miércoles, 6 de agosto de 2014

Renovada!!!

Amigas y amigos! Les tengo el agrado de contarles que mi blog Historias en mis 30 se mudó de sitio. Ahora pondrán encontrarme en www.jessicaramos.cl

Además cuento con una fanpage en Facebook: Historias en mis 30.


Los invito cordialmente a revisar mi nuevo sitio y desde ya les agradezco a todos sus visitas, lecturas y comentarios, un gran abrazo para todos! 

miércoles, 2 de julio de 2014

Luchar!!!!!!

Hay personas a la que la vida les resulta, como dirían los gringos “a piece of cake”.  Hay personas que viven estas existencias planas sin mucho sobresalto: nacen, viven, se casan, tienen hijos, son abuelos, se mueren. Hay personas a las que no les cuesta casi nada, ni ganar plata, ni ser famosas, ni tener la casa propia, ni tener un auto, ni viajar…. Y no hablo sólo de la gente adinerada o con apellido anglosajón, no, estoy hablando de todo tipo de gente.

Bueno, adivinen. No soy de esas personas ja! Pero no me quejo en verdad, gracias a eso es que nunca me aburro, siempre hay algo por lo cual pelear, por lo cual luchar. Porque yo, con mucha humildad, me autodefino como una luchadora. Era eso o dejarme derriba. Mmm, no creo.

He luchado en todos los frentes. Y ahora es el momento de luchar con más fuerzas y nuevamente en todos los frentes. Luchar por lo que he conseguido hasta ahora, luchar por quién soy, luchar por aquellas cosas que amo y creo, luchar por aquello que siento merecer, y por supuesto, luchar por el amor.

Con el tiempo, he aprendido que las crisis y los cambios en general, siempre nos ayudan a crecer. Con ellos, nos ponemos más vivos, ellos son los que nos sacan de nuestra zona de confort que es muy nice, sí, pero que si nos quedamos mucho rato ahí, sólo hace que nos estanquemos y que nuestro cerebro se llene de fango.


Hay que tener buenos motivos para levantarse todas las mañanas, especialmente en estas que están tan heladas. Y mi cruzada de este tiempo es uno sólo: luchar por lo que creo justo. ¡Vamos! 

jueves, 26 de junio de 2014

Desapegada: ¡A viajar!

Creo que una de las grandes, pero grandes lecciones que me dejó el 2013 fue que hay que aprender a ser desapegada. Con esto, no quiero decir, indiferente, ni descariñada, ni robótica, sino que más bien ser capaz de entender que todo es tránsito, que todo es viaje, que nada es ni dura para siempre, que todo cambia, que el corazón cambia, que los sentimientos cambian, que las ideas cambian, que las relaciones cambian, que la gente cambia, que uno cambia, que las circunstancias cambian, que la vida cambia y que la magia de todo esto no es tenerle pánico al cambio, sino que aceptarlo y como dicen los gringos, “go with the flow”.


Y en pequeñas muestras, muy pequeñas, he hecho el intento por entender esto y soltar. Y les voy a decir que ha dado grandes resultados. Ok, uno no se libra de la pena, no se libra de ese vértigo que da en el estómago cuando uno pisa terreno incierto, uno no se libra de preguntas como ¿y qué pasará? ¿y si sale todo mal? No. Porque, no somos Gandhi, ni Osho, acá somos seres humanos reales, nada de divinidades ni misticismos exacerbados. Acá hablamos de gente cuya naturaleza es el apego y el ego…

Sin embargo, al pensar así, al tener esa pequeña convicción que si las cosas cambian es por un bien mayor,  porque así tiene que ser, uno de inmediato siente paz y uno empieza a confiar. Porque esa es la clave, confiar que el universo te saca o te pone a algunas personas en tu camino por nuestro bien. El universo muchas veces se encarga de despejarte el camino porque te quiere justamente a dónde serás más feliz, no lo hace porque te odia y porque tu destino es sufrir. Todo lo contrario.

El problema ocurre cuando uno se resiste o cuando uno insiste en algo que la vida te dice NO, no una sino que 20 veces. Ahí como que entran a jugar otras cosas y uno termina sufriendo más de la cuenta. Creo que si uno aprendiera a soltar de manera más rápida, habría menos gente herida en este mundo. Me sumo a esto.

