces no le preguntes de eso”, o incluso, se han asustado porque uno u otro personaje se las ha dado de choro o chora y ha llamado porque una nota o reportaje desarrollado por mí no fue de su total gusto. Ahí comprendí que hoy cualquiera puede ser editor, ni un brillo. Pero Raquel no. Es de las que no se amaina porque alguien le levanta la voz. Y eso es tan valorable y valiente a la vez. Por eso la encuentro súper seca.

Me acuerdo muy bien una vez que hice un reportaje sobre los concursos caninos de acá de Chile y le toqué la fibra a un tipo con “plata e influencia”. Habló con mi editora y me trató de “pendeja loca, mentirosa”. Ahí le quedó la educación. El “caballero” era del club súper top donde se inscriben a los perros de razas. Y yo sólo expuse (hasta con fotos) lo evidente… y era que esos concursos además de ser enfermos de siúticos son una forma de sutil de maltrato animal…. O sea… perros que se les alisaba el pelo con alisadores??? ¿perros con laca? Perros que misteriosamente estaban dormidos en medio del concurso (se sabe que muchos los drogan)…. Perros utilitarios.

Tremendo. Acá encontré el link del reportaje para que lo lean si es que quieren. http://www.terra.cl/zonamujer/index.cfm?id_reg=1257655&id_cat=2007

La cosa es que mi jefa de ese entonces, tiritó entera porque el tipo amenazó con demandarme. Cuando me enteré en vez de asustarme, una, me molesté por la actitud de ella súper cobarde (sólo la escuché disculparse) y dos, sentí que esa amenaza de demanda era como una estrellita para mí….. Me fui del tema central.. pucha qué es seca Raquel....Y...¡Quiero ese libro!

Actitud princesa


Hace años que vengo escuchando que gracias a los cuentos de hadas, de princesas, gracias a Disney y otros mentores, nosotras, las mujeres quedamos rayando la papa con el tema del príncipe azul que vendrá a rescatarnos arriba de un caballo blanco, con el cuento de que hay UN SOLO hombre destinado para nosotras (el único y verdadero amor, que un beso se soluciona tu vida, y otros mandamientos dudosos.

Sin duda, la mayoría de los cuentos infantiles e incluso los dibujos animados dirigidos a las niñitas (cómo olvidar las historias de la sufrida Candy) nos llenaron la cabeza de ideas bobas acerca del amor y de los hombres. Ideas que, para qué vamos a andar con cosas, nos asechan aún pasado los 30 años y, quizás por siempre.

Pero, el otro día una sicóloga en la tele dijo algo que me hizo mucho sentido y que me hizo sentir que quizás ver tanto cuento de hadas sí tuvo algo de bueno.

Ella habló de la “actitud princesa”, y de cómo ésta puede ser sumamente atractiva para un hombre, mucho más que el de mujer que está todo el tiempo tan disponible. Y no se refiere a disponible para la cama (esto es parecido a lo que expuse en la entrada “Ser fácil”), sino que disponible en el sentido de girar alrededor del prospecto masculino fuera y dentro de la cama.

Para ser más clara, una actitud princesa sería: “Sí, eres importante para mí, pero no lo eres todo, yo tengo otras cosas que atender y que también me importan”. Esta idea me hace reconfirmar que a los hombres (a la mayoría, no hay que generalizar) les APESTA las minas cuyo objetivo en la vida son ELLOS o él, para ser más específica. Vale decir, una mujer que no tenga vida social o vida laboral, o por último un hobby, una pasión, algo fuera de la relación, una mujer que se aburre como ostra si no está con él.

Suena simple, pero vaya que hay minas así. La mayoría de las veces son mujeres que tenían todo eso, pero que cuando entran a una relación, por alguna extraña razón, se olvidan de sí mismas y se entregan en un 100% a la pareja. Chao amistades, el trabajo sólo sirve para vivir, chao hobby, mejor ocupar ese tiempo con él.

La actitud princesa tiene que ver con la capacidad e inteligencia femenina de poner límites, es la capacidad de amar o querer, sin la necesidad de “desaparecer” como persona. Tiene que ver con vivir sin estar pendiente de si el otro te va a o no invitar a salir, te va o no a llamar. Tiene que ver con no poner todos los huevos en una sola canasta.

E insisto no tiene nada que ver con esto de entregar la florcita en la primera cita o no (o sea, bueno, seguramente hay hombres que reaccionan ante esto), pero tiene que ver más con una actitud de vida. Y los hombres la captan. O sea, si vas a acostarte con un tipo X, algo que se supone que es casual, y al día siguiente, andas llamándolo o escribiéndole mensajes en el FB…… todo mal. Esa es la actitud trapero.

La princesa, como princesa que es, no anda buscando a nadie porque ella es realeza y está muy ocupada (aunque no tenga nada qué hacer jajajaja).

