martes, 26 de octubre de 2010

Apuntes sobre mi ex


No puedo negar que en medio de mi convivencia con mi ex pareja a veces me asaltan pensamientos asesinos. A veces es como vivir con un recuerdo andante, es como inyectarse a la vena diariamente la confirmación de que lo que alguna vez fuimos, hoy ya no somos más.

A momentos, cuando veo tan lejano el “nosotros versión romántica” he llegado a pensar – y creo que hasta decir – “no sé cómo me pude enamorar de ti”… pero esas son sólo niñerías, porque la verdad es que ambos hemos cambiado, no sólo él. Ambos queremos cosas distintas para nuestras vidas y ambos ya hemos cumplido un ciclo como el famoso “nosotros”.

Si ahora me pongo a pensar en todo aquello que me atrajo de él en un inicio, me doy cuenta que todo se ha ido transformando. Me gustaba cómo él se arriesgaba por mí, porque casada y todo, él se la jugaba para verme, se inventaba excusas para que nos juntáramos en horarios y lugares curiosos.

Me gustaba lo original que éramos, sin serlo seguramente. Me gustaba cómo él en la calle, me tomaba por la cintura, fuerte y seguro, como si nada más en esta vida importara. Me gustaba – aunque debo admitir que también me asustaba – lo mucho que él quería que yo fuera parte de su mundo, de sus tocatas, su música, sus amigos, su historia.

Me gustaba la cara de bobo que ponía después que me besaba, me gustaba que él siempre quisiera más. Me gustaba que podíamos pasar horas y horas hablando de nuestras cosas.

El hoy es bien distinto. Nos hemos convertido en amigos y tengo la sensación que esto lo vi venir hace mucho tiempo. Curiosamente me daba miedo que pasara esto y por lo mismo, me aferré al recuerdo del “nosotros”.

Quizás por miedo a estar sola, tal vez porque no estaba lista para enfrentar la verdad y en una de esas porque soy terca y no quería convencerme que, a pesar de mis instintos y mis corazonadas, él no era la persona que estaba esperando.

Sin embargo, hoy tenemos otras cosas y que no son consuelo de tontos. Tenemos un lazo de profunda confianza y lealtad. Hemos logrado construir también una intimidad especial relacionada con nuestras heridas y dolores. Y pase lo que pase en un futuro cercano o lejano, él siempre será una de las piezas fundamentales hacia la resolución de mis penas más grandes.

Creo que aún existe de parte de ambos, una pequeña parte que se sigue aferrando. No en vano, él me ha dicho muy sutilmente y para ver mi reacción seguramente, qué tal si no se muda en enero…. Y raro, pero en mí también está esa tentación de que él se quede por mucho tiempo más, aún ya terminados y aún ya entendiendo que no pasa nada desde la arista romántica.

Pero, sé, aunque cueste, que debemos cortar ese cordón, de lo contrario, por muy amigos que podamos ser, no avanzamos, nos quedamos estáticos como en una especie de fotografía del pasado. Porque mientras él esté rondando por estos lados, difícilmente yo podré fijarme de verdad y sin pánico en otra persona, difícilmente podré abrir mi corazón a otra persona, porque voy a estar pensando todo el rato en la lealtad que le debo a ¡mi ex!! Eso es muy loco y nos hace mal.

También sé que mientras yo esté rondando él difícilmente se permitirá mirar en serio a otra mujer. Porque sí, tengo claro que habrá otra (s) post yo. No puedo evitar pensar en que más le vale que sea una buena mujer, que le haga bien… o que más le vale que él pueda corregir con ella todo lo que se equivocó conmigo. Y ahí me doy cuenta de este rol maternal que tengo con él me persigue hasta en la amistad….. Dios.

Mi querido J…. es de esas personas que parecen a primera vista tener una de esas cáscaras duras, pero si lo llegas a conocer un poquito mejor, te das cuenta que es pura fachada, una forma de defenderse del mundo.

Hace unas noches me preguntó: “¿Aún me quiere?” y yo le dije que sí, dando a entender que independiente que nos separemos, el cariño persiste. Y hace unos días le pregunté sin rodeos, si le gustaba alguna compañera de trabajo. Me dijo que si bien habían unas bien lindas, ninguna le gustaba. (Silencio). Como no me preguntó nada, le dije “¿y quieres saber si a mí me gusta alguien?” Y él respondió un rápido y escueto “No”.

El otro día le comentaba a una amiga que tenía la sensación que más adelante él se iba a arrepentir de dejarme ir. Y no lo digo como en un tono vengativo típico de las minas despechadas onda “ya, volverás y te diré que No!”. Para nada, acá no tengo de qué estar despechada. Lo digo porque me preocupa que le vaya a doler, pero supongo que también la vida lo ha querido así, y estoy segura que eso no será en vano.

5 comentarios:

Mononoke dijo...

yo tb tuve un J con una historia parecida, y aunque pasamos un tiempo en que crei que todo terminaba ya llevamos varios años..

alos30 dijo...

Hola Lore! Bienvenida a mi blog, así es que tienes a tu propio J, y qué onda? ¿cómo es que finalmente terminaron juntos? Bueno, si quieres me puedes contar, encantada de leer tu historia.

Mononoke dijo...

Creo que yo no hice nada jajaj fue el dstino supongo yo me separe, y después de tiempo el lo hizo tb pero no creas que fue por nosotros yo mea burri que me trataran may a él le pasaba algo parecido ..bueno al final ahi estamos ahora como oficiales jajaj y fue bastante raro dejar de esconderse..

Mononoke dijo...

ayer se me ocurrio cambiarme el nombre, pense que cambiaria el antiguo aunque me llamo lorena eso si, pero mi arcano es la luna

alos30 dijo...

Te entiendo perfectamente y claro que el paso de amante a pareja oficial es rarísimo, además que siempre están los que dicen que este tipo de uniones son imposibles y que siempre terminan mal, y no es así… dependen de tantas otras cosas. Bueno, suena que estás de lo más bien con él, al final el amor es lo más importante 