Por mi parte, en el último tiempo, he tomado muchas decisiones, unas más acertadas que otras. Pero creo que todas – incluso las menos afortunadas – han tenido un final feliz. Hoy miro mi vida y no siento más que agradecimiento y orgullo. No ando pensando en el amor perdido. No ando pensando en recuerdos vetustos, no ando añorando el pasado. Por el contrario, amo el presente y espero con mucha esperanza el futuro.

La rabia, ese motor que me movilizó durante mucho tiempo, está apagado. Me atrevería a decir que de manera definitiva. Siento que mi corazón tuvo un cambio, un vuelco, que ahora se alimenta de otros sentimientos como amor hacia mí misma, hacia otros, de mis sueños, de mis inspiraciones…. Siento que tengo tanto que dar y siento que tengo tanto por hacer, quiero ayudar a otros… quiero aportar en este mundo y a veces pienso que algo de eso logro a través de este blog. Pero siento que puedo dar más.

Y pareciera contradictorio cómo al aparecer este nuevo término en la vida llamada “desapego”, yo siento más amor por el mundo y por mí misma que nunca.
Siento que cada paso que he dado en mi vida me dirige a un lugar, y ese lugar está cerca. Quizás me he tenido que dar la vuelta larga, quizás me he perdido, quizás he perdido la esperanza en algún momento, pero como se dice, todos los caminos llevan a Roma.

También siento en mi corazón que hoy estoy rodeada de personas muy buenas y que cada una me acompaña en mi viaje. Cada una me aporta de una u otra forma. Ya no siento esa angustia por el futuro, ni por los tiempos, antes era ¿hasta cuándo sufriré? ¿Hasta cuándo sentiré esto? ¿Hasta cuándo voy a llorar? ¿hasta cuándo tendré tanta rabia? ¿hasta cuándo pensaré en esto?

Ahora, no me hago preguntas de este tipo. Hasta cuándo nada. Yo … vivo y la gracia es vivir con estilo, glamour, con una sonrisa, disfrutando de cada cosa, desde el pancito rico de la mañana, un café bakán, hasta una buena conversación, una linda noticia o una buena compañía. Vivir desde la realidad mientras ve cómo cada día esa burbuja rosada se aleja…..


domingo, 22 de junio de 2014

Recuerdos, anécdotas, tránsito y perdonazos

A ti te recuerdo como un estado de ebullición eterno. Por ti llegué de improviso varias veces a tu casa para confirmar que lo nuestro no se había acabado, que seguía ese fuego, esa llama que me despertó de mi coma sexual. Recuerdo esas maratones pasionales de horas y horas, recuerdo esas tardes de películas, recuerdo ese pan de molde con ese queso bien amarillo que tanto te gustaba y del que más tarde me volví adicta, tal como me volví más tarde, adicta a tu piel contra mi piel. A tu cuerpo sobre el mío. Te quise. Sí. Te deseé con locura. Sí. Pensé amarte. Sí. Nos recuerdo riéndonos a carcajadas. Pero tuve que dejarte partir. Fuiste bueno conmigo y diste lo que me pudiste dar. El resto, ya es parte del pasado.

Y cómo olvidarte a ti…. el de los tragos de colores, el que siempre “negociaba” conmigo. Recuerdo haciendo una fila en el aeropuerto adportas de lo que sería nuestro primer viaje juntos en grande. Recuerdo que te volteaste y me miraste feliz y encantado. Recuerdo ese viaje en particular, los momentos, cuando me dijiste que me amabas en ese restaurante con nombre de gatuno. Recuerdo que contigo me sentí tan segura y protegida. Te recuerdo con tu celular colgando siempre. Recuerdo las tardes de cine o de comidas ricas en algún restaurante bonito. Me recuerdo a mí pensando en proyectarme contigo, me recuerdo feliz. Te quise. Sí. Te amé. Sí. Te extrañé tanto cuando te fuiste. Sí. Te odié. Sí. Pero te dejé partir finalmente y al parecer ya he comenzado a perdonarte, en silencio, como debe ser, como suelen ser cuando las cosas se hacen de manera genuina. Me perdí entre tu verdad y tu mentira, pero.. pero… sin eso no habría lo que tengo hoy, gracias. Gracias por apartarte de mi camino a tiempo.