Chiquillas, yo les digo, cuándo se adopta esta actitud agresiva, pero a la vez tierna y femenina, los hombres se transforman en la versión más parecida al del caballo blanco. Quizás no son igualitos al Anthony de Candy, pero le hacen empeño. En cambio si estás todo el rato tomando la iniciativa y olvidándote del principio básico (cuando un hombre no te busca es porque no quiere y punto) te vas a encontrar con puros sapos.

viernes, 7 de octubre de 2011

Ser pareja


Es, de acuerdo a mi experiencia, y el camino que me ha tocado recorrer, una de las cosas más difíciles que nos toca enfrentar en la vida. Supongo que todas las relaciones humanas son complejas en uno u otro sentido: familiares, laborales, sociales etc etc, pero las amorosas tienen este componente de intimidad y compromiso (o por lo menos deberían tener estos elementos) que hace que a veces las cosas sean aún más confusas y enredadas.

Es difícil encontrar una relación 100% sana, una relación donde todo o por lo menos la mayoría de las cosas, sean a la par… de ahí viene el término “pareja”, es decir un camino donde uno va de la mano con el otro y no encima del otro o más adelante o atrás del otro. Qué complicado conseguir esa ecuación.

Uno escucha testimonios de otros que están emparejados y te enteras de cada cosa también, supongo que hay una parte donde es un alivio saber que hay gente más cagadas que una y con más problemas en el amor. Infidelidades, desamor, indiferencia, rutina, agobio, miedos y un gran etcétera de problemáticas que generalmente (no siempre) terminan destruyendo una relación o alejando a sus protagonistas.

Pero ¿qué pasa cuándo no hay nada de eso y tan sólo cosas circunstanciales o conceptos errados de lo que es ser pareja, algunos miedos y temas personales no resueltos? Es curioso, pero soy una prueba viviente que cuando pasa esto, también una relación se funca. La diferencia de las otras causas mencionadas está en que algo en el corazón se mantiene vivo, y permanecen las ganas… ganas del otro, ganas de que funcione, ¿cómo? Ni idea, pero es como ¡tiene que haber una forma! Es como tener la sensación de que hay más…. De que es sólo el principio o el fin de un ciclo.

De una u otra forma, es complicado. Yo, sin duda, tengo un tema con la presión cuando me convierto en “mujer- polola” y al parecer también tiendo a buscar a hombres que también presionan y se auto presionan. Al final todo resulta en una gran olla de presión jajaajjaa. He allí un tema importante en el cual debo trabajar a full.

Y es heavy el sentir en este minuto que para poder hacer eso, lo primero que tengo que hacer es focalizarme “brígidamente” (me encanta esta palabra) en mí, en mis cosas, en lo que tengo que hacer, centrar mis fuerzas y energías en mi nuevo proyecto que llamo: "encontrar una pega decente, que me guste y quedarme ahí un buen rato", jajaja.

Por otra parte, estoy disfrutando en este momento de otras cosas también, que me hacen feliz. Supongo que en este minuto estoy en una relación intensa conmigo misma, imposible pretender otra cosa o esperar otra cosa en este momento. Y es curioso cómo eso, me tranquiliza tanto jajajajaa. Es como ¡uf! Y esto lo dice una persona adicta a estar en pareja jajaajja, así es que da para pensar. Tengo la sensación que ya vendrá el tiempo de volver a ser pareja, con energías y herramientas renovadas. Piano, piano...

martes, 4 de octubre de 2011

Ser fácil


Ayer Paris anduvo por estos lares, y estuvimos hablando sobre la vida y sobre esto de que hay minas a las que siempre les pasa que terminan sufriendo por pasteles que sólo las usan y no las quieren para una cosa más formal o estable.

Como Paris es París, su argumento es bien simple “hay mucha mujer gueona dando vueltas hoy” jajajaajaj. Según ella, si uno conoce a alguien y te acuestas rapidito, lo más probable es que el sujeto en cuestión termine queriéndote sólo para eso. Lo mismo si es una la que anda a la siga del sujeto, tomando la iniciativa siempre en todo sentido (pagar por las salidas, por el motel, etc etc etc).

Suena del Medioevo, cierto, y acá las feministas acérrimas me van a matar, pero creo que Paris no está TAN lejos de la realidad. O sea, no estoy de acuerdo con eso de tomar la iniciativa y de repente invitar a un hombre (a veces), eso es un poco extremo, pero es cierto que si entregamos la florcita muy rápido, la posibilidad de tener algo un poquito más estable con el tipo se aleja un poco. Hay excepciones, verdad, pero son contadas con los dedos de la mano (y me sobran dedos, ahora que lo pienso).

No sé si en todas partes del mundo será así, pero pasa harto con el espécimen masculino chileno, que sigue siendo cavernícola en muchos sentidos y machista. Han evolucionado los pobres, no puedo ser tan injusta, pero, en cosas de sexo y amor, siguen pensando parecido a mi tatara abuelo.