Y tú…. Contigo me porté pésimo. Si pudiera retroceder el tiempo, cambiaría muchas cosas, pero no puedo. Lo siento, pero… pero… no puedo permitirte más que me hagas sentir culpable, ya he pagado mis pecados, ya he enmendado mis errores. Y si tú jamás me soltaste, yo en el camino, tuve que hacerlo por ti. Lo siento, en serio, pero no me sentiré más una mala mujer. A ti te quise. Sí. Pero, no te amé y estoy segura que tu tampoco, sólo amaste tu idea de mí. Perdono tus venganzas y tu rencor, perdono tus modos para hacerme sentir una persona mala y mentirosa. Aún así, te recuerdo tierno, me llenaste de mimos y saciaste la mayoría de mis caprichos infantiles como lo habría hecho un padre con una niña.

Y a ti que por primera vez te entregué mi cuerpo y me hiciste daño, sólo puedo decirte que sé que eso es una mochila grande. Romperle el corazón a alguien de ese modo, jamás pasa inadvertido, estoy segura que la vida se encargó de hacer justicia. Pero ya basta, eso fue hace mucho tiempo. Y ya el daño se reparó. Te recuerdo en realidad como un viejo chico, medio acomplejado. Ja!

Tú…. A ti ya te perdoné hace mucho tiempo. Dudo que jamás te lo diga, pero lo hice por mí. Durante años me hiciste sentir culpable por algo que no tuve la culpa. A los 15 años dudo que yo haya sido una femme fatal. No lo soy ni ahora a mis 34. Eres pasado y lo que pasó es tu mochila, no la mía. Suerte con eso.

A ti te recuerdo siempre protector, pasión al instante. Una noche te dije que te quedaras y tú no te fuiste más de mi vida hasta hoy. Hemos crecido juntos. Hemos pasado por muchas cosas de manera paralela. Eres mi compañero de vida. Te recuerdo sosteniéndome cuando yo gritaba de dolor, siempre ahí, siempre valiente, nunca confundido. Te quise. Sí. Te amé. Sí. Te deseé. Sí, pero no era el momento. Nosotros nos encontramos por razones más importantes. Te recuerdo leal, eres leal. Y sé que sólo un hombre como tú habría estado conmigo en ese momento tan amargo. Yo jamás te abandonaré por ello.

Por último tú…. Hombre con una gran historia detrás. Qué gran personaje que eres. Te respeto y te admiro. Me encontraste muerta de miedo, como un animalito herido. Me diste el “vamos”, pusiste fin a mi coma emocional. Me hiciste pensar en que podría gustarme de nuevo un hombre, me despeinaste, me descolocaste y aunque no resultó, me hiciste bailar el mejor tango de mi vida con mis sombras, con aquello que da miedo mirar. Te recuerdo indómito, te recuerdo bailando, te recuerdo apasionado, intenso. Perdono tus salidas de madre y ausencias, así como las mías también. Te recuerdo un luchador y un sobreviviente. Pero te tuve que soltar porque hombres como tú hacen que mujeres como yo siempre quieran más…. ese más que no habrá. Feliz viaje.


Les deseo a todos un increíble viaje. Ya no puedo retenerlos más en mi memoria ni en mi rabia. Gracias por todo. Adiós. 

viernes, 20 de junio de 2014

Nuevo ciclo

La vida siempre se encarga de ponerte en tu lugar y siempre se encarga de hacer que todo confabule para que  llegues a donde te está destinado. Por eso uno debe sentir que siempre donde uno está es el lugar indicado, por algo uno está ahí, a esa edad y con esas personas. Nada es al azar jamás.

Siento que en este momento en mi vida todo se mueve y todo es un llamado a moverse también. Es como que todo lo que tengo ahora es transitorio, pero no en mala, en el sentido así como que voy a perder todo lo que tengo, sino que más bien es un sentimiento en que todo se va a transformar en otra cosa, llámese pega, llámese forma de vivir, llámese corazón, TODO.

Ahora, por ejemplo, siento por primera vez que la rabia acumulada durante 1 año ya no me sirve de nada, como que me estorba más que me aporta. Antes, esa rabia fue motor, movilidad, fue creación de nuevas ideas y teorías. Hoy no es más que un montón de sentimientos vetustos con olor a naftalina acumulados en un rincón, llenos de polvo.

Mi vida ha tenido también movilidad en otros sentidos creativos. Mi cabeza está llena de ideas, historias, de cosas que quiero hacer, de viajes que quiero emprender en fin… siento que se acabó.el odio parido, la rabia amarga, el rencor y el sentimiento de injusticia. Así suelen ser mis procesos, los míos no acaban porque otros me dicen que está mal o porque otros intentan sacarme de un lugar o alejarme de una persona, acaban cuando mi naturaleza indica “ya basta”, y siempre lo dice, yo jamás me quedo pegada para siempre. Me demoro, a veces, pero siempre doy vuelta la página y sí, perdono, siempre perdono.

Me siento mucho más grande en este nuevo ciclo. Tengo más conciencia de mis dolencias, de mis dolores, de mis defectos, de mis miserias, de mi lado oscuro. En el ciclo que se acaba bailé harto con mi sombra, miré fijamente a los ojos de la parte más macabra que tengo y que creo que todos tenemos. La diferencia con otros es que quizás yo sí me atreví a aventurarme y ver qué hay debajo de esos escombros. Mugre, obvio, pero ojo, hasta la mugre sirve para crecer y mejorar.

Si uno no conoce su lado más feo, su lado más loco, su lado menos equilibrado, su lado más apasionado y desatado, uno no se conoce bien. Uno se oculta, uno vive con miedo porque no vaya a ser que te desates sin querer… pero ese es un viaje personal que yo quise tomar, pero ya estamos Ok. Tengo bastante material.

Ahora, me gustaría en este nuevo ciclo estar más asertiva y más creativa, también, dentro de lo posible, más tranquila, pero no por eso menos intensa, pero ahora intensa en otros sentidos en unos más productivos. Yo siempre he tenido una energía muy poderosa, que destruye pero que también construye. Yo quiero ahora construir y ver qué me depara la vida que a todo esto cada vez me gusta más. A veces se comporta como una verdadera casquivana, es cierto, pero a veces también es una dulzura. No puede ser sólo una todo el rato, tiene que ser de las dos formas.

Algo se viene en mi vida. Y siento que mi historia se ha ido construyendo de tal forma para llegar a este momento que está cerca. Todo lo que ha pasado y lo que no también está hilado de tal forma para que yo llegue ahí, justo ahí. Justo ahí….

He descubierto o mejor dicho, redescubierto mi pasión por las buenas historias ajenas y propias. Soy realmente una coleccionista de historias, de amor, de tragedia, de desamor, de locura, de cordura, de valentía, de cobardía…. Amo los buenos personajes. Esos que te hacen pensar, esos que conviven con su lado oscuro, esos que desafían sus destinos. Me gusta la gente que vive y que no está viva solamente porque respiran. Amo a esos personajes que se arriesgan, que se la juegan por una verdad, por un sentimiento, por una premonición, por un amor, por una idea, por una aventura, por sí mismos, por el resto…

Amo lo real con toda su amargura, injusticia y oscuridad. Amo lo real con toda su luminosidad, amabilidad y belleza. Amo bailar (sola o acompañada),  amo cantar cuando estoy sola, amo reírme y la gente que se ríe a carcajadas de sus desgracias, amo la amistad, amo a los animales, amo escribir con todo mi cuerpo y corazón, amo a mi familia, a  mis amigos, amo aprender y darme cuenta que todos los días se aprende algo de la forma más inesperada. Amo el sexo salvaje y tierno, amo entregarme en ese espacio. Amo tantas cosas… amo la vida, amo mi vida.

Siento que esta nueva etapa que comienza es de agradecimiento y el inicio y construcción de los cimientos de algo importante. Esa Jessica despeinada, esa Jessica asustada, esa Jessica, enrabiada, se ha transformado lentamente en una versión más equilibrada de sí misma. Una que sabe callar cuando hay que hacerlo, una que sabe gritar, cuando hay que gritar, una que sabe decir que no, cuando hay que hacerlo y una que sabe diferenciar un error a un acierto. Una que ha empezado a perdonarse…. 

martes, 17 de junio de 2014

Tu mentira rosada

A Cecilia Bolocco le pasó. Una mujer inteligente, la más bella del universo, con buen apellido, buenos contactos, entonces ¿por qué a mí no me podía pasar también? Bueno, lo de Cecilia fue más trágico porque ella se llegó a casar con el personaje que después resultó ser gay.