Ahora, en mis 31 años nunca, pero nunca me ha pasado (toco madera) que me he enganchado con un tipo que me quiere para la pura cama o para el gueveo. No sé lo que es sentir que la persona que uno quiere o ama, no te toma muy en serio. Pero puedo imaginar que debe ser bien terrible para la autoestima.

Incluso en la época en que yo buscaba a hombres sólo para la cama, aún aclarándole que sólo nos juntábamos para eso, uno que otro, terminó medio confundido. A veces he pensado que tiene que ver con una actitud mía o porque tengo cara de niña buena y no de guarra jajajaja, no lo tengo muy claro. Incluso recuerdo haber sentido rabia porque los tipos con los que me encontraban siempre tendían a quererme y no verme desde una óptica 100% sexual.

En cuanto a mis parejas, ellos, aún partiendo quizás como amigos con ventaja o como amantes, han terminado queriéndome y pensando en la casita con reja blanca. Me pasó con mi anterior ex, me pasó con mi más reciente ex jajajajja. Así es que se podría hablar de una tendencia.

¿Por qué? Bueno, dudo que sólo sea la cara de niña buena, porque aclaro aquí mismo que con ningunos de los dos guardé mucho la florcita tampoco, e hice todas las posturas sexuales que se nos dio la gana, así es que al parecer tampoco eso es tan exacto…. Yo creo, que está más relacionado a la actitud. Yo tiendo a ser tremendamente orgullosa, es una cosa de carácter y no de estrategia. Yo tiendo a no andar “buscando” al sujeto en cuestión. Onda, si no llamó, no llamó no más. Si no me buscó…. Bueno… por algo será. No soy de las que se acuesta y al otro día anda persiguiendo al espécimen. Y tiendo también a partir una relación más esquiva que enamorada loca. ¿Será eso?

Otra cosa es cuando ya estoy involucrada en una relación y comprometida. Ahí eso de si no me llamó, yo no lo llamo, no funciona. Es ridículo, pero cuando parto algo, primero me gusta ver dónde estoy pisando antes de entregarme por completo.

También hay otra tendencia en mi vida amorosa. Siempre ha pasado que es la otra persona la que toma la iniciativa para “indagar” en algo más. Quizás soy insegura en ese sentido y por eso necesito primero saber que le gusto al sujeto para pensar en alguna posibilidad. Nunca me ha pasado tampoco que me ha gustado alguien, siendo yo la que ha tomado la iniciativa para decírselo. A mí me conquistan y yo, como damisela en problemas, jajaaja reacciono ante eso no más.

Pero insisto esto es por mi carácter, más que por estrategia. Aunque estoy segura que si una lo ocupara como plan para conquistar a un hombre, da buenos resultados.
Y los hombres, nos guste o no, siguen haciendo este sexista listado de “mujeres para amar” y “mujeres para tirar”. He conversado con hombres buenos que me han dicho tajantemente que tal o cual mujer, si bien rinde bien en la cama, ni locos, pensarían en ella como otra cosa. He escuchado cosas insólitas como “sí, es buena mujer, pero no confío en ella”, aún cuando han hecho todas las posturas kamasutra.

Y pasa mucho, la mayoría de las veces, que estas mujeres que cumplen esta función en la vida de ellos, termina embalándose y jurando que llegarán al corazón de este hombre esquivo a través de un buen orgasmo o revolcón. Y la cosa al parecer, no funciona así. Como que uno llega al corazón del otro, no sólo así, sino que con otros aditivos, que están relacionadas, creo, más bien con el respeto, con el mostrarte más que un pedazo de buena carne que está dispuesta a hacer de todo en la cama.

Mi relación con M partió cuando él me dijo que yo le gustaba. Después de decirle que no jajaaaja tajantemente, le di una vuelta al tema y deduje que en realidad, como estaba falta de actividad sexual, él podía ser una buena opción, mejor que con un tipo que no conocía (éramos amigos de antes). Y yo le propuse cuál contrato, que navegáramos por esas aguas, aclarando desde un principio que yo ni él estábamos para algo más.

¿Quién hubiese pensado que algo así hubiese terminado en pololeo? Nadie. Y creo que si no hubiera habido un cariño de antes, si no nos hubiésemos conocido de antes, quizás habría quedado en eso no más. ¡Creo! También tuvo que ver por una cosa de actitud, o sea, al principio nos habremos juntado para eso, pero yo tampoco tomé el rol de tapete jajajaja. Pero tengo la sensación que incluso en ese momento lo que hubo no fue sólo sexo, nunca fue sólo sexo.