Esta es la primera vez que trato este tema de manera pública. Lo he conversado miles de veces con amigos, con mi familia y con mi almohada, pero no es hasta hoy, a casi un año desde su “confusión” que he decidido comentar aquello que pareciera ser tabú, es como que todos saben, pero nadie lo dice, bueno yo lo digo, el hombre con quien estuve un año  y medio, el mismo con el que yo me proyecté, con el cual yo habría traído hijos al mundo y toda la parafernalia, al parecer es gay.

Digo al “parecer”, porque yo no lo he visto dándose un beso con otro hombre, ni acostándose con otros, ni durante nuestra relación lo pillé viendo ni porno ni haciendo comentarios sobre otros hombres y tampoco noté nada extraño en el sexo conmigo. Tampoco él ha salido del clóset ni lo he escuchado decir que es gay. No quiero ser injusta con él pero tampoco quiero ser más injusta conmigo y no decir la verdad.

Porque yo muchas veces tuve que “defender” su heterosexualidad durante y hasta después de la relación. “Si me lo preguntas a mí, él no es gay”. ¿Qué fuente más fidedigna que yo? Pero creo que fui ciega o mejor dicho, no quise mirar. ¿Para qué, si todo era tan re perfecto? O por lo menos eso pensaba hasta hace un año más o menos.

Él y sus trajes de marcas rimbombantes, él y sus putas corbatas de colores rimbombantes, él y sus viajes – escapadas de la realidad-  él y su obsesión con andar combinado de pies a cabeza, él y su locura por dejar la ropa lista para la mañana siguiente aunque hayan sido las 4 am, él y su programación tipo carta Gantt, él y sus tapper preparados por su mamá porque era incapaz de hacerse un huevo para el almuerzo, él  y sus mentiras me hicieron a mí vivir en una mentira por un año y medio.

Porque a mí lo que me da rabia no es que el hombre posiblemente sea homosexual, yo respeto tremendamente a los homosexuales, tengo amistades gays, cero rollos, pero eso es una cosa, y otra muy distinta que el otro en su “confusión” aparente algo que no eres y de pasadita, me pase a llevar con sus rollos.

Cuando un día dije “me siento estafada”, no estaba tonteando. Y ahora te hablo a ti: Tú, tú me estafaste. Sí, tú, el que todo el mundo quiere como si fueras el viejo pascuero, como si fueras algo así como súper estrella, cuando no eres más que un mentiroso, un hipócrita que no quiere a nadie, más que a sí mismo. Tú que sólo tienes a un millón de amigos porque te pudres por dentro al estar solo, porque no puedes mirarte al espejo, porque no te aceptas, porque no quieres verte. Sólo te quieres a ti mismo. Ni a tu un millón de amigos quieres, porque con cero prudencia escuché hablar de ellos. “Bipolar”, “loca”, “mediocre”, “poca cosa”, fueron algunos de los comentarios que me hiciste sobre algunos, los más queridos.

Ahí, en ese mismo minuto yo debí saber con quién me estaba enfrentando: un saco de gueás con recomendación. Un hombre que vivirá su vida entera aparentando cosas que no son. Me mentiste, y me dejaste sola cuando más te necesité, porque vuelvo a decir, tu sólo te quieres a ti mismo. ¿Buena persona? Una buena persona no me dice con soberbia “no saco nada con llorar sobre la leche derramada, porque ya fue”, cuando yo, dolida te enfrenté porque cuando pasó lo de mi mamá no estuviste cerca. Y mucho menos, una “buena persona”, me explica a mí que nunca se acercó (más que un mail de buena onda) a mí porque “quería hacer una diferencia entre el pololeo y el término”. Vanidoso, egocéntrico, narcisista. Poca cosa.  

Yo ya me cansé. Me cansé de permitir que tú le hagas pensar al resto que eres tan bueno, y el mejor ex, tan civilizado y bueno…. No eres más que un saco de mentiras rosadas y tragos de colores a quien yo amé sin condiciones. Porque yo amé a este personaje ficticio y conseguí algo con lo cual hoy lucho todos los días: reamar mi vida en base a la verdad y a la realidad.

A mí no me duele la verdad, prefiero conocer a alguien que tenga unos defectos abismantes, pero que sea capaz de mirarme a la cara y de frentón decirme “hola, soy un looser”, porque eso me da la opción de elegir si estoy o no con él, pero tú no me diste opción. Me pintaste algo que no era y claro, como dicen, uno puede mentir mucho tiempo, pero nunca para siempre.

Convertiste una parte de mi vida en mentira. Y eso ha sido un golpe tremendo, porque me obligó a mirarme también y rearmarme en un mundo que no es nada de rosado te contaré, donde no hay tragos de colores sino que destilados, donde la gente está dañada en serio , donde a veces no hay vuelta atrás, donde a veces uno no está con alguien por amor sino que por deseo o soledad, donde uno no siempre está cantando bajo la lluvia ni en los mejores lugares, ni con los mejores amigos, ni con los mejores tragos, donde uno a veces tiene que comer mierda un rato, porque la vida es así. ¡La vida es así! Es altos y bajo no es una puta canción eterna de David Guetta.

Mi CM preferido. ¡Buenos días! ¡Buenas noches! ¡Saludos! ¡Un abrazo Jessi! ¿un abrazo por correo electrónico cuando mi mamá tenía cáncer? ¿Un posteo de saludos cuando yo me estaba muriendo de pena? ¡Todo es para mejor! Cuando tú jugaste a las barbies y al kent con mi vida ¿really? Y después… tu buena onda de amigos…. ¡MENTIRA! Todo lo tuyo es mentira. Y eso es lo que yo no perdono. Porque que me hayas dejado de querer es comprensible, pero el resto, no es digno de “una buena persona” como te  encanta venderte.

Y lo más triste es que soy la única que lo dirá y lo gritará, tú no eres buena persona. Y lo digo una y otra vez. Pero hay algo mágico en todo este proceso, y eso es que yo – con mucho tesón – he ido reencantándome de nuevo con la vida y el amor, pero con la vida y el amor real. En fin. Buen viaje, no tengo nada más que decir sobre este tema, ya me exorcicé. Te saqué de mi vida ya y te saco de mi rabia también desde el momento exacto en que publico esta entrada. 



viernes, 13 de junio de 2014

Cartas de amor, correos, posteos y otros….

Yo ya sabía que Frida Kahlo y Diego Rivera habían mantenido un romance tormentoso. Él, poco agraciado y con panza, siempre fue un mujeriego de primera línea. Sólo me queda pensar que conquistaba con su intelecto y buena labia. Por su parte ella, también le era infiel, no sólo con hombres sino que también con mujeres. También una vez escuché por ahí que se llevaban como el perro y el gato y que alguna vez rayaron en la violencia.

Pero no es hasta que una amiga me mostró algunas cartas de Frida a Diego que realmente entendí el tipo de relación de amor que ellos mantuvieron por años, literalmente hasta el último día de la pintora en esta tierra.

Un amor desbordado, un amor cruel, un amor demencial, un amor masoquista, un amor destemplado con varias idas y venidas. Con muchos adioses y varias bienvenidas. Un amor pasional, un amor donde por lo menos uno de los dos (en este caso le tocó a Frida) entrega- como siempre digo – hasta el hígado por el otro.

Acá reproduzco una de estas cartas escritas por el propio puño de Frida:

"Mi amor, hoy me acordé de ti aunque no lo mereces tengo que reconocer que te amo. Cómo olvidar aquel día cuando te pregunté sobre mis cuadros por vez primera. Yo chiquilla tonta, tu gran señor con mirada lujuriosa me diste la respuesta aquella, para mi satisfacción por verme feliz, sin conocerme siquiera me animaste a seguir adelante. Mi Diego del alma recuerda que siempre te amaré aunque no estés a mi lado. Yo en mi soledad te digo, amar no es pecado a Dios. Amor aún te digo si quieres regresa, que siempre te estaré esperando. Tu ausencia me mata, haces de tu recuerdo una virtud. Tú eres el Dios inexistente cada vez que tu imagen se me revela. Le pregunto a mi corazón porque tú y no algún otro. Suyo del alma mía". 
Frida K.

Otra carta, esta la escribió cuando ella se entera en el hospital que le amputarán una pierna:

“No me aterra el dolor y lo sabes, es casi una condición inmanente a mi ser, aunque sí te confieso que sufrí, y sufrí mucho, la vez, todas las veces que me pusiste el cuerno… no sólo con mi hermana sino con otras tantas mujeres ¿Cómo cayeron en tus enredos? Tú piensas que me encabroné por lo de Cristina, pero hoy he de confesarte que no fue por ella, fue por ti y por mí, primero porque nunca he podido entender ¿qué buscabas, qué buscas, qué te dan y qué te dieron ellas que yo no te di? Porque no nos hagamos los pendejos Diego, yo todo lo humanamente posible te lo di y lo sabemos, ahora bien, cómo carajos le haces para conquistar a tanta mujer si estás tan feo hijo de la chingada….”