Con mi anterior ex, también pasó algo similar. Partimos siendo amantes. Yo casada y él como el patas negras. ¿Quién habría pensado que eso hubiese terminado en una relación de pareja de 3 años? Nadie. Ahí fue distinto porque no fuimos amigos antes ni nada similar. Pero él me dobló la mano a mi primera intención, cuando nos juntamos la primera vez y en vez de ir a tener sexo, me invitó a tomar juguito y a andar en teleférico. Luego fuimos a la casa de Neruda y me invitó a almorzar. Eso fue más una cita que una junta de amantes. Eso más su “eres más que una calentura para mí”.

lunes, 3 de octubre de 2011

Winter


El fin semana pasado fui a ver “Winter”, una película basada en la historia real de un delfín que fue rescatado. El pobrecito se había enredado en una especie de jaula de caza. Como quedó bien herido, finalmente debieron amputarle su colita, haciendo imposible pensar que Winter volvería a nadar.

Sin embargo, este delfín encontró motivación para seguir en el amor de un niño. Cuento a pesar de ello, si seguía nadando con su colita cortada igual podía morir. Después de varios intentos infructuosos, finalmente lograrlo crearle una prótesis. Hasta hoy ese delfín vive y es visitado por miles de niños lisiados y discapacitados, como fuente de inspiración.

Bella historia y me puse a pensar si a mí o a muchos nos hemos quedado sin nuestra colita, convenciéndonos que somos incapaces de nadar. Me pongo a pensar en todos esos casos increíbles de superación humana, donde nadie daba un peso quizás por la persona, pero que gracias a su fuerza y convicción pudo salir adelante contra todo pronóstico. Uno de ellos es Nik Vujicic, su historia es realmente increíble y últimamente he estado revisándola, inspiradora.

Supongo que al final la peor discapacidad es aquella que viene del corazón y del alma, no la física, esa se soluciona, pero cuando nos sentimos incapaces por faltarnos fuerzas internas, es cuando realmente nos convertimos en lisiados. Y yo le digo al mundo hoy, que NO soy lisiada. Y voy a salir a flote. Tengo todas las ganas y tengo la sensación que todo ha pasado por algo, lo bueno, lo malo, lo feliz y lo triste.

El otro día estuve a punto de decir que este 2011 no ha sido muy bueno, pero la verdad es que pasaría de malagradecida si concluyo eso. Partió bien en verdad, y fueron hartos los meses buenos. Digamos que ha sido un año movido, lleno de cambios, montañas que escalar, pero aún así soy feliz. Ese este el sentimiento del que me tengo que aferrar.

En estos días he seguido pensando mucho. Recuperando mi energía y fe. También han pasado cosas relacionadas al corazón que me ponen contenta. Y no, no he vuelto, por si alguno se lo pregunta. Es el momento de estar sin pareja, es el momento de darle prioridad a otras cosas, porque sin estas otras prioridades no hay posibilidad de nada con nadie, es así no más, me guste o no me guste nada, y ya lo acepté.
El otro día tuve un sueño revelador, aunque aún no lo descifro del todo. Soñé que leía en alguna parte (revista, hoja no lo tengo claro) un párrafo final que decía la siguiente frase que me quedó grabada: “En cosas del corazón, no hay nada escrito”. Debe ser un soplo de mi intuición. Bella frase que la llevo como lema de vida.

viernes, 30 de septiembre de 2011

Nostalgia aguda


En las últimas 48 horas he recibido, consejos, palabras alentadoras, palabras sabias, alternativas sobre qué hacer y no hacer con mi vida, peticiones de llamadas, y un sinfín de propuestas curiosas. Que van desde que me vaya a vivir a otra parte, a que estudie otra cosa, pasando a que para cuando me vuelva a encontrar con un nuevo prospecto masculino, primero le pida una ficha clínica y siquiátrica (humor negro, muy negro).

Y agradezco de corazón todo eso, seguramente vienen del corazón, pero de pronto, en medio de la pena, nada me parece lo suficientemente alentador como para secarme los mocos y decir “sí, eso voy a hacer”.
Una versión de años atrás mía, seguramente se habría aferrado a la rabia y al enojo.

Al poco tiempo, me habría buscado a otro clavo y anunciado al mundo que estoy de lo más bien, mejor que nunca, aún cuando fuera toda una farsa y realmente estuviera pal pico.

Pero hoy no puedo mentir. Hoy fui a una nueva entrevista de trabajo. Iba con fe, claro, pero con la garganta apretada. Luego, fui donde Jumanji y ahí perdí toda compostura y lloré, lloré, lloré. Qué lata preocupar a la gente, especialmente a mis padres, pero no pude contenerme.
Paris está conmigo todo el rato en esta pena y angustia que hoy engloba mi vida.

Agradezco que me tomara de la mano en esto, lo mismo que Frank que en su particular modo, también me ofreció ayuda. Pero la verdad es que yo no puedo volver a vivir con ellos. Hacerlo sería matarme en vida, retroceder. No puedo.
Llegué a mi casa y mientras Marley me saludaba con su típico jaleo y languetazos cariñosos, me puse a llorar otra vez. Y aún estoy llorando mientras escribo esto. Todo, pero absolutamente TODO me recuerda a M.

Para qué les digo cuando suena mi celular o escucho que me llegó un mensaje de texto. Son tantas las ganas de que haya un mail o algún mensaje suyo, lo que sea, cualquier cosa, pero sé que eso no va a pasar por ahora.
Lo echo tanto de menos y eso que lo vi ayer no más, pero como que quizás fue recién hoy que partió el duelo verdadero, ya que fue recién ayer que nos despedimos de veras. Hoy, por ejemplo, como fui a una entrevista de pega, andaba más producida, y cuando algún tipo me miraba por la calle, me daba rabia jajajaj absurdo, era como ¡qué estás mirando imbécil, tengo un mono en la cabeza acaso! ¡no me mires!

Es como si ahora no existiera ninguna posibilidad de nada con nadie. Como sentirme ofendida porque un hombre me mira, creo que eso pasa porque aún me siento de otro. Me pregunto hasta cuándo me durará esa sensación. Y obvio que me pregunto ¿y si no se me pasa nunca? Hasta absurdamente pensar en solo salir con otro hombre con alguna pretensión de algo, sería como desleal, casi infidelidad. Qué freak, jamás había sentido algo similar, todo lo contrario, cuando he terminado una relación, lo único que ansío es llenar ese vacío con otro clavo.

Pero ahora es como ¡guácala! Es como mejor déjenme tranquila. Mejor ni acercarse. Me pregunto cosas como si alguna vez iré a encontrar a alguien con el que pueda tener tal afinidad en todo aspecto, si alguien más podrá hacerme reír de esa forma, si podré confiar en un hombre de nuevo de la forma en que confiaba (aún confío) en él.

Y si me pongo a pensar en el sexo, es aún peor. Me pregunto si alguien me hará estremecer y volver loca de deseo alguna vez. Si yo alguna vez volveré dejar a un hombre acercarse a mí tanto como para verme tal cual, con mis secretos, grietas, dolores, rabias y logros.

Sé que todos me van a decir que esto va a pasar, que así será, que incluso podría sentir más, etc etc etc, eso me lo dice la lógica también, pero el corazón no entiende ninguna de esas cosas.

Ahora pienso que puede haber otro hombre que me quiera tanto o con más intensidad. O sea, la experiencia así me lo indica, pero lo que temo son mis sentimientos, más que me amen a mí. Curioso eso también, nunca me había pasado, siempre ha sido más de “oh ¿y ahora quién me irá a querer?”. Me da miedo no tener nada que entregar.

jueves, 29 de septiembre de 2011

El último adiós


Hoy vi a M. Y no fui hasta su casa para volver, sino que sentí la necesidad de que me viera mejor y de despedirnos a la altura de lo que fuimos. Este momento se lo dejé en manos del destino, porque partí para allá sin previo aviso. Entonces pensé si la vida quiere que él esté en su casa para verlo por última vez estará y si no, bueno, será para mejor también.

Pero estaba. Y hablamos, de cosas triviales y lo que pasó, pero no fue como dar vueltas en lo mismo, sino más bien despedirnos de nosotros. De Zapallo y coquín (nuestros seudónimos amorosos jajajaja), despedirnos de la relación de pareja, que fue linda y que tuvo un final hermoso. Creo, y lo digo desde el fondo de mi corazón, que nunca una relación mía ha tenido tamaña despedida.

No se pasen rollos! Que no pasó nada. Ni beso, nada. Y no podía pasar nada, porque habría sido un error garrafal y todo podría haberse podrido. Obvio que ganas no me faltaron de tirarme a su cuello y besarlo por siempre.

Pero nos abrazamos en un abrazo eterno. No sé habrá durado por lo bajo 5 minutos. Y me besó en la cabeza, en la mejilla y cuello. Aún puedo sentir el aroma de su perfume y de su piel. Me di ese gusto y respiré hondo, sabiendo que esa era la última vez que lo iba a tener así de cerca. Nos dijimos que nos queríamos, y que nos extrañaríamos. Todavía puedo sentir el peso de cuerpo contra el mío, escuchar su voz. Aún puedo ver la forma en que me miraba sentado a la distancia. Ese recuerdo nunca se me olvidará.

Me abrazó fuerte, apretado, y también me olió cuántas veces pudo. Me dijo que si iba a estar con alguien más, que me cuidara. Y a mí me dieron ganas de gritarle que sólo quería estar con él, pero callé. Le dije “bueno, pero yo dudo que muy luego vaya a estar con alguien más”. Me dijo que le pasaba lo mismo y que mejor ni hablar del tema “vetado” ese que no debemos hablar… el sexo jajajaaa.