Notable Frida. Y eso también me hizo acordarme de tantas otras cartas que he leído de autoras, pintoras, artistas reconocidas. Todas mujeres inteligentes, todas mujeres admirables, todas mujeres que podrían haber tenido a cualquier hombre, pero que un día se obsesionaron con “ese”, con “ese” que no da su brazo a torcer, con “ese” que uno no lo tiene seguro, con “ese” que puede irse en un abrir y cerrar de ojos.

¿Locura? ¿Ego? ¿Desafío? ¿Amor? ¿Poco amor propio? ¿enfermedad mental?  No tengo idea, pero sí me queda claro que  son estas las historias de amor que trascienden en el tiempo, y no las tipo "bueno y nos conocimos y vivimos una vida plana y nos fuimos de esta vida en silencio". Esas mueren en el olvido, estas otras, inspiran novelas, libros, películas.... 

Ahora, para hacer honor a la verdad Diego también le escribía a Frida “niña bonita”, le mandaba flores, pero claro, me imagino que lo hacía cuando se desocupaba con su amante de turno o cuando ya había terminado un cuadro. Se me hace que su amada Frida no estaba dentro de sus prioridades. CREO. Bueno, por lo menos cuando ella partió de este mundo, él espetó el siguiente halago: “Yo me he dado cuenta que lo más maravilloso que me ha pasado en mi vida ha sido mi amor por Frida”. Un reconocimiento por mortem, estoy segura que ella habría querido escuchar más de eso en vida, pero es lo que hay. Pero si uno se detiene a pensar en este "halago", la verdad es que es sólo un himno hacia él mismo, y hacia SUS sentimientos por ella. En fin. 

Leer las palabras de Frida me hacen recordar mis propias cartas. Bueno, hoy ya no se escriben misivas, sino que correos electrónicos, mensajes en Facebook, SMS, watsapp, etc, pero es más de lo mismo. Tengo en mi mente el recuerdo de uno de mis tantos adioses, tipo: te odio, no me busques más… espero que seas feliz, te odio, un abrazo. Es para la risa, pero hay relaciones así. He escrito también mensajes de odio parido en la versión chilena de “hijo de la chingada” de Frida. He dicho miles de veces yo me aparto de ti…. En fin.

De la pasión a la locura, siempre he pensado que hay un solo paso. Yo soy de las que me cuido bastante de la demencia, lo reconozco. Yo podría decir que hasta hoy mis locuras pasionales han sido temporales, no como Frida que se casó no una, sino que dos veces con panzón y que murió amándolo y prendiéndole velitas. No sé en qué irá eso… si es que hay mujeres más propensas a la locura producto del amor o desamor.

Pensaba que a lo mejor la inteligencia estaba ligada a esto de NO entregarse de manera irracional a un sentimiento o a un impulso, pero parece que las neuronas no tienen mucho que ver con esto, sino que es otra cosa… pienso que tiene que ver con algo patológico. Frida decía que sentía que algo de ella siempre faltaba, que estaba incompleta…. Creo que tiene que ver con esta incesante búsqueda de ese “otro” que “llena” nuestros vacíos, nuestros espacios. Algo que es muy femenino, no sé si es porque lo llevamos en los genes o es algo cultural, o ambas cosas…. Me refiero a la incapacidad o más bien la dificultad de ser capaz de llenar una misma sus espacios, la necesidad que otro venga y los llene, nos haga felices, cuando la verdad es que si dependemos de otro para esta tarea, es como colocar todos nuestros sueños, añoranzas y esperanzas en otro ser humano que está igual de cagado de miedo que una. Mucho peso encuentro yo… pero lo hacemos.

Yo he sido Frida. Yo he tenido a mi panzón también. Todas hemos sido Fridas. Es parte del aprendizaje. Sin Frida no hay luz. Sin Frida no hay evolución. Ahora, perderse en el amor, perder ese equilibrio vital por alguien, por un sentimiento, por una emoción, tampoco lo encuentro de sicopátas, creo que es necesario vivir esto por lo menos una vez en la vida. Claro que con ciertos límites, tampoco se trata de terminar en un asesinato o suicidada. Bueno, así pienso yo, también es porque amo las  buenas historias.