Yo le dije que estaba bloqueada, y él me dijo que también, y que incluso la idea de tener sexo por tener sexo le generaba “asco”. Debo confesar que eso me alegró jajajaja, o sea algún día volverá a tener sexo, pero por lo menos que sea con alguien que quiere y que le gusta, no con cualquiera. Lo mismo va para mí, pero en este minuto, sinceramente no puedo estar más ni ahí con el sexo. Sé que si me adelantara en esa parte, sería nefasto, porque sólo pensaría en él.

Y en medio de un abrazo me dijo “uno nuca sabe qué es lo que puede pasar más adelante” y yo le contesté melancólica “si sé”…. Eso fue un mensaje subliminal. Lo que no significa que yo vaya a estar esperándolo o deteniendo mi vida por una posibilidad. Y es recíproco, hay que dejar pasar el tiempo….
Dejar partir a alguien que uno quiere debe ser uno de las cosas más tristes que a uno le pueden pasar. Pero a la vez pienso, que debe ser una de las cosas más generosas también. Soy una convencida de que nosotros soltamos la relación por amor. Paradójico, pero cierto. Haber seguido y seguido, habría destruido todo y de pasada quizás lo que sentíamos el uno por el otro. En cambio así, se mantiene inmaculado, se convierte en un recuerdo potente y en evolución.

Duele, obvio que sí, y estoy triste, porque aquello no sirve de consuelo. Aún así de vuelta a mi casa, me sentí como el personaje de Nataly Portman en “Closer” cuando termina con Jude Law y se le ve a ella caminando por la calle, pelo al viento y segura.

Yo así me sentí hoy camino a casa. Algo contenta en medio de la pena, aliviada, conforme, porque confirmé que para él también es difícil, que me extrañará y que me quiere tal como yo lo quiero a él.

Hablamos de la posibilidad de en algún universo paralelo de volver a ser amigos. Complicado, yo lo sé, pero con tiempo y distancia todo se puede, más aún cuando nosotros partimos siendo eso.

Y le regalé su bufandita a medio hacer que estaba tejiendo con tanto cariño. Le pedí que no la botara porque la hice con mucho cariño. En un momento me dijo “pero mejor entrégamela cuando….”….. no terminó la frase pero el final era “cuando la hayas terminado”.

Esa bufanda es una metáfora de lo que fuimos. La seguí tejiendo en momentos álgidos y de dudas, y es extraño, pero si bien, cerré el tejido, noté que igual quedaba como abierto. Y ese es mi mensaje subliminal de hoy.

¿Es el momento de perdonar?


Esto no tiene nada que ver con mi ex relación, tiene que ver con algo que me pasó hace muchos años ya donde estaba involucrada mi hermana y su esposo.

Prefiero no dar detalles, aunque creo que ya he hablado en otras entradas de esto, pero igual es tan personal que me lo guardo, pero se trata de algo tremendo que me marcó durante muchos años y quizás de por vida.

Estuve durante mucho tiempo enojada, emputecida, resentida, triste, agobiada por ello. Y cometí muchos errores entre medio por ser pendeja, por estar perdida, por no estar realmente en contacto con todo lo que sentía. Sin embargo, luego de años de terapia, luego de volver a hablar con mi hermana el año pasado, me hace preguntarme si no será ya ahora de perdonar y de hacerlo con el corazón. Olvidar, imposible, pero ¿podré enfrentar cara a cara a aquella persona que me hizo tanto daño sin salir

Es difícil y he pasado por varias etapas, desde no querer saber nada de nada de este asunto, de sentirme presionada a perdonar rapidito, de sentir incapaz de dar vuelta la página, pasando por sentir pena de que perdí a la única hermana que tengo y de no poder estar cerca de la única sobrina que tengo y que ya a estas alturas, tendré.

Pienso en cosas futuristas, como el hecho después de tener un hijo y de que éste tenga una familia súper acotada, que las únicas tías o tías vengan del lado del futuro padre. Me da pena eso y también me da pena el no haber contado con mi hermana en momentos claves.

Sin embargo, todo pasa por algo, quizás tuvo que ser así. Por ejemplo ayer en medio de la pena por mi quiebre amoroso, acudí a mi hermana, algo impensable hace, por ejemplo, un mes atrás. Y el hecho de que me pregunte de veras si ir o no a un cumpleaños de mi sobrina, donde sé que él estará ahí, es la señal inequívoca de que quizás, sólo quizás es hora de perdonar. Algo que creo y siento me puede ayudar en el resto de mi vida.

Tal vez pueda, tal vez no, eso lo no sé, tengo que equilibrar mi vida en otros aspectos ahora. Pero están las ganas, y eso ya es un milagro.

miércoles, 28 de septiembre de 2011

El proceso del duelo amoroso


Como estoy en eso, me puse a pensar en el paso a paso que implica soltar finalmente una relación significativa y todo el trabajo que implica. Yo no creo en esos proceso express que ya a la semana estai con alguien más y feliz. Cuando ha habido amor, cariño y cuando aún así la relación se acaba cuesta reponerse y seguir adelante.

Y es curioso, porque yo ya he estado ahí otras veces, pero como que no importa cuántas veces uno termine, siempre duele, la única diferencia, quizás es que con los años uno se va dando cuenta que nadie muere de amor, que el mundo sigue girando, siguen pasando cosas, solo que ahora sin él.

Primera etapa: Acá pueden involucrarse varias variables. Depende el porqué del término. O sea si hubo engaño, o mentiras, en esta etapa está patente el enojo, la ira. El “que se vaya a la mierda” o “no me importa”, la evasión de la pérdida. Si no es así, si la relación se termina porque no dio para más, casi de mutuo acuerdo, se siente un poquito de rabia (más que todo porque la cosa no resultó no contra el personaje), incredulidad de que terminó todo, pero principalmente pena, y más pena. Viene la etapa del llanto, de pensar incluso que nunca más vas a encontrar a nadie como él y que nadie te va a querer, en los casos más extremos. Yo estoy en esta etapa salvo por lo último que menciono.

Segunda etapa: La nostalgia. Terrible. La mente juega malas pasadas a veces y nos hace olvidar todo lo malo del personaje, todo lo que llevó finalmente a que hubiese un término. Recuerdas las bromas, los momentos lindos, revisas las fotos con pena. Esta es la etapa donde uno comete leseras, una, en nombre de la nostalgia, puede buscar al personaje en cuestión, (ebria en los peores casos) y hasta volver con él (para peor en muchos casos). Todo te recuerda él, desde un árbol hasta una película. Yo estoy entrando acá, y estoy muerta de miedo.

Tercera etapa: Furia rezagada. A veces puede volver el enojo y con mayor fuerza, porque o no nos buscó nunca más, o no nos contestó el teléfono o un correo. Esta es la etapa donde uno lo borra del FB, del correo del Msn (aunque hay personajes que lo hacen en la primera etapa, mi caso, por cierto, ya que fui eliminada de todas las redes sociales como si fuera una peste snif!) Acá ya uno recuerda la mierda que llevó a matar la relación, puedes sentir odio parido o simple y llana furia. Acá también es peligroso porque hay quienes empiezan a urdir planes de venganza más aún cuando te llega el rumor que él ya anda con otra (s). Por lo que ya te olvidó.

Cuarta etapa: Calentura. El cuerpo pide sexo después que ha tenido su buena cuota durante el tiempo que duró la relación. Te calientas pensando en algunos polvos, ves una película donde sale una escena de sexo y te acuerdas de él y de los orgasmos. De lo que era tocar su cuerpo y cómo el tuyo se estremecía con sus caricias. En esta etapa también se puede caer en la tentación de buscar al ex, no tanto por amor, sino más bien de caliente. Puede ser nefasto si es que hubo cariño y amor. Mala idea.

Quinta etapa: El comienzo de la conformidad. Acá ya sacudida la nostalgia, la pena y la rabia, con mirada objetiva haces un verdadero análisis de todo lo lindo y todo lo malo. Ya es posible sacar conclusiones y lecciones, de qué hacer y que no volver a hacer nunca más. Te sorprendes en esta etapa que hay días en que no te acuerdas de él y que ya no hablas tanto sobre lo que pasó, deja de ser tema.

Sexta etapa: Soltar. El tiempo es el mejor remedio para estas cosas. Hace tiempo que ya no lo ves o sabes de él y ya no es tan trágico. Incluso te das cuenta que el tipo que acaba de pasar al frente tuyo no está nadita de mal. Incluso ya piensas que en una de esas, si encuentras al tipo correcto, podrías volver a estar en pareja algún día.

Séptima etapa: El adiós final. Sientes que si te encontraras con él no te pasaría nada. Que ya pasó la vieja, que fue lindo, pero que ya es pasado y bien pisado. Le deseas en silencio lo mejor y ya la idea de que esté con otra o que sea feliz con otra, no es tan atroz, es parte de la vida. Para llegar a esta etapa, me guste o no me guste, hay que pasar por todas las anteriores. Nadie salta de la primera a la séptima como por acto de magia, ¡qué más yo quisiera!

lunes, 26 de septiembre de 2011

Cuando una relación se termina


Duele como agujas en el corazón y mi relación con M, mi famoso M, terminó. Curioso que yo haya sido la que apoyó esta moción de finiquito, curioso que haya sido yo la que con el corazón apretado fuera hasta su casa para poner límites a aquello que ya me tenía enferma de pena, a sabiendas que había una alta probabilidad que él fuera incapaz de ayudarme en eso.

Aún así, fui para allá. Me presenté como un soldado que presenta su renuncia. Como alguien que con una gran certeza confiesa que ya no puede seguir así….. dos semanas buenas, luego dos semanas horribles, él sin ganas de nada y yo, esperando, siempre esperando para que él esté mejor y quiera verme.

Pensé que podía seguir el ritmo de este bailecito absurdo, pero el bailecito comenzó afectar de tal forma que comencé a ser alguien que No soy, pesimista, desilusionada de todo y de todos…. Ese fue el precio que tuve que pagar por los días buenos que tuvimos juntos, que tampoco fueran tan pocos, pero no lo suficiente como para convertirnos en una pareja feliz, que construye y que se proyecta.

En medio de sus “no puedo verte porque estoy mal”, se fueron apagando cosas en mi corazón y decidí finalizar esto antes que un día despertara, mirara alrededor y me diera cuenta que ya no quedaba nada, nada de pie, nada de ganas. Nada. Eso lo aprendí de mi anterior relación y tal como le dije, no voy a estar años aferrada a una posibilidad. No tengo ya tantos años. Y no me lo merezco.

Cuando pude sacar todo para afuera, sentí una especie de alivio. Y luego que él comenzó a hablar, sobre lo agradecido que estaba que no lo mandara a la cresta antes, que me entendía vino un largo bla, bla, bla que realmente no escuché mucho.

Cual ratoncito de laboratorio, que espera ser tomado para experimentos, esperé lo que necesitaba escuchar hace rato, y eso es que él NO puede dar más de lo que ya hay, que podía mejorar en meses, pero que no podía garantizarme nada, porque también podía ser que nunca pudiese lograrlo.

Ahí volví a escuchar y me quedé en silencio y paralizada un rato. Le dije con el corazón apretado que realmente lo mejor era terminar, dejar las cosas hasta ahí para no enlodar los momentos lindos, tal como él explicaba tan catedráticamente.

Y luego, tomé aire para hacer lo impensable. Le dije “ahora me voy a ir”, tomé mi cartera, me paré y con la vista fija en la puerta me dirigí a ella sin mirarlo ni mirar para atrás. De mi boca sólo salió un escueto y casi frío “adiós”. Abrí esa puerta, la misma que tantas veces me recibió y me fui.

Fue así que se terminó esta historia de amor. Una bien linda, no puedo negarlo. Pero una que fue truncada por su momento complicado y su incapacidad, hay que decirlo, de abrir bien su corazón. A veces esas cosas pasan, no pasan a todos, historias bellas que fueron a destiempo, que no resultaron porque uno no estuvo dispuesto amar con la guata, con las entrañas. Me ha pasado a mí, y nos pasa a todos.

A veces pienso que M vino a una misión a mi vida, a sanarme el corazón y lo hizo con sus besos y abrazos. Con las bromas y los buenos momentos. Pero también es triste pensar que esa lección no fue para usarla con él, sino que con otro. Eso duele, porque pensé que era para él…. Me equivoqué.

Tengo la tranquilidad de mente y corazón que en esta pasada di, mucho más de lo que pensé que podía dar. Amé, quise, deseé como loca y me quisieron de vuelta y me desearon, como si yo fuera la mina más rica del mundo. Me sentí su lado la mujer más linda del planeta y eso se queda con una…. No se va.

Supongo que la vida es así no más, da y luego quita, pero en medio del proceso es donde uno aprende las cosas que vino una a aprender en esta vida.
Y claro que lo voy a extrañar, más allá de la pena y un poquito la rabia de que las cosas no salieron como yo hubiese querido o como alguna vez soñé. Pero también sé que hay que aprender a soltar, a dejar ir. Quiero pensar que al final del camino va a haber alguien que me ame con la intensidad que necesito y que pueda amar de vuelta de la misma forma.

Pienso que también me extrañará y aún con pena, le deseo lo mejor, que logre realmente ser feliz, solo o con alguien más. Quiero pensar que este tiempo junto a mí también le servirá más adelante.

Sinceramente no tengo ni puta idea de lo que pueda pasar en el futuro. Sí debo indicar que medio en broma medio en serio, pienso que nuevamente perdí a mi amigo, ya que nuestra relación de años ha estado marcada por estos lapsus, por distanciamientos que nuevamente nos junta. La diferencia es que ahora tuvimos una relación, y no fuimos sólo amigos, por lo que no me atrevería a pronosticar nada.

Y sé que habrán noches donde acostada en mi cama, me preguntaré en qué estará…. Y sé que él también se preguntará lo mismo… así es el cariño que trasciende este tipo de cosas. Pero por lo pronto, la distancia es la mejor medicina para los dos, especialmente para mí.

Y sí, habrán días donde yo me cuestione esta decisión, aún sabiendo que fue lo más sabio que pude haber hecho. Y vendrá la puta nostalgia, esa que confunde y hace cometer tonteras…. Pero sé que después de eso viene la conformidad, la sensación de haber hecho bien las cosas y por último, el olvido.